Eccediciones

Torpedo 1972 - Entrevista a Enrique Sánchez Abulí

Hablamos con el aclamado autor sobre el regreso de su creación.

Torpedo 1972 vol. 2: ¡Con lo que eso duele! da continuidad a la nueva etapa del mítico personaje creado por Enrique Sánchez Abulí, quien para la ocasión repite colaboración con el dibujante Eduardo Risso. Hemos contactado con el legendario guionista para que nos hable un poco más de este esperado regreso, ahora en el sello ECC Cómics de ECC.

Para alguien que no haya leído nunca Torpedo. ¿Cómo describirías a tu personaje?
Torpedo es un asesino y matón de origen italiano, asentado en el Nueva York de los años treinta, machista, despiadado, cínico, vengativo, desconfiado y encima con muchos humos, pues es fumador empedernido. O sea que es lo que entendemos por un “hombre malo”. Y sin embargo cuenta con una “vis comica” que tiene sus seguidores y fans, que le ríen sus gracias y hasta sus desgracias.

¿En qué punto encuentran los lectores a Luca Torelli al comienzo de Torpedo 1972 vol. 2: ¡Con lo que eso duele!?
Pues se encuentran con un Torpedo viejo muy diferente del de los años treinta. Cuando joven y cuando no tan joven, Torpedo manejó mucha pasta. Vestía de tiros largos, lo de tiros no va con segundas. Tenía eso que llaman sex-appeal y las mataba callando, aunque otras veces las mataba para que callaran de una vez. Pero ahora es un abuelo septuagenario aquejado de Parkinson y con los achaques propios de la edad. Vive con Rascal, en un segundo piso de un tenement del Bronx, sin ascensor. Nadie se acuerda de él, no le llaman para hacer “un trabajo”. Ahora medran sicarios y pistoleros más jóvenes, más desalmados, más de todo. Torpedo consigue algo de dinero vendiendo fotos, entrevistas y anécdotas. Claro que en un momento dado se apunta a un bombardeo. Eso sí, su mala uva sigue intacta, acaso por aquello de “genio y figura hasta la sepultura”.

Como bien indica el título, la acción se sitúa en plena década de los 70. ¿En qué os habéis inspirado para dar al cómic la atmósfera correcta?
Yo quería contar la vida del Torpedo viejo, y la década del 70 me venía como anillo al dedo. Con su “profesión”, Torpedo no lo tenía fácil para llegar a edad tan avanzada, pero lo consiguió, eso sí, después de enterrar a muchos por el camino. En la década de los 70 se nota en que el blanco y negro del cine han dejado paso al color. Al principio del primer álbum de Torpedo 1972 asistimos en la pantalla a una escena de El padrino que también ayuda a situar la década. El deterioro físico tanto de Torpedo como de Rascal acusan el implacable paso del tiempo. Por otro lado, la década de los setenta es un buen caldo de cultivo por la violencia que hubo en Nueva York.

Este es el segundo álbum de la serie que realizas en colaboración con el dibujante argentino Eduardo Risso. ¿Cómo ha evolucionado esta colaboración desde la primera vez que decidisteis trabajar juntos?
Pues muy bien. Cada cual en su rinconcito del mundo. Risso allá en Rosario y yo aquí en Sabadell. Eduardo es un dibujante extraordinario y un buen tipo. Coincidimos una vez en la Semana Negra de Gijón y otra en Cómic Barcelona. Tuve asimismo la oportunidad de conocer a Marupe, su esposa y a sus tres hijos, que son también gente entrañable.

Nos gustaría conocer un poco más la labor de un guionista. ¿Cómo es una jornada laboral estándar para Enrique Sánchez Abulí?
Después de desayunar, y si hace sol, voy a tomar café a una terraza. Llevo conmigo una mochila, y dentro un libro, una libreta y tres bolígrafos. ¿Por qué tres? Por si me fallan dos. Si llueve, lo mismo, pero con paraguas. Disfruto sentado a una mesa y mirando pasar a la gente: hombres, mujeres, niños, todo me vale. También miro a los perros, a los gatos, a los pájaros. Soy mirón, en el buen sentido de la palabra, que lo tiene. A veces escribo algo en la libreta, puede ser una frase, un título o una secuencia de una historia. Si no lo hago, y eso me pasa a veces, es porque me he quedado embobado de tanto mirar.

Una pregunta dedicada a todos aquellos que quieren dedicarse algún día a narrar historias. ¿Qué virtudes debe tener un buen escritor? ¿En qué elementos debe centrarse un guionista?
Mi padre era escritor. Se llamaba Enrique Sánchez Pascual. Escribió de todo: bolsilibros, novelas de guerra, del Oeste, de ciencia ficción, y también cuentos, poesía, teatro, y muchos guiones de historietas, sobre todo para la colección Hazañas Bélicas. Además, ganó varios premios de cuentos, de novela y de poesía. Así que yo aprendí el oficio en casa, viendo cómo lo hacía mi padre. Cuando yo era joven, estaba convencido de que sería novelista como él, pero antes quise probar en el cómic, que en aquel entonces le decíamos historieta. Una vez que empecé, quedé enganchado y ya no supe dejarlo. El escritor es una persona normal y corriente. Hay millones de escritores en el mundo. ¿Qué les impulsa a escribir? Supongo que eso que llamamos vocación, las ganas de contar historias… o historietas en mi caso. Como diría Torpedo en una de sus meteduras de pata, “la profesión va por dentro”. Para ser guionista no hace falta ser un genio, ni un superdotado. Basta con un cierto talento, y también un poco de suerte. Yo creo haber tenido ambas cosas y por eso me considero afortunado. Ah, y es importante leer. O al menos para mí lo ha sido y lo sigue siendo a día de hoy. Y no para inspirarme, sino para disfrutar y aprender.

Torpedo es un clásico de nuestro cómic. Según tu perspectiva, ¿cuán necesaria es su puesta en valor en pleno 2022/2023 y por qué es importante reivindicar la figura de estas grandes series producidas por la industria nacional?
¿Qué contestar a esa pregunta? A mí me parece muy bien que se publique y se reivindique la serie de Torpedo, faltaría más. De niño, coleccionaba El capitán Trueno, y no veía el momento de ir al quiosco en busca del tebeo de cada semana. Y cuando pasé de niño a jovenzuelo, me aficioné a otras series, algunas hispanas, otras foráneas, y ahí sigo. A veces me digo que el día que yo falte, y suponiendo que para entonces Torpedo siga siendo rentable, sus editores presentes o futuros se encargarán de contratar guionistas y dibujantes que continúen la serie. Sea como sea, siempre ha habido series interesantes y siempre las habrá. Añadir, por último, que más de uno me ha preguntado si he pensado en matar al personaje. Mi respuesta es que lo he pensado e incluso lo he intentado, pero el problema es que Torpedo no se deja, y hasta ha llegado a amenazarme con tomar represalias. Y eso, viniendo de quien viene, son palabras mayores que me tomo muy en serio.

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Imagen destacada: Página de Eduardo Risso para Torpedo 1972 vol. 2: ¡Con lo que eso duele!