Tienes entre tus manos un nuevo volumen recopilatorio de una de las mejores etapas de los cómics de Superman a cargo del guionista y dibujante John Byrne, quien tomó las riendas del personaje después de Crisis en Tierras Infinitas con la nada sencilla misión de reinventarlo y adaptarlo para el público mucho más exigente de finales de los años ochenta. De hecho, en este volumen llegamos ya al año 1988, en el que se celebraba nada menos que el 50 aniversario de Superman. Los tiempos habían evolucionado más rápido que una bala desde que el Superman original creado por Jerry Siegel y Joe Shuster viese la luz en las páginas del número 1 de la revista juvenil Action Comics y, con el paso de los años, el concepto del comic book y los superhéroes se había ido sofisticando. Gracias a John Byrne y a su magnífica miniserie El Hombre de Acero (publicada en el primer tomo de Grandes Autores de Superman: John Byrne), la difícil tarea de modernizar a Superman y adecuarlo a los nuevos lectores sin perder la esencia del personaje estaba cumplida. El Hombre de Acero, a sus 50 años, vivía una segunda juventud en la que tenía todavía por delante un nuevo mundo lleno de posibilidades, situaciones y personajes por explorar, todo bajo la atenta mirada de John Byrne como maestro de ceremonias de tan acertada renovación.
En el presente volumen son varios los personajes que harán su primera aparición tras Crisis en Tierras Infinitas en el universo de Superman, pero de eso hablaremos en el artículo que cierra el tomo. Es importante saber que algunos de los cómics que contiene este recopilatorio formaron parte de un evento editorial de DC Comics que se publicó durante enero y febrero de 1988 y que tuvo un impacto directo en todas las colecciones de la casa durante esos dos meses. Hablamos de la saga Millenium (Milenio), una compleja historia conducida por Steve Englehart y Joe Staton en una miniserie semanal que ejercía de columna vertebral de la saga, pero que para su completa comprensión precisaba de lo que el resto de colecciones iba contando. Todo un esfuerzo para los equipos creativos de cada cabecera, que heredaban el complicado cometido de alimentar –y retroalimentarse– a los acontecimientos de Millenium, aunque en algunos casos supusiera para los guionistas una auténtica odisea encajarlos.

Resumir una historia tan enrevesada como Millenium en el espacio de esta introducción os dejaría con más preguntas que respuestas, así que trataremos de dar solo las pinceladas necesarias en el contexto de Superman. Hablamos de una saga que partía de la premisa de que los Guardianes del Universo decidían “jubilarse” y dejar su puesto a una nueva hornada de elegidos, entre los que por supuesto se encontraban algunos de los héroes de la Tierra. Pero los Manhunters, la raza robótica creada por los Guardianes –a la que, erróneamente, se creía extinta– como un primer intento de crear una policía intergaláctica que después sería su cuerpo de Green Lanterns,
no estaban nada convencidos con la decisión de sus antiguos amos y tomaban cartas en el asunto, despertando a agentes encubiertos que habían infiltrado en la vida de algunos de estos superhéroes. Como vimos en el volumen anterior, en el caso de Superman uno de estos agentes no era otra que Lana Lang, cuya personalidad de agente encubierta había permanecido dormida hasta aquel preciso momento.
Pero la historia de Superman y los Manhunters se remonta muy atrás en el tiempo, de hecho hasta la mismísima explosión del planeta Krypton. En los instantes finales del mundo natal de Superman, los Manhunters tenían la intención de interceptar la nave de Kal-El para emplear al último hijo de Krypton como arma, sabedores del enorme poder que desarrollaría un kryptoniano bajo un Sol amarillo. Cuando los Guardianes del Universo descubrieron el propósito de los Manhunters, no lo permitieron y comenzó así una batalla entre los Manhunters y varios Green Lanterns que se saldó con la muerte de estos últimos, pero que concedió a la nave de Kal-El tiempo suficiente para poder alejarse y salvarse de la destrucción de Krypton. Así, los Manhunters tuvieron que dar una vuelta de tuerca a sus planes y decidieron enviar a dos agentes a Smallville para monitorizar las actividades del kryptoniano, que estaba siendo criado por una pareja humana bajo el nombre de Clark Kent. Los agentes suplantaron la identidad de una pareja a la que eliminaron, el Dr. y la Sra. Withney, quienes durante 30 años ayudaron a traer al mundo a muchos niños. Pero no había ningún noble propósito en ello salvo el de implantar en el cerebro de aquellos niños chips de control que los convirtieran en agentes encubiertos a su servicio listos para actuar cuando llegara el momento, y uno de estos fue Lana Lang, quien reportó durante toda su vida –por supuesto, sin saberlo– las actividades de Clark Kent para sus amos, los Manhunters.
La interacción de las colecciones de Superman con la saga Millenium termina en los primeros números contenidos en este volumen, en el que también se desvela qué fue de Lana Lang después de convertirse en una agente de los Manhunters.
Pero hay mucho más en estas páginas, así que ahora es momento de disfrutar de grandes aventuras de la mano de grandes autores.
Javier Olivares Tolosa
Artículo publicado oiriginalmente en Grandes Autores de Superman: John Byrne - Superman: El hombre de acero vol. 7.

En el presente volumen son varios los personajes que harán su primera aparición tras Crisis en Tierras Infinitas en el universo de Superman, pero de eso hablaremos en el artículo que cierra el tomo. Es importante saber que algunos de los cómics que contiene este recopilatorio formaron parte de un evento editorial de DC Comics que se publicó durante enero y febrero de 1988 y que tuvo un impacto directo en todas las colecciones de la casa durante esos dos meses. Hablamos de la saga Millenium (Milenio), una compleja historia conducida por Steve Englehart y Joe Staton en una miniserie semanal que ejercía de columna vertebral de la saga, pero que para su completa comprensión precisaba de lo que el resto de colecciones iba contando. Todo un esfuerzo para los equipos creativos de cada cabecera, que heredaban el complicado cometido de alimentar –y retroalimentarse– a los acontecimientos de Millenium, aunque en algunos casos supusiera para los guionistas una auténtica odisea encajarlos.

Resumir una historia tan enrevesada como Millenium en el espacio de esta introducción os dejaría con más preguntas que respuestas, así que trataremos de dar solo las pinceladas necesarias en el contexto de Superman. Hablamos de una saga que partía de la premisa de que los Guardianes del Universo decidían “jubilarse” y dejar su puesto a una nueva hornada de elegidos, entre los que por supuesto se encontraban algunos de los héroes de la Tierra. Pero los Manhunters, la raza robótica creada por los Guardianes –a la que, erróneamente, se creía extinta– como un primer intento de crear una policía intergaláctica que después sería su cuerpo de Green Lanterns,
no estaban nada convencidos con la decisión de sus antiguos amos y tomaban cartas en el asunto, despertando a agentes encubiertos que habían infiltrado en la vida de algunos de estos superhéroes. Como vimos en el volumen anterior, en el caso de Superman uno de estos agentes no era otra que Lana Lang, cuya personalidad de agente encubierta había permanecido dormida hasta aquel preciso momento.
Pero la historia de Superman y los Manhunters se remonta muy atrás en el tiempo, de hecho hasta la mismísima explosión del planeta Krypton. En los instantes finales del mundo natal de Superman, los Manhunters tenían la intención de interceptar la nave de Kal-El para emplear al último hijo de Krypton como arma, sabedores del enorme poder que desarrollaría un kryptoniano bajo un Sol amarillo. Cuando los Guardianes del Universo descubrieron el propósito de los Manhunters, no lo permitieron y comenzó así una batalla entre los Manhunters y varios Green Lanterns que se saldó con la muerte de estos últimos, pero que concedió a la nave de Kal-El tiempo suficiente para poder alejarse y salvarse de la destrucción de Krypton. Así, los Manhunters tuvieron que dar una vuelta de tuerca a sus planes y decidieron enviar a dos agentes a Smallville para monitorizar las actividades del kryptoniano, que estaba siendo criado por una pareja humana bajo el nombre de Clark Kent. Los agentes suplantaron la identidad de una pareja a la que eliminaron, el Dr. y la Sra. Withney, quienes durante 30 años ayudaron a traer al mundo a muchos niños. Pero no había ningún noble propósito en ello salvo el de implantar en el cerebro de aquellos niños chips de control que los convirtieran en agentes encubiertos a su servicio listos para actuar cuando llegara el momento, y uno de estos fue Lana Lang, quien reportó durante toda su vida –por supuesto, sin saberlo– las actividades de Clark Kent para sus amos, los Manhunters.
La interacción de las colecciones de Superman con la saga Millenium termina en los primeros números contenidos en este volumen, en el que también se desvela qué fue de Lana Lang después de convertirse en una agente de los Manhunters.
Pero hay mucho más en estas páginas, así que ahora es momento de disfrutar de grandes aventuras de la mano de grandes autores.
Javier Olivares Tolosa
Artículo publicado oiriginalmente en Grandes Autores de Superman: John Byrne - Superman: El hombre de acero vol. 7.