El Primogénito sabe bien lo que es la guerra: ha combatido contra hombres, guerreros, dioses y amazonas. Solo conoce la realidad del combate, la ley de la selva, la vida en la que todo se gana o se pierde con violencia. En este tomo sabremos más sobre la historia de este personaje que ha puesto en jaque a Wonder Woman, enfrentándola a una de las amenazas más poderosas que ha tenido que combatir desde que Brian Azzarello desembarcó en la colección. Pero el conflicto entre ambos ya ha terminado. Ahora todo irá bien, ¿verdad? Bueno, no exactamente.
Las consecuencias de la guerra son más insidiosas de lo que puede parecer a primera vista: las cicatrices son una cosa, pero el recuerdo de lo perdido y el sentimiento de culpabilidad típico de los supervivientes dejan consecuencias a largo plazo y pueden resultar tanto o más destructivos que el combate en sí mismo, ya que desgastan de forma constante sin que quien los sufre se dé cuenta. En la vida real tenemos muchos ejemplos dramáticos de personas que regresaron del frente con heridas invisibles que terminaron condenándolas. La ficción superheroica rara vez es tan dramática, aunque no está libre de consecuencias.
Después de los acontecimientos que han tenido lugar en la colección de Wonder Woman, esta y sus amigos más cercanos se encuentran en un estado de vulnerabilidad del que ni ellos mismos son conscientes: han dejado muertos a sus espaldas, han soportado un sufrimiento que hubiese terminado con auténticos héroes, han sobrevivido a amenazas que parecían a punto de llevarse la victoria en más de una ocasión. Ahora parece que después de la brutal tormenta que han atravesado, llegará por fin un momento de calma; sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los enemigos de Wonder Woman no descansan y ya han puesto en marcha su próxima acometida.
Alberto Morán Roa
Artículo publicado originalmente en las páginas de Wonder Woman núm. 7.
Las consecuencias de la guerra son más insidiosas de lo que puede parecer a primera vista: las cicatrices son una cosa, pero el recuerdo de lo perdido y el sentimiento de culpabilidad típico de los supervivientes dejan consecuencias a largo plazo y pueden resultar tanto o más destructivos que el combate en sí mismo, ya que desgastan de forma constante sin que quien los sufre se dé cuenta. En la vida real tenemos muchos ejemplos dramáticos de personas que regresaron del frente con heridas invisibles que terminaron condenándolas. La ficción superheroica rara vez es tan dramática, aunque no está libre de consecuencias.
Después de los acontecimientos que han tenido lugar en la colección de Wonder Woman, esta y sus amigos más cercanos se encuentran en un estado de vulnerabilidad del que ni ellos mismos son conscientes: han dejado muertos a sus espaldas, han soportado un sufrimiento que hubiese terminado con auténticos héroes, han sobrevivido a amenazas que parecían a punto de llevarse la victoria en más de una ocasión. Ahora parece que después de la brutal tormenta que han atravesado, llegará por fin un momento de calma; sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los enemigos de Wonder Woman no descansan y ya han puesto en marcha su próxima acometida.
Alberto Morán Roa
Artículo publicado originalmente en las páginas de Wonder Woman núm. 7.