En el mundo real existen dos conceptos de Aquaman. Por un lado, tenemos al Arthur Curry que todos nosotros conocemos, que es un personaje de cómic creado por Mort Weisinger y Paul Norris que ha vivido mil y una aventuras a manos de estos autores y otras leyendas del noveno arte como Paul Kupperberg, Neal Pozner, Peter David, Erik Larsen, Dan Jurgens y Kurt Busiek –por citar algunos guionistas– o Nick Cardy, Jim Aparo, Craig Hamilton, Curt Swan y Jackson Guice –por citar algunos dibujantes–. A lo largo de los años, lo hemos visto evolucionar desde el típico superhéroe al hombre enamorado y padre de familia; pero después hemos presenciado cómo la desgracia lo visitaba una y otra vez, dotándolo de un dolor y de una profundidad capaces de rivalizar incluso con las de Batman. Aquaman perdió a su hijo, y podría haber hecho algo para salvarlo. Su esposa nunca superó ese trauma. Arthur modificó su relación con Atlantis en multitud de ocasiones, pasando de rey a prófugo con la misma facilidad del que se muda de piso. En definitiva, el Aquaman previo a Flashpoint era mucho más que un simple personaje. Sin embargo, el concepto de Aquaman como icono popular siempre ha sido muy diferente. Arthur Curry no ha tenido la facilidad de otros para llegar al gran público y eso ha provocado que se haya extendido la idea de que el rey de Atlantis es un héroe bastante infantil, un hombre que vive en el mar y habla con peces. Ese concepto está tan normalizado que incluso en The Big Bang Theory –una serie de televisión que siguen millones de personas en Estados Unidos y de gran éxito también en España– hicieron bromas sobre él. Así que cuando Geoff Johns se encontró con el difícil reto de relanzarlo en su propia colección del Nuevo Universo DC, hizo algo que a primera vista parecía una locura: juntó ambos conceptos. Ahora, Aquaman es un héroe del que todo el mundo se burla, porque en el nUDC la gente piensa lo mismo que los guionistas de The Big Bang Theory.
Este novedoso punto de partida resultó en un gran acierto. La nueva cabecera de Aquaman se convirtió en un éxito de crítica y ventas y, además, al aceptar la visión externa del personaje, se permitió que este creciera porque ahora él era alguien que debía demostrar al mundo su valía. Solo así podía llegar a ser uno de los mayores héroes del Universo DC.
En definitiva, Aquaman está inmerso en un camino a la grandeza, y lo que Geoff Johns tiene en cartera es simplemente espectacular. Por ejemplo, este tomo recoge una saga que unió las series Aquaman y Liga de la Justicia durante tres meses. Aunque estos cruces son muy habituales en Estados Unidos, lo cierto es que la cabecera de la Liga de la Justicia es uno de los pilares más importantes del nUDC, y lo que allí sucede marca al resto de franquicias de la editorial. Y como muestra, podemos fifijarnos en lo que ha sucedido con Maldad eterna.
El trono de Atlantis supone un antes y un después en la leyenda de Arthur Curry y va a tener grandes repercusiones para Aquaman y también para el grupo del que forma parte. Tanto es así que los siguientes episodios del drama los encontramos en Aquaman, pero Johns ha prometido un nuevo e interesante capítulo que se ubicará en la colección regular de sus compañeros de batalla. Si a eso sumamos que el antiguo rey de Atlantis está a punto de estrenar nueva cabecera... La conclusión es obvia: Arthur Curry se está convirtiendo en uno de los personajes clave del nUDC.
Por lo que respecta al apartado gráfico, estos episodios también son muy relevantes para ambas colecciones. La primera etapa de Aquaman estuvo dibujada por Ivan Reis; y la de Liga de la Justicia, por Jim Lee. Tras la marcha de Lee en el núm. 12 de Liga de la Justicia –y algunos episodios con artistas invitados–, se decidió que Reis fuese el encargado de ilustrar esa serie, con lo que Aquaman quedaba huérfana de dibujante. Ahí entró en juego Paul Pelletier, que se encargó de los lápices de la serie a partir del núm. 15. Evidentemente, El trono de Atlantis se convirtió en el marco ideal para hacer este peculiar transvase.
Enrique Ríos
Artículo originalmente publicado en las páginas de Liga de la Justicia: El Trono de Atlantis.

Este novedoso punto de partida resultó en un gran acierto. La nueva cabecera de Aquaman se convirtió en un éxito de crítica y ventas y, además, al aceptar la visión externa del personaje, se permitió que este creciera porque ahora él era alguien que debía demostrar al mundo su valía. Solo así podía llegar a ser uno de los mayores héroes del Universo DC.
En definitiva, Aquaman está inmerso en un camino a la grandeza, y lo que Geoff Johns tiene en cartera es simplemente espectacular. Por ejemplo, este tomo recoge una saga que unió las series Aquaman y Liga de la Justicia durante tres meses. Aunque estos cruces son muy habituales en Estados Unidos, lo cierto es que la cabecera de la Liga de la Justicia es uno de los pilares más importantes del nUDC, y lo que allí sucede marca al resto de franquicias de la editorial. Y como muestra, podemos fifijarnos en lo que ha sucedido con Maldad eterna.
El trono de Atlantis supone un antes y un después en la leyenda de Arthur Curry y va a tener grandes repercusiones para Aquaman y también para el grupo del que forma parte. Tanto es así que los siguientes episodios del drama los encontramos en Aquaman, pero Johns ha prometido un nuevo e interesante capítulo que se ubicará en la colección regular de sus compañeros de batalla. Si a eso sumamos que el antiguo rey de Atlantis está a punto de estrenar nueva cabecera... La conclusión es obvia: Arthur Curry se está convirtiendo en uno de los personajes clave del nUDC.
Por lo que respecta al apartado gráfico, estos episodios también son muy relevantes para ambas colecciones. La primera etapa de Aquaman estuvo dibujada por Ivan Reis; y la de Liga de la Justicia, por Jim Lee. Tras la marcha de Lee en el núm. 12 de Liga de la Justicia –y algunos episodios con artistas invitados–, se decidió que Reis fuese el encargado de ilustrar esa serie, con lo que Aquaman quedaba huérfana de dibujante. Ahí entró en juego Paul Pelletier, que se encargó de los lápices de la serie a partir del núm. 15. Evidentemente, El trono de Atlantis se convirtió en el marco ideal para hacer este peculiar transvase.
Enrique Ríos
Artículo originalmente publicado en las páginas de Liga de la Justicia: El Trono de Atlantis.