DC Entertainment conmemoró el segundo aniversario del Nuevo Universo DC con un "Mes de los villanos" en que las series más comerciales de la casa se centraron en diversos adversarios de los protagonistas habituales de cara a avanzar próximos acontecimientos y, en algunos casos, ampliar la información de la primera entrega de Maldad Eterna, el evento editorial a cargo de Geoff Johns y David Finch que empezó el mismo mes. Ahora, ECC Ediciones os ofrece el inicio de dicha saga en una miniserie de cadencia mensual y también esos especiales dedicados a los enemigos de vuestros héroes favoritos repartidos en colecciones como Batman: Maldad Eterna o Liga de la Justicia: Maldad Eterna, a la que pronto se sumará Superman: Maldad Eterna.
En el caso de Green Lantern, vamos a tener ocasión de leer dichas historias en este cuaderno y en el próximo, empezando por los números 23.1 y 23.2 estadounidenses, dedicados a un recién llegado con mucho peso, esto es, Relic, y a todo un clásico de la franquicia, el incombustible Mongul, a quien ya hacía mucho tiempo que no veíamos por estos lares. El episodio centrado en Relic, La caída de los Forjaluces, cuenta con guion del habitual Robert Venditti y con unos espléndidos dibujos de Rags Morales, responsable gráfico del relanzamiento de Superman junto a Grant Morrison. A ellos les corresponde contarnos por fin el origen de este gigante que parece dispuesto a aniquilar a todos los ejércitos del espectro emocional, cosa que ya demostró en la anterior entrega, donde asistimos al trágico final del Cuerpo de Blue Lanterns.
Pero ¿a qué viene ese empeño? ¿Cómo comenzó su misión? Como vemos en el episodio en cuestión, todo comenzó hace mucho tiempo y en otro universo, tal como el propio Relic relata en Green Lantern: Apagón, un volumen que ECC Ediciones publica este mismo mes. Se trata del compendio de la primera gran saga de la nueva etapa de la franquicia, una que se ha estado fraguando desde que llegaron los actuales autores y que, por supuesto, nos narra la guerra contra Relic. Allí veremos un elemento que también aparece en La caída de los Forjaluces: el Muro. Se trata de un concepto creado por Jack Kirby para su epopeya del Cuarto Mundo, contexto en que se ha visto esa pared que, al parecer, es el final del universo conocido. Quienes han intentado saber qué hay más allá siempre han terminado atrapados en ella, así que esperemos que ninguno de nuestros portadores del anillo se meta en camisas de once varas.
Por su parte, Dignos adversarios supone el esperado retorno de Mongul, un villano cósmico a quien teníamos bastante perdido de vista en el Nuevo Universo DC. La historia corre a cargo de Jim Starlin, flamante guionista de Stormwatch, y Howard Porter, el ilustrador de la mítica JLA de Grant Morrison. El primer personaje que tuvo ese nombre fue una creación del propio Starlin junto a Len Wein, que lo presentaron en DC Comics Presents núm. 27 (1980) como un adversario que estaba físicamente a la altura de Superman.
Entre sus posteriores encuentros destaca Para el hombre que lo tiene todo..., un relato de Alan Moore y Dave Gibbons que podemos encontrar en los volúmenes El Universo DC de Alan Moore y Grandes autores de Superman: Alan Moore. Allí, Mongul hizo un regalo de cumpleaños muy especial al Hombre de Acero: la piedad negra, una planta que lo sumió en un feliz sueño en que Krypton seguía existiendo. Más adelante, el malhechor desveló ser el gobernante de Mundo Guerra, donde se libraban increíbles batallas entre gladiadores llegados de todo el cosmos, y volvió a verse las caras con su archienemigo hasta que halló la muerte durante el evento editorial Underworld Unleashed. Pero antes de pasar a mejor vida, había afectado de forma trasversal a la mitología de Green Lantern durante un enfrentamiento contra Superman. No en vano, había destruido Coast City, hecho que propició que Hal Jordan cediera a la influencia de Parallax y destruyera el Cuerpo.
Pero nadie sabía que el tirano espacial tenía un hijo deseoso de seguir sus pasos, ya que lo había considerado un héroe desde la más tierna infancia. El “pequeño” Mongul debutó en la antología Showcase 95 núm. 8 (1995) de la mano de Peter J. Tomasi y Scot Eaton, y entró a la vida de Superman poco antes de la historia Nuestros mundos en guerra para entrenar al kryptoniano de cara a la llegada de Imperiex. Básicamente, fue la forma con que el guionista Jeph Loeb, poco proclive a un Hombre de Acero con poderes limitados, amplió las habilidades del héroe hasta acercarlo lo máximo posible a la encarnación clásica anterior a Crisis en Tierras Infinitas.
Varias apariciones después (con o sin su odiada hermana Mongal), y tras un enfrentamiento con lo que quedaba de la Liga de la Justicia al principio de Crisis Infinita, el segundo Mongul se adscribió definitivamente a la galería de villanos de Green Lantern. Al principio, fue de forma casi anecdótica, cuando atormentó a Jordan y a su amigo Green Arrow en dos excelentes episodios escritos por Geoff Johns y dibujados por Carlos Pacheco. No obstante, Peter J. Tomasi, su creador, tenía muchos planes para Mongul, cosa que demostró poco después de tomar las riendas de la serie Green Lantern Corps. Con Sinestro encarcelado en Oa, el propietario de Mundo Guerra se hizo con el control de los Sinestro Corps durante todos los meses que sirvieron para preparar La noche más oscura. Incluso conquistó Daxam, un planeta cuyos habitantes serían mucho menos dóciles si no orbitara alrededor de un sol rojo.
Por supuesto, nuestro korugariano favorito terminó derrocando al usurpador, del que poco se ha sabido desde entonces. Ya alejado de los anillos amarillos y de nuevo a bordo de Mundo Guerra, Mongul vuelve a demostrar que es un enemigo al que no hay que perder de vista. El episodio que incluye este cuaderno demuestra de qué es capaz y también que su crueldad no tiene límites. Y aunque parezca casi seguro que pronto lo veremos por aquí, no os perdáis la entrega de este mes de Batman/Superman...
Fran San Rafael
Artículo originalmente publicado en las páginas de Green Lantern núm. 23.
En el caso de Green Lantern, vamos a tener ocasión de leer dichas historias en este cuaderno y en el próximo, empezando por los números 23.1 y 23.2 estadounidenses, dedicados a un recién llegado con mucho peso, esto es, Relic, y a todo un clásico de la franquicia, el incombustible Mongul, a quien ya hacía mucho tiempo que no veíamos por estos lares. El episodio centrado en Relic, La caída de los Forjaluces, cuenta con guion del habitual Robert Venditti y con unos espléndidos dibujos de Rags Morales, responsable gráfico del relanzamiento de Superman junto a Grant Morrison. A ellos les corresponde contarnos por fin el origen de este gigante que parece dispuesto a aniquilar a todos los ejércitos del espectro emocional, cosa que ya demostró en la anterior entrega, donde asistimos al trágico final del Cuerpo de Blue Lanterns.
Pero ¿a qué viene ese empeño? ¿Cómo comenzó su misión? Como vemos en el episodio en cuestión, todo comenzó hace mucho tiempo y en otro universo, tal como el propio Relic relata en Green Lantern: Apagón, un volumen que ECC Ediciones publica este mismo mes. Se trata del compendio de la primera gran saga de la nueva etapa de la franquicia, una que se ha estado fraguando desde que llegaron los actuales autores y que, por supuesto, nos narra la guerra contra Relic. Allí veremos un elemento que también aparece en La caída de los Forjaluces: el Muro. Se trata de un concepto creado por Jack Kirby para su epopeya del Cuarto Mundo, contexto en que se ha visto esa pared que, al parecer, es el final del universo conocido. Quienes han intentado saber qué hay más allá siempre han terminado atrapados en ella, así que esperemos que ninguno de nuestros portadores del anillo se meta en camisas de once varas.
Por su parte, Dignos adversarios supone el esperado retorno de Mongul, un villano cósmico a quien teníamos bastante perdido de vista en el Nuevo Universo DC. La historia corre a cargo de Jim Starlin, flamante guionista de Stormwatch, y Howard Porter, el ilustrador de la mítica JLA de Grant Morrison. El primer personaje que tuvo ese nombre fue una creación del propio Starlin junto a Len Wein, que lo presentaron en DC Comics Presents núm. 27 (1980) como un adversario que estaba físicamente a la altura de Superman.
Entre sus posteriores encuentros destaca Para el hombre que lo tiene todo..., un relato de Alan Moore y Dave Gibbons que podemos encontrar en los volúmenes El Universo DC de Alan Moore y Grandes autores de Superman: Alan Moore. Allí, Mongul hizo un regalo de cumpleaños muy especial al Hombre de Acero: la piedad negra, una planta que lo sumió en un feliz sueño en que Krypton seguía existiendo. Más adelante, el malhechor desveló ser el gobernante de Mundo Guerra, donde se libraban increíbles batallas entre gladiadores llegados de todo el cosmos, y volvió a verse las caras con su archienemigo hasta que halló la muerte durante el evento editorial Underworld Unleashed. Pero antes de pasar a mejor vida, había afectado de forma trasversal a la mitología de Green Lantern durante un enfrentamiento contra Superman. No en vano, había destruido Coast City, hecho que propició que Hal Jordan cediera a la influencia de Parallax y destruyera el Cuerpo.
Pero nadie sabía que el tirano espacial tenía un hijo deseoso de seguir sus pasos, ya que lo había considerado un héroe desde la más tierna infancia. El “pequeño” Mongul debutó en la antología Showcase 95 núm. 8 (1995) de la mano de Peter J. Tomasi y Scot Eaton, y entró a la vida de Superman poco antes de la historia Nuestros mundos en guerra para entrenar al kryptoniano de cara a la llegada de Imperiex. Básicamente, fue la forma con que el guionista Jeph Loeb, poco proclive a un Hombre de Acero con poderes limitados, amplió las habilidades del héroe hasta acercarlo lo máximo posible a la encarnación clásica anterior a Crisis en Tierras Infinitas.
Varias apariciones después (con o sin su odiada hermana Mongal), y tras un enfrentamiento con lo que quedaba de la Liga de la Justicia al principio de Crisis Infinita, el segundo Mongul se adscribió definitivamente a la galería de villanos de Green Lantern. Al principio, fue de forma casi anecdótica, cuando atormentó a Jordan y a su amigo Green Arrow en dos excelentes episodios escritos por Geoff Johns y dibujados por Carlos Pacheco. No obstante, Peter J. Tomasi, su creador, tenía muchos planes para Mongul, cosa que demostró poco después de tomar las riendas de la serie Green Lantern Corps. Con Sinestro encarcelado en Oa, el propietario de Mundo Guerra se hizo con el control de los Sinestro Corps durante todos los meses que sirvieron para preparar La noche más oscura. Incluso conquistó Daxam, un planeta cuyos habitantes serían mucho menos dóciles si no orbitara alrededor de un sol rojo.
Por supuesto, nuestro korugariano favorito terminó derrocando al usurpador, del que poco se ha sabido desde entonces. Ya alejado de los anillos amarillos y de nuevo a bordo de Mundo Guerra, Mongul vuelve a demostrar que es un enemigo al que no hay que perder de vista. El episodio que incluye este cuaderno demuestra de qué es capaz y también que su crueldad no tiene límites. Y aunque parezca casi seguro que pronto lo veremos por aquí, no os perdáis la entrega de este mes de Batman/Superman...
Fran San Rafael
Artículo originalmente publicado en las páginas de Green Lantern núm. 23.