Eccediciones
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Una nueva aliada

Ya vimos en el número anterior que Canario Negro iba a adquirir mayor protagonismo tras el asesinato de Green Arrrow, sobre todo ahora que Batman se encuentra convaleciente en la Torre del Destino. Y también vimos que, para ello, cuenta con una aliada misteriosa llamada Oráculo a quien no habíamos visto hasta ahora. Se trata de un personaje que fue crucial en la franquicia del Caballero Oscuro durtante la década de los noventa y la primera del Siglo XXI, si bien antes y después tuvo y tiene un alias más vistoso: el de Batgirl.

Aunque anteriormente ya hubiera existido una Chica Murciélago en los cómics de DC (la actual Hawkfire de Batwoman), la Batgirl por excelencia siempre ha sido Barbara Gordon, hija del famoso comisario de policía de Gotham City, desde que se presentó a los lectores en Detective Comics núm. 359 (1967). Creada por Gardner Fox y Carmine Infantino, en realidad nació debido al encargo de William Dozier y Howie Horowitz, productores de la serie televisiva de Batman que causó furor en los años sesenta. Ávidos de contar con un gancho que les sirviera para vender a la cadena ABC una nueva temporada del programa, solicitaron a Julius Schwartz, el editor de las series de Bruce Wayne, que creara una versión femenina del protagonista que debutaría al mismo tiempo en los cómics y en la pequeña pantalla, donde la interpretaría la inolvidable Yvonne Craig.

Así las cosas, Fox e Infantino contaron la historia en que Barbara asistía a una fiesta de disfraces con un atuendo similar al del defensor de Gotham City sin saber que el villano Polilla Asesina pensaba aguar la celebración secuestrando a Bruce Wayne. La joven demostró su valía como luchadora derrotando al agresor, y se ganó así el favor de un Batman que puso a su disposición toda la parafernalia necesaria para seguir luchando contra el crimen. No en vano, Barbara era una chica muy inteligente, bibliotecaria para más señas, que incluso emprendería una carrera política más adelante. Huelga decir que Batgirl disfrutó de una gran aceptación, de ahí que protagonizara sus propios seriales en títulos como Detective Comics o, por supuesto, Batman Family, donde compartió cartel con el mismísimo Robin.

No obstante, su estrella se fue apagando hasta que, terminada Crisis en Tierras Infinitas, el editor Dennis O’Neil y sus autores habituales decidieron que no tenía cabida en las aventuras del Dúo Dinámico de finales de los años ochenta. Así, en 1988, colgó el disfraz en un especial escrito por Barbara Kesel antes de sufrir un trágico destino a manos del Joker en La broma asesina, obra paradigmática de la época que realizaron Alan Moore y Brian Bolland. Allí, con tal de fastidiar al comisario, el Príncipe Payaso del Crimen le pegó un tiro a bocajarro y la dejó postrada en una silla de ruedas. Así, sin saberlo, el psicópata también perjudicó a su archienemigo, que nunca le perdonó semejante fechoría.

Privada del uso de las piernas, Barbara pasó un auténtico calvario del que resurgiría con más fuerza que nunca gracias a John Ostrander y Kim Yale, los guionistas de Suicide Squad. En 1989, presentaron a un misterioso personaje llamado Oráculo que no aparecía jamás en persona aunque funcionara como “operadora”. Más adelante, se desvelaría que se trataba de la antigua Batgirl, que aprovechaba sus conocimientos informáticos (y la fortuna de Bruce Wayne) para seguir luchando contra el crimen desde una nueva perspectiva.

Obviamente, Oráculo, nombre neutro que no desvelaba si se trataba de un hombre o una mujer (distorsión de voz mediante), no tardó en incorporarse a las aventuras del Caballero Oscuro y de otros superhéroes del Universo DC, para quienes se convirtió en una especie de centralita que siempre tenía información y recursos con que echarles una mano a cambio de nada. De hecho, incluso llegó a ser miembro extraoficial de la Liga de la Justicia en la celebérrima JLA de Grant Morrison y Howard Porter. No obstante, donde más brilló Oráculo fue en Aves de Presa, una colección que comenzó después de diversos especiales y miniseries. Creadas por Chuck Dixon y Gary Frank, se trataba de un grupo secreto dedicado a realizar misiones encubiertas en las que Canario Negro era la agente de campo mientras Barbara la dirigía desde la distancia. Las dos mujeres terminaron haciéndose grandes amigas, sobre todo tras la incorporación de la guionista Gail Simone, y vencieron a numerosos traficantes, terroristas y, por qué no, también a supervillanos al uso.

En Injustice: Gods Among Us, Barbara Gordon sigue siendo Oráculo, la gran aliada de Canario Negro que sigue postrada en su silla de ruedas apoyando a su amiga a lograr una futurible derrota de Su- perman que aún no sabemos si llegará. No obstante, en el Nuevo Universo DC, donde se ambienta buena parte de las publicaciones de ECC Ediciones, la joven ha dado un paso adelante... o atrás, según se mire. No en vano, tras una dura recuperación, ha retomado el manto de Batgirl y vive de nuevo aventuras por las azoteas de Gotham City en la serie regular que escribe la mencionada Simone y actualmente dibuja Fernando Pasarín. Allí, ha lidiado con titubeos iniciales, con diversos villanos de nueva factura y, por supuesto, con el Joker, a quien se enfrentó directamente durante el evento La muerte de la familia. Sin embargo, como hemos sabido recientemente, este payaso tan poco gracioso no es su archienemigo ni mucho menos, pues se ha topado con un adversario mucho peor.

No se puede negar que resulta curioso que Barbara aparezca en Injustice en su identidad de Oráculo teniendo en cuenta que Batgirl es uno de los personajes descargables del videojuego en que se basa, pero su aparición en este papel siempre es bienvenido. No en vano, durante los años que pasó en tan delicada situación, dejó de ser una secundaria del Caballero Oscuro para labrarse una identidad propia y un peso específico dentro de los cómics de la casa que siempre le faltó en su andadura original como Chica Murciélago precisamente por encontrarse bajo la alargada sombra de su benefactor.

Fran San Rafael

Artículo originalmente publicado en las páginas de Injustice: Gods among us núm. 15.