Desde el principio de esta etapa, ha querido sublimar las características intrínsecas a Nightwing y las ha hecho parte natural de su identidad. Dick Grayson no es solamente sus vivencias; ahora el concepto de cambio y evolución es tan propio de él como su reticencia a mirar atrás, a enfrentarse al pasado, y tanto como sus raíces circenses.
Para sentar las bases del personaje, Higgins ha optado por plantear dudas sobre ellas, poner en tela de juicio sus orígenes para así explorarlos y definirlos de cara a este Nuevo Universo DC. De este modo, los peligros que Nightwing ha tenido que afrontar desde el primer tomo han provenido, paradójicamente, de su propio pasado. El villano del primer arco argumental, el mortífero Saiko, resultó ser un gran amigo de la infancia de Dick que le culpaba de todas las desgracias que vivió debido a que abandonó el circo al morir sus padres.
De repente incluso el haberse quedado huérfano se convertía en una tragedia para otros.
Los hechos que el tatarabuelo de Dick, William Cobb, una de las Garras del Tribunal de los Búhos, le ha revelado durante La noche de los Búhos aún suman más ingredientes perturbadores a la mezcla. Siendo Cobb artista del Circo Haly se enamoró de Amelia, la adinerada heredera de la familia Crowne. Por supuesto, en una ciudad dominada por las clases, su amor no fue aprobado por Burton Crowne, el padre de la joven, argumentando que las piezas blancas y las negras de un tablero de ajedrez no se mezclan, ya que las primeras siempre van a ser superiores a las segundas.
Amelia se casó con alguien más adecuado a ojos de su progenitor, aunque portando en el vientre el fruto de su amor por William, mientras que él, con el corazón herido, accedió a ser adiestrado por el Tribunal hasta llegar a ser la mejor de las Garras. Cuando nació su hijo, lo robó de la casa Crowne y lo entregó al Circo Haly para que fuese criado allí para servir a los Búhos. Bautizó al bebé con el apellido “Grayson”, como “hijo gris” en el inglés original, aludiendo a que el Tribunal se encuentra entre el blanco y el negro que mencionó Burton Crowne, con la intención de que su legado como asesino perdurase.
Nuevamente el pasado hace acto de presencia para pesar de Dick, y ha de replantearse su lugar en Gotham. Saiko, la muerte de sus padres, el oscuro origen de su familia... todo escapa a su control. Pero Dick Grayson no es pasivo ante todo lo que le sucede. No puede cambiar lo que ya ha ocurrido, pero sí usarlo para dar forma al futuro, ya que cree firmemente que el pasado no le define.
Higgins ha querido reflejar la situación vital de Dick en el último villano de Gotham, Paragon, un demente con ínfulas de grandeza que, al igual que Ra’s al Ghul, se cree con mayor derecho y aptitud para hacer del mundo un lugar mejor, y para ello tomará las medidas que crea convenientes.
Dick, como Paragon, quiere contribuir a construir el futuro de Gotham,pero su elección no se impone a la voluntad de los demás, sino que pretende traer esperanza a la gente, felicidad, para que la propia ciudad sea quien lo construya. La clave de sus planes es la Milla de la Diversión, un pedazo de la Gotham más brillante de antaño, pero también de lo peor que puede ofrecer la ciudad. La Milla es un parque de atracciones situado en el casco antiguo que lleva muchos años abandonado, pero si existía alguna esperanza de que alguien lo recuperase, desapareció por completo cuando el Joker decidió usarlo como escenario de las torturas que infligió al comisario James Gordon con el fin de volverlo loco. Tan terribles sucesos fueron relatados en el clásico cómic Batman: La broma asesina, incluido en El Universo DC de Alan Moore.
Anteriormente Dick se ha esforzado mucho en evitar Gotham, la ciudad que toma aquello que amas, lo retuerce y lo pervierte contra ti, que le arrebató a sus padres y que temía que le arrastrase a convertirse en alguien como Batman. Buscó su lugar lejos de Gotham, cuando todavía era Robin, formando parte de los Nuevos Titanes, con base en Nueva York; tras emanciparse, se instaló en la ciudad de Blüdhaven, donde trató de hacer el bien también como Dick Grayson, uniéndose al cuerpo de policía; y finalmente, se instaló en solitario en la Gran Manzana hasta que fue reclamado una vez más por Gotham para sustituir a Batman en su ausencia. Ahora Dick ha dejado de huir, quiere
cambiar la ciudad, no limitarse a luchar contra ella.
Ya no necesita huir de la sombra de Batman, se ha ganado el lugar que decida ocupar por méritos propios. Estar en Gotham, donde lucha codo a codo con su mentor, como un igual, sin necesidad de compararse con él, le hace más fuerte, más maduro. Su regreso a la ciudad ha hecho evidentes las diferencias que le separan de Bruce, y es que
Dick no vive en el pasado, sino que lucha para dar esperanza a los necesitados, siente que esa es su responsabilidad. Ahora Nightwing sabe más sobre sí mismo y eso no le ha hecho más débil, como pensaba William Cobb, sino mejor.
En Batman: Puertas de Gotham, cuando Dick era el portador del manto del Murciélago, ya nos acercamos a la idea de que no tiene un lugar en Gotham igual que otros personajes, dado que no procede de una familia con una larga historia detrás, aunque nosotros solamente veíamos que eran nómadas y su linaje terminaba en él. Pero tras La noche de los Búhos todo ha cambiado: su familia existe, le une al pasado y le conecta con el futuro. En contra de lo que creía su tatarabuelo, lo importante no es aquello para lo que estaba predestinado, lo que se esperaba de él, en lo que no se convirtió, sino que Nightwing es un Grayson, un Cobb, pero también es un Crowne, y su familia está
ahí fuera.
Sergio Robla