Que una odisea suele ser también un periplo, como la de Ulises, es algo que no parece haber pasado desapercibido a Phil Hester. Célebre por su aportación gráfica a los guiones de Kevin Smith para Green Arrow (a partir del año 2001), este autor de Iowa, curtido en la escena independiente, creó con él a algunos de los más recientes héroes y villanos del Universo DC. Por ejemplo, a Mia Dearden (la última Speedy) y al inefable Onomatopeya, visto hace poco en dos aventuras de Batman del propio Smith, Cacofonía y Círculo sin fin. Hester, habiendo trabajado con la Cosa del Pantano, Nightwing o Creeper, se mostró entusiasmado al recibir el encargo de llevar a buen puerto la propuesta de J. Michael Straczynski para esta serie. De hecho, pese a seguir las pautas del guionista, considera que a partir del núm. 604 americano el relato es básicamente suyo (con lo cual este tomo entero también lo sería) y se muestra agradecido a DC por la oportunidad de escribir esta etapa y hacer de ella “una historia completa y autoconclusiva”. Y lo ha logrado, porque cuesta ser fan y no esbozar una sonrisa con el desenlace, al margen de que sea más o menos convencional, más o menos fácil, o incluso de que fuera el planeado inicialmente o no.
El caso es que Hester, con el mérito de no haber dejado un mal sabor de boca pese a las circunstancias, dará paso a una nueva Wonder Woman... la del gran relanzamiento de DC. Allí ya veremos cómo Brian Azzarello y Cliff Chiang toman las riendas del personaje y asistiremos a sorprendentes revelaciones: su origen no será lo que hasta ahora parecía, lucirá un nuevo uniforme, se nos explicará por qué renuncia al título de princesa de Themyscira y adopta el de Wonder Woman, veremos a los dioses del Olimpo con aspectos mucho menos ortodoxos de lo habitual y, por si fuera poco, todo ello se nos contará desde una perspectiva más violenta y visceral que de costumbre. ¿Demasiadas coincidencias con esta Odisea? Es posible. Pero se agradecen ese Azzarello sorprendentemente familiarizado con la mitología griega, que parece disfrutar como un enano con las puñaladas traperas entre sus protagonistas, y ese Chiang en estado de gracia, que probablemente firma su mejor trabajo hasta la fecha. Puede que incluso algunos prefieran Odisea al relanzamiento, seguramente no, pero de todas formas algo está claro: la Diana que veremos, sin querer desvelar demasiado, seguirá siendo una heroína... y lo será, en el sentido mitológico del término, más de lo que nunca lo ha sido.
Felip Tobar
Artículo incluido en el volumen Wonder Woman núm. 2
El caso es que Hester, con el mérito de no haber dejado un mal sabor de boca pese a las circunstancias, dará paso a una nueva Wonder Woman... la del gran relanzamiento de DC. Allí ya veremos cómo Brian Azzarello y Cliff Chiang toman las riendas del personaje y asistiremos a sorprendentes revelaciones: su origen no será lo que hasta ahora parecía, lucirá un nuevo uniforme, se nos explicará por qué renuncia al título de princesa de Themyscira y adopta el de Wonder Woman, veremos a los dioses del Olimpo con aspectos mucho menos ortodoxos de lo habitual y, por si fuera poco, todo ello se nos contará desde una perspectiva más violenta y visceral que de costumbre. ¿Demasiadas coincidencias con esta Odisea? Es posible. Pero se agradecen ese Azzarello sorprendentemente familiarizado con la mitología griega, que parece disfrutar como un enano con las puñaladas traperas entre sus protagonistas, y ese Chiang en estado de gracia, que probablemente firma su mejor trabajo hasta la fecha. Puede que incluso algunos prefieran Odisea al relanzamiento, seguramente no, pero de todas formas algo está claro: la Diana que veremos, sin querer desvelar demasiado, seguirá siendo una heroína... y lo será, en el sentido mitológico del término, más de lo que nunca lo ha sido.
Felip Tobar
Artículo incluido en el volumen Wonder Woman núm. 2