Eccediciones

Robin: Año uno - Dúos dinámicos

Siempre habrá personas condenadas a entenderse e historias destinadas a contarse. Es el caso de Chuck Dixon (Filadelfia, 1954) y Scott Beatty (EE.UU., 1969), cuyos caminos se cruzaron en Robin: Año uno. Su objetivo era relatar de nuevo, en pleno año 2000, los inicios de Dick Grayson como Chico Maravilla... tarea nada sencilla debido a la importancia del primer héroe que llevó el nombre de Robin y a sus décadas de historia. Bill Finger, Jerry Robinson y Bob Kane le presentaron por vez primera en el número 38 de Detective Comics, publicado en 1940, y entre sus inspiradores estaban el doctor John H. Watson —ayudante de Sherlock Holmes— y el propio Robin Hood. Su éxito fue fulminante y su figura, destinada a que los jóvenes lectores se identificaran con ella —pero también a que Batman tuviese a quién dar explicaciones en vez de sustentarlas en simples textos de apoyo o globos de pensamiento—, quedaría unida a la del Hombre Murciélago desde su mismo debut. No obstante, ¿cómo podría adaptarse aquel relato a la actualidad?

Por una parte, Dixon era uno de los guionistas más veteranos de la industria cuando ambos abordaron este proyecto. Durante los años ochenta había trabajado para Comico, Marvel y Eclipse, y fue su labor con Airboy en esta última editorial lo que llamó la atención de Dennis O’Neil, editor de los títulos relacionados con Batman en DC Comics. El talento de Dixon para escribir personajes juveniles hizo que O’Neil le encargase la primera miniserie de Robin (Tim Drake), un éxito que asociaría a Dixon con el Chico Maravilla hasta el punto de escribir dos miniseries posteriores, también dibujadas por Tom Lyle. Aquello derivaría en la primera serie regular de Robin, que guionizaría durante años con ese tercer Chico Maravilla como protagonista. Para Dixon, la figura de Robin es indisociable de la mitología de Batman. Ha manifestado en repetidas ocasiones su animadversión por los guionistas que conciben al Caballero Oscuro como un solitario que debería estar separado de él. Incluso ha llegado a decir que es la asociación entre Batman y Robin lo que ha permitido que ambos duren más de 75 años. Y ha demostrado que el Dúo Dinámico conforma un excelente equipo en una cabecera histórica: Detective Comics, en la que haría debutar a uno de los personajes más queridos por los aficionados, Stephanie Brown, también conocida como Spoiler (en el núm. 647, de 1992). Dixon aprecia tanto a Stephanie que llegó a expresar públicamente su desagrado por lo que hicieron con ella tras su marcha, aunque es probable que si leyera la actual Detective Comics, con James Tynion IV y Eddy Barrows, encontraría a Tim y Stephanie mucho más cercanos de lo que cree. También es Dixon uno de los guionistas que durante más tiempo se han ocupado de Dick Grayson en la serie Nightwing, ambientada en una ciudad que disfrutó componiendo personalmente: Blüdhaven, también añorada... y recuperada tras Renacimiento.

Por otra parte, antes de Robin: Año uno, Scott Beatty había demostrado sus vastos conocimientos sobre DC en varias fichas de los especiales Secret Files and Origins. Sin embargo, estaba ansioso por escribir un cómic que demostrara su aprecio por Dick, al que considera, sin tapujos, el personaje más interesante de todo el género superheroico. Dixon y Beatty coinciden incluso en detalles de la biografía de Dick que otros guionistas discutirían, como el hecho de que Barbara Gordon sea el auténtico amor de su vida (y repetirían equipo en Batgirl: Year One, de 2003, donde volverían a encontrarse con el dibujante Marcos Martín y enfatizarían el idilio). Beatty llega al extremo de evocar un relato clásico como uno de los que más le marcaron: el núm. 13 de Batman Family (1977), con una secuencia en la que Dick reunía el valor suficiente para declararle su amor a Batgirl... pero ella parecía haberse quedado dormida en un sofá mientras él se lo decía. Y digo “parecía” porque Beatty no fue el único guionista fascinado por aquel número: años después, Marc Andreyko recuperaría la misma secuencia en el segundo Nightwing Annual (2007), donde revelaría que Barbara en realidad había estado despierta y lo había oído todo. Chuck Dixon y Scott Beatty también coincidieron en que el narrador ideal para Robin: Año uno no era ni Bruce Wayne ni Dick Grayson, sino alguien muy cercano a ambos: Alfred Pennyworth, el mayordomo de la Mansión Wayne, no solo para legitimar el nuevo rol de Dick, sino como “eje moral” que identificaba sus propios principios con los de mentor y discípulo.

La asociación entre Dixon, Beatty y Dick Grayson terminaría yendo más allá de Robin: Año uno, y llegarían a producir una especie de secuela en Nightwing: Year One (arco argumental que se publicó a lo largo del año 2005, en los núms. 101-106 de la serie regular americana Nightwing). Allí contarían con Scott McDaniel para insistir en su visión de Dick como un personaje destinado a aportar luz al microcosmos de Gotham City en general y de Batman en particular, relacionándolo con otros héroes de la editorial. Algunos eran previsibles, como los Titanes, pero otros no tanto, como Deadman y... ¡Superman! Así es: la mitología kryptoniana del Hombre de Acero y su papel personal en la transición de Robin a Nightwing resultan decisivos en manos de Dixon y Beatty.

Los guiones del tándem por separado tampoco fueron ajenos a la importancia de Robin (de cualquier Robin) en este contexto. El protagonismo de Barbara en Birds of Prey hacía que su relación con Dick también fuera relevante en esa cabecera, que Dixon pasó años escribiendo desde su propio especial de inicio (1996). Pero también retomaría a Tim Drake a finales de la primera década del siglo XXI, en un regreso a la serie que él mismo ayudó a cimentar. Y Beatty firmaría una etapa como guionista en solitario en Batman: Gotham Knights (núms. 33-49, entre 2002 y 2004), en la que prestaría atención a algo muy poco explorado hasta entonces: la relación entre la Batgirl original (Barbara) y el segundo Robin (Jason Todd). Ambos guionistas quisieron realizar otro proyecto conjunto, Jason Todd: Year One, que habría complementado este Robin: Año uno, pero nunca llegó a ver la luz.

Sin embargo, incluso hoy en día, Robin: Año uno continúa siendo una de las historias más queridas de Dick Grayson jamás contadas. Puede que sea por la singularidad del dibujo de Javier Pulido y Marcos Martín, que la diferencia de los estilos más convencionales en la representación gráfica de superhéroes y le da un aire de “relato iniciático” nada común, pero directamente emparentado con los orígenes del personaje. O puede que sea por la poderosa historia de Dixon y Beatty, en la que se suceden los momentos de enorme intensidad dramática para un protagonista que —no lo olvidemos— es básicamente un niño. El caso es que esta ha quedado en la memoria de muchos lectores como la versión definitiva del origen del Chico Maravilla. Y curiosamente uno de esos lectores es el actor Burt Ward, que interpretó a Dick en la serie televisiva de imagen real de los años sesenta y que considera Robin: Año uno el mejor cómic que se ha hecho con el personaje. El “hijo gris de Gotham”, como le apoda Scott Snyder en su reciente etapa en Batman, es a fecha de hoy uno de los personajes más populares de DC Comics, ya sea en sus aventuras en solitario —como superhéroe o agente secreto— o en las que sigue compartiendo con su mentor. Por suerte, Dixon y Beatty también han anunciado en pleno 2016 que volverán a trabajar juntos... como no podía ser de otra manera.

Felip Tobar

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