Eccediciones

Superman y José Luis García-López: Con letras de oro

La historia de DC Comics tiene varios nombres propios escritos con letras de oro, y uno de ellos es, sin duda, el de Julius Schwartz (1915-2004). Nacido en el famoso barrio neoyorquino del Bronx en el seno de una familia de inmigrantes rumanos, fue durante toda su vida un fanático de la ciencia ficción. No en vano, fue cofundador de Time Traveller, una de las primeras revistas del género, y también de Solar Sales Service, una agencia de representación literaria cuya clientela incluía a clásicos como H.P. Lovecraft o Ray Bradbury. Terminada su andadura como agente, dio el paso a los cómics como editor en 1944, donde siguió cultivando el género que tanto adoraba.

Los primeros años de la década de los cincuenta, cuando los superhéroes ya estaban de capa caída, fueron especialmente prolíficos para la ciencia ficción, y en DC lo sabían muy bien. El descubrimiento de la bomba atómica y el subsiguiente peligro nuclear, así como la incógnita de los viajes espaciales, que aún no habían desvelado la cruda realidad de si existían marcianos verdes más allá de la atmósfera, propiciaron la aparición de títulos como Strange Adventures, una de las primeras series mimadas de Schwartz y en la que debutaron personajes como el Capitán Cometa, ilustre viajero espacial de la casa.

Pero la verdadera época de gloria del editor llegaría en 1956. Aquel año, las altas esferas de la casa tuvieron una reunión de la que resurgirían Flash y, con él, todo el género superheroico. Aunque nadie recuerde con claridad de quién fue la idea, Schwartz dijo en su día que había aceptado un encargo que no le apetecía en absoluto con la condición de que le dejaran hacer lo que quisiera con un personaje de la Edad de Oro del que no le gustaba ni el uniforme. El resultado, presentado en Showcase núm. 4, fue un enorme éxito que abriría las puertas a numerosas revisiones de conceptos aparentemente obsoletos para las que Schwartz contó con un equipo de autores de confianza como Gardner Fox, John Broome, Carmine Infantino, Mike Sekowsky o Gil Kane. Fueron ellos los responsables de revitalizar a Green Lantern, Hawkman o Átomo con un elemento en común: una fuerte influencia de la ciencia ficción. No tardaría en llegar la Liga de la Justicia de América, con la que el editor recuperó otro concepto: el de la agrupación de héroes que ya vivían aventuras en solitario, al más puro estilo de la Sociedad de la Justicia de América. Fue precisamente Schwartz quien cambió el nombre de “sociedad” por el de “liga”, que tenía connotaciones deportivas que harían el nombre más apetecible a los lectores de la época.

Y también fue él quien, a pesar de no ser fan de la Edad de Oro, recuperó a los personajes de la época en la Tierra 2 original, cuya aparición marcó el debut del Multiverso, un concepto hoy inseparable de las historietas de DC Comics.

A finales de los años sesenta, con la Edad de Plata prácticamente concluida, tanto Schwartz como sus jefes se percataron de que el auge de Marvel Comics y sus héroes con “problemas reales” les estaban perjudicando. Así pues, llegó el momento de que aquellos dioses todopoderosos pusieran los pies en la Tierra, para lo cual el editor contó con un aliado imprescindible: Dennis O’Neil. Con él y con dibujantes como Neal Adams o Curt Swan, un habitual de la editorial, consiguió que los lectores se olvidaran del Batman televisivo dando una visión oscura del personaje que pasaba por despojarlo de Robin y enfrentarlo a amenazas trágicas más que a villanos disfrazados. También repasó los problemas sociales de Estados Unidos en la etapa hoy conocida como Green Lantern/ Green Arrow y recortó las habilidades de Superman en la saga Kryptonita nunca más, cuyos autores intentaron narrar historias medianamente creíbles tras muchos años de derroche imaginativo orquestado por Mort Weisinger, también editor y amigo de Schwartz desde la época de Time Traveller.

En 1975, Schwartz editó un complemento de Átomo en las páginas de Action Comics que entintó un artista que seguro que nos suena: José Luis García-López. Sería el primer trabajo de este para DC Comics, al que seguirían muchos más, como los que vemos en este volumen y los que vimos en el tomo Grandes autores de Superman: José Luis García-López - Superman contra el mundo. El excelente trabajo del autor hizo que el editor le asignara la realización de DC Comics Presents, una nueva serie de team-ups o “aventuras conjuntas” donde el Hombre de Acero compartía peripecias con otros personajes de la editorial.

Dichas historias, las mismas que vamos a leer a continuación, fueron uno de los últimos éxitos de Schwartz, que se retiró en 1986 tras más de cuatro décadas como referente de la editorial. Atrás quedaban los héroes del espacio, la creación de la Edad de Plata, la recuperación de un relativo realismo en el Universo DC, el surgimiento del Multiverso y el debut de personajes hoy imprescindibles como el Flash Barry Allen o el Green Lantern Hal Jordan. Un currículo envidiable para un nombre que, como decíamos al principio, se debe escribir con letras de oro.

Fran San Rafael

Artículo publicado originalmente como introducción de Grandes autores de Superman: José Luis García-López - Superman y los mejores Superhéroes del mundo.