A mediados de 2005, las colecciones relacionadas con el Hombre de Acero estaban experimentando su propia cuenta atrás, que les conduciría a una Crisis Infinita con la que el Universo DC abordaría un proceso de renovación y relanzamiento propiciatorio de grandes cambios editoriales y argumentales. A la espera de que se operara dicha transformación, durante el mes de junio Mark Verheiden y Ed Benes abordaron la recta final de su estancia en Superman; Greg Rucka siguió escribiendo los guiones de Adventures of Superman, con Karl Kerschl como compañero de equipo creativo; John Byrne regresó a Action Comics para dibujar un guion de Gail Simone; y Brian Azzarello y Lee Bermejo publicaron la penúltima entrega de su serie limitada Luthor, centrada en la inusual perspectiva del genio criminal.
En este contexto, también tuvo cabida una atípica obra protagonizada por el ilustre kryptoniano, que llevó por título Superman: Ciudad infinita. Los orígenes del proyecto se remontan a una conversación mantenida por el editor Eddie Berganza con el dibujante argentino Carlos Meglia, sobradamente familiarizado con el álter ego de Clark Kent; no en vano, en el pasado había puesto su talento al servicio del especial Superman/Tarzan: Sons of the Jungle (2001), un divertido arco argumental desarrollado en Adventures of Superman núms. 603-605 (2002) y el Action Comics núm. 799 (2003). Sabedores de la especial naturaleza de su estilo de reminiscencias cartoon, y del toque distintivo que aportaba a un personaje tan icónico como el Hombre de Acero, desde la editorial le propusieron desarrollar una novela gráfica sobre Superman. E inquirido acerca de un posible guionista que le acompañara en la aventura, el de Quilmes no dudó en mencionar a Mike Kennedy, autor procedente de la autoedición con quien había trabajado en la serie limitada Star Wars: Underworld - The Yavin Vassilika. Así pues, el guionista que finalmente tomó las riendas del proyecto estaba más que acostumbrado a lidiar con el peso de la responsabilidad inherente a toda obra relacionada con un imaginario totalmente arraigado en la cultura popular. A dejar a un lado la presión para, en sus palabras, “intentar relajarme, divertirme y atenerme a la esencia del personaje”.
Superman: Ciudad infinita implicó una incursión en la ciencia ficción con la que el dibujante argentino estaba más que familiarizado desde 1976, cuando comenzó a trabajar como ilustrador para la revista El Péndulo. Pero en esta obra tienen cabida todo tipo de elementos, más allá de los convencionalismos de dicho género: magia, intriga, acción trepidante, monstruos y robots… Según el guionista, “este libro podría describirse como un ‘blockbuster de verano de animación’, en la línea de largometrajes como Los Increíbles”. Superproducción en forma de historieta que tiene por detonante argumental una investigación periodística emprendida por Lois Lane, a quien el equipo creativo veía como una figura esencial para potenciar las virtudes de Superman debido a una fortaleza siempre encaminada a perseguir la verdad —independientemente de los obstáculos que se encuentre en el camino—, y a una enriquecedora amplitud de miras, que la convierten en la consejera perfecta.
Sin ánimo de ahondar en un argumento que rememora y enriquece determinadas secuencias clásicas siempre asociados al origen del mito de Superman, cabe destacar la habilidad y el talento demostrados por Meglia en cada página de esta obra. Un trabajo que su compañero de equipo creativo analiza del siguiente modo: “El trabajo de Carlos es increíblemente dinámico, casi puedes ver a los personajes moverse a través de las páginas, como si cada viñeta fuera un fotograma perfectamente elegido de una película de animación. Es sencillamente impresionante, y la historia es divertida, esperanzadora, con escenas dramáticas salpicando secuencias de acción de altos vueltos. Con un poco de suerte, será una lectura satisfactoria para los fans de la aventura, la animación y Superman”.
Inevitablemente, el disfrute de esta obra deja cierto poso amargo, por tratarse de uno de los últimos trabajos que nos regaló Carlos Meglia, tristemente desaparecido en 2008 a la edad de 50 años. Pero la recuperación de cómics como Superman: Ciudad infinita también tiene un componente de homenaje y celebración del talento de este dibujante argentino, cuyos frutos siempre deberían estar al alcance de nuevas generaciones de lectores.
En este contexto, también tuvo cabida una atípica obra protagonizada por el ilustre kryptoniano, que llevó por título Superman: Ciudad infinita. Los orígenes del proyecto se remontan a una conversación mantenida por el editor Eddie Berganza con el dibujante argentino Carlos Meglia, sobradamente familiarizado con el álter ego de Clark Kent; no en vano, en el pasado había puesto su talento al servicio del especial Superman/Tarzan: Sons of the Jungle (2001), un divertido arco argumental desarrollado en Adventures of Superman núms. 603-605 (2002) y el Action Comics núm. 799 (2003). Sabedores de la especial naturaleza de su estilo de reminiscencias cartoon, y del toque distintivo que aportaba a un personaje tan icónico como el Hombre de Acero, desde la editorial le propusieron desarrollar una novela gráfica sobre Superman. E inquirido acerca de un posible guionista que le acompañara en la aventura, el de Quilmes no dudó en mencionar a Mike Kennedy, autor procedente de la autoedición con quien había trabajado en la serie limitada Star Wars: Underworld - The Yavin Vassilika. Así pues, el guionista que finalmente tomó las riendas del proyecto estaba más que acostumbrado a lidiar con el peso de la responsabilidad inherente a toda obra relacionada con un imaginario totalmente arraigado en la cultura popular. A dejar a un lado la presión para, en sus palabras, “intentar relajarme, divertirme y atenerme a la esencia del personaje”.
Superman: Ciudad infinita implicó una incursión en la ciencia ficción con la que el dibujante argentino estaba más que familiarizado desde 1976, cuando comenzó a trabajar como ilustrador para la revista El Péndulo. Pero en esta obra tienen cabida todo tipo de elementos, más allá de los convencionalismos de dicho género: magia, intriga, acción trepidante, monstruos y robots… Según el guionista, “este libro podría describirse como un ‘blockbuster de verano de animación’, en la línea de largometrajes como Los Increíbles”. Superproducción en forma de historieta que tiene por detonante argumental una investigación periodística emprendida por Lois Lane, a quien el equipo creativo veía como una figura esencial para potenciar las virtudes de Superman debido a una fortaleza siempre encaminada a perseguir la verdad —independientemente de los obstáculos que se encuentre en el camino—, y a una enriquecedora amplitud de miras, que la convierten en la consejera perfecta.
Sin ánimo de ahondar en un argumento que rememora y enriquece determinadas secuencias clásicas siempre asociados al origen del mito de Superman, cabe destacar la habilidad y el talento demostrados por Meglia en cada página de esta obra. Un trabajo que su compañero de equipo creativo analiza del siguiente modo: “El trabajo de Carlos es increíblemente dinámico, casi puedes ver a los personajes moverse a través de las páginas, como si cada viñeta fuera un fotograma perfectamente elegido de una película de animación. Es sencillamente impresionante, y la historia es divertida, esperanzadora, con escenas dramáticas salpicando secuencias de acción de altos vueltos. Con un poco de suerte, será una lectura satisfactoria para los fans de la aventura, la animación y Superman”.
Inevitablemente, el disfrute de esta obra deja cierto poso amargo, por tratarse de uno de los últimos trabajos que nos regaló Carlos Meglia, tristemente desaparecido en 2008 a la edad de 50 años. Pero la recuperación de cómics como Superman: Ciudad infinita también tiene un componente de homenaje y celebración del talento de este dibujante argentino, cuyos frutos siempre deberían estar al alcance de nuevas generaciones de lectores.