Eccediciones

Yonqui de la guerra

Joe Sacco es un personaje singular que ha creado un género singular. Hace siglos, cuando no existía la fotografía, los pintores de batallas aportaban el único testimonio gráfico, no siempre fiable, de lo que ocurría lejos. Sacco, a su manera, es un pintor de batallas. También es un periodista extremadamente riguroso, fiel al modelo ético y profesional de George Orwell, un paradigma de integridad, y al modelo narrativo de Hunter S. Thompson. Su reporterismo dibujado forma parte del mejor periodismo actual.

El Sacco de esta obra no ha alcanzado aún la madurez y la solvencia de trabajos posteriores, como sus grandes reportajes sobre Palestina. Los guiones acentúan los rasgos satíricos y los dibujos tienden a la caricatura. Se trata de páginas veloces, brillantes, muy influidas por el comic underground y en especial por Robert Crumb. El esfuerzo por contar historias relevantes y la atención al detalle, sin embargo, ya están ahí. Igual que su característica esencial: a Joe Sacco le interesa mucho lo que ocurre a otras personas, y bastante poco lo que le ocurre a él mismo. Si aparece en el relato y en las viñetas es porque no puede eliminar su condición de testigo presencial o de recolector directo de recuerdos ajenos, como, por ejemplo, las experiencias bélicas de su madre. En último extremo, Sacco es un periodista. Sabe que su responsabilidad es doble: informar a sus contemporáneos y proporcionar elementos verídicos a los futuros historiadores.

Resulta curioso comprobar cómo combina en Yonqui de la guerra esas dos exigencias, por un lado, con la prisa por encontrar su propia voz y su propio estilo, por otro. Resulta frecuente que los reporteros que asisten a un conflicto bélico adquieran una cierta adicción a la guerra. Ninguna otra situación humana ofrece tanta intensidad ni tanta abundancia de relatos personales. Pero pese a haber trabajado durante años en zonas como Oriente Próximo y los Balcanes y pese a haber visto cosas terribles, Sacco no se ha encallecido. Al contrario. La experiencia bélica ha acentuado su sensibilidad y su capacidad de empatía. Hoy es un clásico. Todos sus trabajos, incluido este, están destinados a perdurar.

Enric González

Periodista y escritor, Enric González (Barcelona, 1959) ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el diario El País, ejerciendo como corresponsal en Londres, París, Nueva York, Washington, Roma y Jerusalén. Un bagaje profesional y vital plasmado en libros como Todas las historias o Memorias Líquidas. A lo largo de los años se ha encargado de cubrir la Guerra del Golfo, el genocidio de Ruanda, el conflicto de Palestina o la revolución egipcia. Actualmente escribe para El Mundo y colabora con el magazine cultural Jot Down.