Eccediciones

Una pequeña retrospectiva sobre Batwoman

Este volumen no deja de ser curioso. Batwoman: Mareas de sangre finalizó con un par de escenas muy impactantes. En una de ellas vimos un sarcófago que se abría lentamente, dejando al descubierto unas piernas blancas que recordaban a alguien del pasado de Kate Kane. En la otra, Batwoman besaba a Maggie mientras le pedía que se casara con ella y, de esta manera, daba inicio a un cambio de rumbo en su vida personal completamente inesperado. Si el sarcófago era una analogía del pasado, el beso lo era del futuro. Así que Batwoman: Mareas de sangre nos dejó en un punto de inflexión, en un momento incierto en el que no sabíamos si Maggie iba a aceptar
la propuesta o cuánto se iba a trastocar la vida de Kate ahora que una persona muy querida por ella estaba a punto de llamar a su puerta...

En Batwoman: La sangre es espesa hemos podido ver que el dúo de guionistas formado por J.H. Williams III y W. Haden Blackman hace un trabajo excepcional
al tratar el tema de la proposición de Kate de una manera adulta y seria. Han huido completamente del morbo que proporciona una posible boda entre lesbianas y han dejado que esta se convierta en un argumento secundario aunque tan importante como la relación entre Kate y su padre o los continuos despropósitos del Departamento de Operaciones Extranormales. Quizá no están siendo muy efusivos con la futura ceremonia, pero dado el carácter de Kate, lo extraño sería lo contrario. En cualquier caso, cada vez que alguien decide cambiar su vida, llega un momento en el que debe echar la vista atrás para rememorar los aciertos y los fracasos de antaño. Ese es un ejercicio de nostalgia del que se salva muy poca gente, y Kate no es una excepción. Tras el final del anterior cuaderno, Williams III y Haden Blackman han decidido que
es conveniente explorar los puntos culminantes de la vida de Kate Kane, pero de una manera tan sutil que tal vez pase desapercibida para algún lector. Así que ahora vamos a rememorar los dos acontecimientos más relevantes que se revisitan en este volumen.

El primer recordatorio lo encontramos en las continuas referencias a la Religión del Crimen, un culto que venera la Biblia del Crimen y que está ligado a la mismísima creación de Batwoman. Y esto es así porque Kate apareció por primera vez en las páginas de una saga llamada 52 en la que varios héroes se enfrentaron a diversas aventuras aparentemente independientes, pero que en realidad estaban interconectadas por hechos tan trascendentes como la Tercera Guerra Mundial o la posible destrucción del multiverso. Sin embargo, la parte que nos interesa de 52 es la que concierne a Kate y a una de sus exnovias, Renée Montoya. Resulta que antes de iniciarse aquella épica historia, Kate ya había decidido emular al Caballero Oscuro después de que Batman la salvara en una trifulca no demasiado importante. Cuando 52 dio el pistoletazo de salida, tanto Batman como Superman y Wonder Woman habían desaparecido del mapa, cada uno de ellos por un motivo diferente. Por lo tanto, sin ni siquiera saberlo, Kate tenía vía libre para convertirse en la nueva vigilante de Gotham City.

La entrada de Kate en el mundo superheroico no fue lo que ella esperaba. Ayudó a Renée Montoya a enfrentarse a la Religión del Crimen y, a cambio, estos la convirtieron en su próxima víctima porque la Biblia del Crimen que adoraban había profetizado el brutal asesinato de la doblemente llamada hija de Kane y, por aquellas casualidades
de la vida, Batwoman cumplía ese requisito. Renée salvó a Kate justo en el último momento, pero Batwoman estuvo a punto de fallecer. 52 nos demostró que Kate Kane no estaba preparada para vestir el manto del Murciélago.

El siguiente hecho que nos recuerda el pasado tiene algo que ver con el fallecimiento de la hermana de Kate, y esa es justamente la segunda génesis del personaje. Curiosamente, la historia empezó de una manera muy similar a la de 52. Tras la muerte de Batman en las páginas de Crisis Final, el Universo DC echaba en falta un claro sustituto. En DC Comics decidieron aprovechar la ocasión para ceder durante unos meses la cabecera Detective Comics a Kate Kane. Por aquel entonces, la escritura de los guiones corrió a cargo de Greg Rucka, un genio que estuvo acompañado por los lápices de J.H. Williams III y Jock.

Detective Comics nos presentó tres sagas, la primera de las cuales enfrentó a Batwoman con una alocada mujer que quería destruir Gotham City. Batwoman hizo todo lo que pudo para detenerla y finalmente se arrepintió de ello porque aquella desconocida desveló que eran hermanas justo mientras se precipitaba al vacío. Si Kate hubiese actuado de otra manera, quizá ella seguiría con vida. En la segunda saga, Rucka y Williams III revisitaron el pasado de Kate, de manera que volvimos a saber de las penurias a las que había sido sometida nuestra heroína favorita. Y ya en la tercera aventura, Batman compartió el título con Kate en una historia que sirvió para redefinir la relación entre ambos personajes.

A pesar de que su vida editorial ha sido muy breve, los lectores conocemos al detalle todo lo que le ha sucedido a Kate Kane desde que era muy pequeña. Este es el motivo por el que las historias de Batwoman son tan fáciles de entender. No estamos ante una heroína clónica, estamos ante un personaje completamente desarrollado cuya profundidad radica justamente en el contexto que le ha tocado vivir. En Batwoman: La sangre es espesa hemos comprobado que el pasado es algo que va a estar siempre presente en la vida de nuestra heroína, o sea que el mayor reto al que se va a enfrentar Kate no es la Religión del Crimen, Killer Croc o el inminente enfrentamiento con Batman. El verdadero enemigo de Kate es la tristeza que le causan sus errores de antaño. ¿Conseguirá derrotarla con la ayuda de Maggie Sawyer? Para responder esta pregunta deberemos esperar a los próximos volúmenes de Batwoman, aunque el final de cuento de hadas es posible. Kate ya ha dado los primeros pasos para ser feliz.

Enrique Ríos

Artículo publicado originalmente en las páginas de Batwoman: La sangre es espesa.