El concepto de Siete Soldados surgió del deseo de recrear y actualizar algunos de los brillantes pero a menudo ignorados personajes menores del Universo DC. Tras haber abordado casi todos los grandes personajes tanto de DC como de Marvel, sentí que necesitaba un reto más grande, y lanzar un puñado de nuevos cómics a un mercado reaccionario parecía algo suficientemente duro. El problema es que hay un límite en lo que puedes hacer con los pesos pesados, y es que no puedes ir demasiado lejos sin romperlos o repetirte. Así que, en contra del sentido común, decidí tomar el camino complicado que llevaba hasta personajes capaces de cambiar.
Personajes sin equipaje, que podían ser colocados en situaciones extravagantes a vida o muerte, sin garantía de que se recuperaran o sobrevivieran siquiera. Yo quería suspense, peligro, crimen, magia, fantasía, terror, romance y apocalipsis, todo envuelto en un ciclo de historias superheroicas potentes e imaginativas. Por encima de todo, supuse que ya iba siendo hora de llevar el concepto del superhéroe en algunas direcciones inesperadas, centrando los focos sobre un grupo de hombres y mujeres disfrazados, con deseos y motivaciones muy diferentes de aquellos de los de los superhéroes tradicionales.
Para ello, escarbé entre mi colección de cómics raídos y seleccioné un puñado de grandes personajes de DC que tenían superpoderes, pero que no eran necesariamente superhéroes, lo que me permitía explorar las ideas de lo sobrehumano y el heroísmo desde un ángulo ligeramente diferente. También sabía que, aunque quería que mis historias fueran emocionalmente “realistas”, una ambientación en un “mundo real”, al estilo de cómics como Watchmen o The Ultimates, no me proporcionaría el trasfondo que necesitaba, mientras que el Universo DC estaba lleno de posibilidades narrativas, vida extraña y rincones inexplorados.
Al final, terminé con dos libretas llenas de notas, dibujos, trajes renovados y unas 10 u 11 ideas para nuevas series, que terminaron quedándose en siete: Míster Milagro, Zatanna, el Guardián, Klarion el Niño Brujo, Bulleteer, Caballero Brillante y Frankenstein. A cada personaje se le otorgó una miniserie de presentación de cuatro números, con un primer número en que se narraba su origen, un arco inicial y muy bien definido sobre el personaje, y suficiente gasolina conceptual para años venideros, por si los fans exigían una serie regular.
En cada caso, la intención original era transformar una lista de propiedades de DC, desatendidas y de tercera, en títulos con fuerza comercial y con potencial para desarrollar franquicias. En todos los casos, eso supuso reinventar el personaje de cero, poniendo el énfasis en ideas nuevas y frescas, ángulos inusuales, nuevos “trajes”, nuevas situaciones, nuevos secundarios y unas nuevas aventuras salvajes como no se hubieran visto en las páginas de los otros cómics del momento.
Para enfatizar aún más la singularidad de Siete Soldados, gran parte de la acción tiene lugar en una grieta poco explorada del UDC: ¡Nueva York! Emparedada entre la futurista Metropolis y la sombría Gotham, la poco aprovechada “Ciudad Cenicienta” (con dos hermanas mayores feas, ¿lo pillas?) ha tomado vida propia como escenario para que estos campeones del siglo XXI interpreten sus dramas de pérdida, redención, trascendencia, fracaso y muerte.
Una vez hube elegido los siete personajes que quería usar, no pude evitar pensar en las maneras de enlazar todos los títulos. Empecé a pensar en los siete como un equipo, e imaginé un superequipo cuyos miembros jamás se encontraban pero que, de algún modo, debían trabajar juntos para salvar al mundo de una amenaza devastadora, bien preparada y aparentemente imparable.
Aunque cada número de Siete Soldados —y, de hecho, cada una de las miniseries— era completamente independiente, descubrí que podía hacer que los personajes de un título afectaran las vidas de los personajes de otro, así que lo que empezó con un puñado aleatorio de títulos inconexos terminó mutando en algo bastante diferente; una fantasía épica de capa y espada, con un reparto de centenares de personajes, una amenaza letal y un tapiz de historias interconectadas que se combinaban para revelar una terrorifica imagen global.
Solo leyendo los 30 números de Siete Soldados (en tus manos tienes el primer tomo de los cuatro que conformarán la serie) podrán los lectores encajar los acontecimientos pasmosos que arrastrarán a estos siete a la aventura de sus vidas.
Sabes que te va a encantar.
El mismo viejo universo.
Nuevos héroes.
Y dicen que siete es el número de la suerte...
Grant Morrison, 2004.
Ar´ticulo publicado originalmente como introducción de Siete Soldados de la Victoria núm. 1 (de 4).
Personajes sin equipaje, que podían ser colocados en situaciones extravagantes a vida o muerte, sin garantía de que se recuperaran o sobrevivieran siquiera. Yo quería suspense, peligro, crimen, magia, fantasía, terror, romance y apocalipsis, todo envuelto en un ciclo de historias superheroicas potentes e imaginativas. Por encima de todo, supuse que ya iba siendo hora de llevar el concepto del superhéroe en algunas direcciones inesperadas, centrando los focos sobre un grupo de hombres y mujeres disfrazados, con deseos y motivaciones muy diferentes de aquellos de los de los superhéroes tradicionales.
Para ello, escarbé entre mi colección de cómics raídos y seleccioné un puñado de grandes personajes de DC que tenían superpoderes, pero que no eran necesariamente superhéroes, lo que me permitía explorar las ideas de lo sobrehumano y el heroísmo desde un ángulo ligeramente diferente. También sabía que, aunque quería que mis historias fueran emocionalmente “realistas”, una ambientación en un “mundo real”, al estilo de cómics como Watchmen o The Ultimates, no me proporcionaría el trasfondo que necesitaba, mientras que el Universo DC estaba lleno de posibilidades narrativas, vida extraña y rincones inexplorados.
Al final, terminé con dos libretas llenas de notas, dibujos, trajes renovados y unas 10 u 11 ideas para nuevas series, que terminaron quedándose en siete: Míster Milagro, Zatanna, el Guardián, Klarion el Niño Brujo, Bulleteer, Caballero Brillante y Frankenstein. A cada personaje se le otorgó una miniserie de presentación de cuatro números, con un primer número en que se narraba su origen, un arco inicial y muy bien definido sobre el personaje, y suficiente gasolina conceptual para años venideros, por si los fans exigían una serie regular.
En cada caso, la intención original era transformar una lista de propiedades de DC, desatendidas y de tercera, en títulos con fuerza comercial y con potencial para desarrollar franquicias. En todos los casos, eso supuso reinventar el personaje de cero, poniendo el énfasis en ideas nuevas y frescas, ángulos inusuales, nuevos “trajes”, nuevas situaciones, nuevos secundarios y unas nuevas aventuras salvajes como no se hubieran visto en las páginas de los otros cómics del momento.
Para enfatizar aún más la singularidad de Siete Soldados, gran parte de la acción tiene lugar en una grieta poco explorada del UDC: ¡Nueva York! Emparedada entre la futurista Metropolis y la sombría Gotham, la poco aprovechada “Ciudad Cenicienta” (con dos hermanas mayores feas, ¿lo pillas?) ha tomado vida propia como escenario para que estos campeones del siglo XXI interpreten sus dramas de pérdida, redención, trascendencia, fracaso y muerte.
Una vez hube elegido los siete personajes que quería usar, no pude evitar pensar en las maneras de enlazar todos los títulos. Empecé a pensar en los siete como un equipo, e imaginé un superequipo cuyos miembros jamás se encontraban pero que, de algún modo, debían trabajar juntos para salvar al mundo de una amenaza devastadora, bien preparada y aparentemente imparable.
Aunque cada número de Siete Soldados —y, de hecho, cada una de las miniseries— era completamente independiente, descubrí que podía hacer que los personajes de un título afectaran las vidas de los personajes de otro, así que lo que empezó con un puñado aleatorio de títulos inconexos terminó mutando en algo bastante diferente; una fantasía épica de capa y espada, con un reparto de centenares de personajes, una amenaza letal y un tapiz de historias interconectadas que se combinaban para revelar una terrorifica imagen global.
Solo leyendo los 30 números de Siete Soldados (en tus manos tienes el primer tomo de los cuatro que conformarán la serie) podrán los lectores encajar los acontecimientos pasmosos que arrastrarán a estos siete a la aventura de sus vidas.
Sabes que te va a encantar.
El mismo viejo universo.
Nuevos héroes.
Y dicen que siete es el número de la suerte...
Grant Morrison, 2004.
Ar´ticulo publicado originalmente como introducción de Siete Soldados de la Victoria núm. 1 (de 4).