Eccediciones

Una oportunidad irrepetible

 La noticia saltó el 3 de abril de 2010, cuando durante la WonderCon –convención de cómics de San Francisco– Greg Rucka confesó ante una concurrida audiencia que en la víspera de la charla había terminado su último trabajo para DC Comics, “sin nada más planeado para el futuro”; una frase sencilla y directa, con la que poner punto y aparte a su colaboración con la editorial que más se ha beneficiado de su talento. Para el recuerdo, una valiosa aportación al Universo DC y al microcosmos del Hombre Murciélago, destacando de forma significativa su estancia al frente de Detective Comics, durante la cual, acompañado de J.H. Williams III, aprovechó el enorme potencial de una remozada Batwoman. Y guardado en el cajón de los proyectos perdidos –tal vez destinado a permanecer inédito–, un ambicioso arco argumental llamado a relatar la historia de Elizabeth Kane o Alice, seudónimo de la hermana gemela y némesis de la Mujer Murciélago.

Los argumentos sobre los que Rucka sustentó semejante decisión obedecían a la voluntad de “dar un paso atrás” en su carrera; no en el sentido de desandar el camino recorrido, que le ha consolidado como uno de los guionistas de referencia del mercado americano, sino entendido como una necesidad vital y profesional de tomar carrerilla para impulsarse en una nueva dirección, orientada al desarrollo de proyectos de índole más personal. Según el autor, había llegado el momento de “contar las historias que he estado oyendo durante años, como susurros que resonaban en el fondo de mi mente”. O, dicho de otra forma, sucumbir a la tentación de retomar proyectos de creación propia, bien sean cómics –Queen & Country, Stumptown, Whiteout–, novelas o guiones de cine; e incluso dejarse seducir por la atractiva posibilidad de adentrarse en el mundo de los videojuegos, cuyas posibilidades narrativas están en constante evolución. Una etapa ilusionante, que se cobró como precio más amargo la imposibilidad de continuar escribiendo a uno de sus personajes fetiche: “Alejarme de Kate Kane ha sido una decisión increíblemente difícil de tomar, pero era necesario”.

Asimilada la noticia, cabía preguntarse qué sucedería con la serie regular de Batwoman, largamente planeada por Rucka y J.H. Williams III. Y la respuesta de los editores de DC Comics no se hizo esperar; conscientes del decisivo papel jugado por el dibujante en el éxito de la etapa en Detective Comics protagonizada por Kate, le ofrecieron continuar al frente de la nueva colección, poniendo sobre la mesa el nombre de un viejo conocido que le acompañaría en tareas creativas: W. Haden Blackman, novelista, guionista y director creativo con amplia experiencia en estudios de videojuegos –LucasArts, sin ir más lejos–, pero también en la industria del cómic, habiendo escrito para Dark Horse numerosos tebeos ambientados en el universo Star Wars. La suya es una complicidad que se remonta 10 años en el tiempo, cuando Alex Sinclair –colorista y amigo común– les presentó durante la Convención de Cómics de San Diego. El entendimiento fue inmediato, hasta el punto de que comenzaron a trabar una amistad que fructificó en una serie de propuestas creativas, algunas de ellas remitidas a los despachos de diferentes editores de DC. De esa forma, cuando llegó el momento de pensar en un sustituto de Rucka, las miradas se dirigieron a Blackman y a un Williams que, además de compartir responsabilidades gráficas con Amy Reeder, figura como coguionista de la colección, demostrando una vez más su intensa implicación en el proyecto. Una idea que a priori podría parecer arriesgada, pero lo cierto es que el talentoso dibujante no era novato en dichas lides, tal y como acreditan títulos como Hellboy: Historias extrañas, Batman: Nieve y, por supuesto, una de sus obras más personales: Chase, creada junto a Dan Curtis Johnson. Por no mencionar el intenso proceso creativo derivado de su colaboración con Greg Rucka, que trascendió el reparto habitual de funciones dentro del cómic mainstream.

Hipermotivado, se preparó a conciencia para abordar esta ambiciosa aventura, examinando la dirección que hasta entonces estaba tomando el personaje, reservando las líneas argumentales debatidas con Rucka –en previsión del poco probable regreso del guionista– y decidiendo qué derroteros transitar a continuación, siempre partiendo de la irrenunciable premisa de sorprender al lector. Como bazas, según Blackman, contaban con la inusual mezcla de elementos de interés que aglutinan Kate Kane y su álter ego: la impagable ambientación que proporciona Gotham City y el hecho de poder “jugar” con un personaje que se encuentra con multitud de frentes abiertos, que van desde traumas familiares, hasta las preocupaciones inherentes a su carrera superheroica, pasando por la relación sentimental que mantiene con la Detective Maggie Sawyer. Un atractivo cóctel dramático, al que sumar la voluntad de preservar la inconfundible impronta visual surgida de la imaginación de Williams, sin renunciar a “formas narrativas ligeramente diferentes a las que ya se han visto, en un intento por evitar repetirnos”. En ese sentido, admite que la inclusión de elementos argumentales esotéricos alimenta la experimentación gráfica a la que tanto tiende, obligándole a “pensar acerca del modo en que plasmar las secuencias, recurriendo a una planificación de página que resulte simbólica”; y posibilitando, también, la intersección de diferentes influencias que no resulten demasiado rígidas, para así respetar la personalidad estilística de su colega Reeder: “Es muy importante para mí que se sienta cómoda con su propio estilo. Pero al mismo tiempo, trato de encontrar el modo en que resulte coherente con lo que se ha visto hasta ahora. Es un equilibrio realmente difícil de alcanzar”.

Las ideas estaban perfectamente claras, y el equipo creativo llegó a desarrollar una propuesta que abarcaba dos años de historias; el debut de la nueva colección estaba previsto para febrero de 2011, e incluso se ideó un “Batwoman #0” que, publicado en noviembre de 2010, sirvió de puente entre la nueva etapa y la inmediatamente anterior, apaciguando la espera y llamando la atención de un espectro mayor de lectores. Pero el ímpetu del equipo creativo se topó con circunstancias editoriales imprevisibles: para sorpresa de los lectores, el lanzamiento de la serie regular sufrió diferentes retrasos, a los que el historietista respondió en su página web con un misterioso “no es decisión nuestra, y en cuanto a las razones, no tengo la libertad para comentarlas”. Lo que en realidad sucedió es que en los despachos de la editorial se estaba gestando el Nuevo Universo DC, de forma que optaron por retrasar la publicación de la primera entrega de Batwoman para hacerla coincidir con la fecha de salida del resto de colecciones –51, ni más ni menos– que integraban la arriesgada iniciativa editorial, beneficiándose de paso de una campaña publicitaria sin precedentes. Por fortuna para Williams, Blackman y Reeder, el “reseteo” de la continuidad de este universo ficcional no afectó en absoluto a Kate Kane, de forma que –superada la insalvable demora–, en septiembre de 2011 todos los lectores pudieron disfrutar con el resultado de su interacción creativa, brillando con luz propia entre el medio centenar de propuestas ideadas en el seno de DC.

Comienza así el que esperemos sea un largo viaje en solitario de Batwoman que, a tenor de numerosos indicios –el recurso a Cameron Chase como personaje secundario, su propia aparición en el tebeo y las entusiastas declaraciones formuladas durante la promoción de la obra–, parece ser el proyecto en el que más
se ha volcado un J.H. Williams III en plena madurez, que se sabe ante una oportunidad irrepetible para crecer como historietista: “En última instancia, lo que me gustaría es ser conocido tanto por mi faceta de dibujante, como por la de guionista: como alguien que firma trabajos de buena calidad, un creador al que seguir, que produce obras realmente interesantes”. Y ateniéndonos a las páginas contenidas en el tomo recopilatorio Batwoman: Hidrología, todo parece indicar que, más pronto que tarde, alcanzará su objetivo.


David Fernández