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Un año después

Injustice: Gods among us ha sido uno de los éxitos más rotundos de la DC de los últimos años. El empuje del mercado digital en Estados Unidos ya es incuestionable, y en la editorial son muy conscientes de ello. No en vano, en 2010, la división de historietas destinadas a las primicias digitales, que más tarde se publican de forma más tradicional, se trasladó a Burbank (California) para colaborar de forma más estrecha con Warner Bros, la casa madre.

Desde entonces, han surgido productos más que dignos, todos ellos apartados del Universo DC tradicional, que han servido para afianzar el éxito de series de televisión y videojuegos basados en nuestros personajes favoritos y, al mismo tiempo, se han aprovechado del empuje comercial de esos medios. Y una de las principales beneficiadas de dicha simbiosis es esta serie que tenéis entre manos, que ocupa los primeros puestos de las ventas no físicas con cada nueva entrega que ve la luz en ordenadores, tabletas y teléfonos inteligentes.

A pesar de lo anterior, sería muy injusto afirmar que Injustice: Gods Among Us es lo que vulgarmente se conoce como “sacacuartos”. Es cierto que jamás habría visto la luz de no haber sido por el videojuego homónimo, pero su guionista, Tom Taylor, se ha esforzado al máximo para componer una trama que habría sido un excelente “Otros Mundos” en otros tiempos y que, sin duda, funciona como precuela del juego. Acompañado por dibujantes tan solventes como Mike S. Miller o Tom Derenick con la colaboración puntual de Kevin Maguire, el escritor captó el ritmo de las publicaciones digitales desde el principio y siempre a golpe de final de suspense. Y todo ello sin perder la perspectiva del posterior lanzamiento en papel, el mismo que nos ofrece ECC Ediciones, ni la caracterización tradicional de los personajes. Con la única excepción de Superman, cuya personalidad ha cambiado por motivos evidentes, todos los protagonistas y secundarios de la serie se comportan de forma totalmente orgánica, y eso que las situaciones en que se ven inmersos tienden a ser bastante extremas.

No en vano, aunque solo haya pasado un año, en Injustice: Gods Among Us ya hemos asistido a la devastación de Metropolis, a la muerte de Lois Lane, a la revancha sufrida por el Joker, a la creciente enemistad entre Superman y Batman, a la desastrosa incursión en el Asilo Arkham que culminó con la defunción de cierto personaje, al ataque de Atlantis y Apokolips, a la apoteósica batalla en la Fortaleza de la Soledad que originó aún más bajas y, cómo no, a los hechos del mes pasado, que cambian una vez más las reglas del peligroso juego que se llevan entre manos los dos héroes más influyentes del mundo.

Con tanto movimiento, habrá quien piense que la trama principal necesita un descanso. Eso sí, es un parón al estilo de Taylor, es decir, con acción a raudales y grandes momentos de caracterización. Así pues, este cuaderno incluye el primer episodio anual de la colección, que tiene como protagonistas a Harley Quinn, a la que perdimos la pista hace ya varias entregas después de que llegara a Arkham de la mano de Green Arrow, y a un personaje que aún no se había dejado ver por la serie. Se trata de Lobo, el mercenario czarniano favorito de los seguidores de DC. Y no podía ser de otro modo, ya que fue el primer personaje adicional cuya descarga ofrecieron los productores del videojuego a los afortunados jugadores del mismo. Un ejemplo más de integración transmedia que, en este caso, Taylor inserta a la perfección en este inciso del argumento principal.

Creado por Keith Giffen y Roger Slifer en Omega Men núm. 3 (1983), aquel cazador de recompensas tan peculiar adquirió fama mundial cuando el primero lo incluyó como secundario recurrente en su posterior Liga de la Justicia Internacional. Su carácter fuerte, por no decir insoportable para el resto del reparto, lo convertían en un activo fundamental para unas aventuras marcadas por la combinación de acción y comedia. Sus métodos expeditivos también lo harían idóneo para representar la moda de los años noventa, cuando los antihéroes ganaron terreno a los personajes más tradicionales y triunfaron con sus armas, su mala uva y sus ganas de impartir justicia por encima de todo. O en el caso de Lobo, su ansia de salirse siempre con la suya y su eterna actitud de malote a la que, sin duda, contribuían su ropa de cuero, su aspecto desaliñado y su famosa motocicleta.

Aquella etapa gloriosa del personaje comenzó en 1990 con la miniserie Lobo: The Last Czarnian, donde entraron en juego el guionista Alan Grant y el dibujante Simon Bisley, dos nombres a los que siempre estará ligada la historia editorial del personaje. A partir de entonces, llegaron más títulos y especiales en los que Lobo compartía aventuras incluso con propiedades de otras editoriales tan dispares como el Juez Dredd o la Máscara. Al mismo tiempo, aparecía en otras colecciones de la propia DC, ya que con el tiempo se había ganado el antagonismo de casi todos los héroes de la casa, incluido, por supuesto, el mismísimo Superman.

Ya a finales de la década, el relativo retorno a los orígenes del género puso fin a la racha triunfal del czarniano, cuyas apariciones empezaron a restringirse a papeles secundarios en todo tipo de series desde The Brave and the Bold hasta Green Lantern. La honrosa excepción fue 52, donde tuvo una participación destacable en la trama al lado de padres de familia como Adam Strange o Animal Man con los que chocaba con regularidad. Recientemente, la editorial ha decidido renovar al personaje (como pudimos ver en el tercer tomo de Liga de la Justicia: Maldad eterna), pero la versión que nos ofrece Taylor es, como de costumbre, la anterior al Nuevo Universo DC.

Con protagonistas como Harley Quinn y el propio Lobo, este episodio a todas luces especial de la serie termina siendo un soplo de aire fresco en la habitual tensión de la trama central que continuará el próximo mes. Será entonces cuando ECC Ediciones, siguiendo con la numeración habitual, emprenda la publicación de Injustice: Gods Among Us Year Two, el nuevo éxito de la vertiente digital de DC Entertainment. Al frente estará el propio Tom Taylor, que ya está llamando mucho la atención de los editores de la empresa, que le están confiando más encargos. El más relevante hasta la fecha es Tierra 2, donde ha sustituido con éxito a James Robinson para seguir contando las vicisitudes de las Maravillas de dicho mundo paralelo al lado de la habitual dibujante Nicola Scott.

Sin embargo, no creamos que las andanzas de Alan Scott, Jay Garrick, el Ejército Mundial y compañía van a hacer que el guionista dedique menos empeño a Injustice. Más bien, ocurrirá todo lo contrario. Tras la dramática conclusión del episodio anterior, la guerra entre Batman y Superman pasará al siguiente nivel cuando decidan intervenir elementos externos que tendrán muchas explicaciones que pedir al Hombre de Acero.

Además, se incorporará al reparto habitual Zatanna, personaje medular del Universo DC que también se añadió a posteriori al listado de personajes descargables del videojuego junto al propio Lobo, el Detective Marciano o la mismísima Batgirl. La maga que pronuncia sus hechizos al revés empleando lo que se llama “magia reversa” será una muestra más de esa integración entre cómics y otros productos de la casa madre de la que es paradigma Injustice: Gods Among Us. Y por lo visto, lo seguirá siendo durante bastante tiempo.

Fran San Rafael


Artículo originalmente publicado en las páginas de Injustice: Gods among us núm. 13.