Eccediciones

Un día de muerte para llevar sombrero

Hoy estamos de enhorabuena porque no se cumplen años de la creación del Sombrerero Loco, uno de los villanos clásicos del Hombre Murciélago, cuya primera aparición se remonta al núm. 49 de la serie original de Batman (1948) y se atribuye a Bob Kane y Bill Finger. El cruel destino quiso que Jervis Tetch debutase en el mismo número que Vicki Vale, la periodista destinada a encarnar los atributos de una gran sex-symbol de la época, Marilyn Monroe, y que a su vez Kim Basinger encarnó en el Batman de Tim Burton (1989). Hemos podido verla hace poco en la edición de ECC del Batman de Frank Miller, en el tomo correspondiente a All-Star Batman & Robin, the Boy Wonder, donde aparecía en una versión dibujada por Jim Lee que, sin renunciar a las “virtudes” de la primigenia, la mostraba también como una mujer “fuerte” de esas que a Miller tanto le gustan. Pero por aquel entonces, a finales de 1948, Tetch aún no había desarrollado su fijación por las féminas para convertirlas en “su” Alicia, ni se aprovechó de Vicki Vale tal como muchos estarán pensando (es decir, para controlarla mentalmente y tomar el té con ella). El Sombrerero se limitaba, en 1948, a cometer robos contra la alta sociedad. Tendrían que pasar años para que se volviese un personaje más oscuro, relacionado con dispositivos de control mental, asesinatos e incluso pedofilia. Con el tiempo su importancia ha sido tal que, incluso cuando no está, se hace notar su presencia: al enfrentarse Batwoman a una adversaria llamada Alicia, inspirada también en los clásicos libros de Lewis CarrollAlicia en el País de las Maravillas y A través del espejo—, le espeta que ya hay suficiente con un villano basado en ellos en Gotham.

No obstante, si nos remontamos a la trayectoria del personaje anterior a Crisis en tierras infinitas (1986), las historias en las que aparece son bastante erráticas e irregulares. Sin duda pertenece a los enemigos más icónicos de Batman, como demuestra su inclusión en la serie televisiva protagonizada por Adam West en los 60 —en la que fue interpretado por el actor David Wayne, con una caracterización bastante peculiar por sus pobladas cejas y su bigote pelirrojo— o en la mejor versión animada de las aventuras del héroe, la desarrollada por Eric Radomski y Bruce Timm, con episodios como Tal vez soñar. Pero quizá fuera esa falta de cómics significativos, sumada a la presencia de un impostor que le suplantó durante casi tres décadas (entre finales de los años 50 y principios de los 80), lo que impidió que Planeta DeAgostini le dedicara un volumen de la colección antológica Batman: Arkham. No obstante, sin duda los lectores que hayan seguido al Caballero Oscuro desde esta época más reciente recordarán el inquietante retrato que hizo de él Grant Morrison en Arkham Asylum (la novela gráfica original de 1989). O el enfrentamiento entre el Sombrerero y el Chico Maravilla que nos contaron Chuck Dixon, Scott Beatty y Javier Pulido en Robin: Año uno (2000), con Jervis secuestrando niñas al servicio de una dictadura. Pero tal vez la palma, en cuanto a lo tétrico que puede llegar a ser el Sombrerero, se la lleve aquel Caso sin resolver que daba título al tomo 2 de la serie Gotham Central de Planeta (núms. 19-22 de la colección americana, de 2004). En esa historia de Ed Brubaker y Michael Lark se esclarecía el misterio del asesinato de todo un equipo de béisbol de instituto, ocurrido años atrás, como responsabilidad de Jervis Tetch sin que nadie lo hubiera sabido en su momento... y por una venganza personal equivocada, puesto que sus víctimas eran en realidad completamente inocentes. La relevancia del Sombrerero también se ha afianzado con los años por su afiliación a varios grupos, como los Seis Secretos o la Sociedad de Supervillanos, algo que no le impidió formar su propia “Banda del País de las Maravillas”... aunque por aquel entonces él mismo se encontraba bajo control mental, como descubrimos en una de las memorables aventuras autoconclusivas de Paul Dini y Dustin Nguyen, en el número 21 de la serie de Batman de Planeta (núm. 841 de Detective Comics, con fecha de portada de abril de 2008).

En ECC Ediciones hemos visto ya varias apariciones del Sombrerero: las del Batman de Jeph Loeb y Tim Sale —sobre todo en una de las historias de Caballero maldito, Locura, correspondiente al especial de Halloween de Legends of the Dark Knight de 1994— o la del tomo Batman - El Caballero Oscuro: Enemigos mortales, que incluía el unitario Joker’s Asylum II: The Mad Hatter (agosto de 2010), donde Landry Q. Walker y Keith Giffen, con tintas de Bill Sienkiewicz, nos mostraban a un Jervis Tetch totalmente encerrado en su mundo con funestas consecuencias para cualquier chica que pudiera tener cerca, se llamara Alicia o no. Y por si alguien dudaba de su vigencia, el Sombrerero tampoco quedará olvidado en el relanzamiento de DC y próximamente podremos ver su primera aparición en el “Nuevo Universo” junto a una insospechada villana, también relacionada con el mundo de Carroll, en el tomo Batman - El Caballero Oscuro: Terrores nocturnos, segundo volumen de David Finch tras Amanecer dorado.

Al margen de todo esto, la historia que en estas páginas nos cuentan Bruce Jones y Sam Kieth se puede leer perfectamente sin conocer nada del pasado, presente o futuro del personaje. De hecho, llama la atención lo “simplificado” de las encarnaciones de Batman —con el emblema del murciélago sin óvalo amarillo y con Dick Grayson siendo Robin, elementos que nos remiten a los inicios de su carrera— y del Sombrerero —que vagamente reconoce ser Tetch pero también haber actuado en una gala pública, algo bastante dudoso—, lo cual induce a pensar que todo lo narrado es un viaje más alucinatorio que real, guiado en el fondo por los sentimientos de Bruce Wayne. Algo a lo que contribuye que el mismo Bruce reconozca esa posibilidad desde las primeras páginas... o que en su periplo se vea acompañado por una niña, Celia, que oculta turbios secretos de su propio pasado.

Felip Tobar