“¡No vuelvas a llamarme Superboy!” Así de tajante se mostraba Conner Kent en su primera aparición, estratégicamente situada en el cuaderno en el que Superman resucitaba poco después de su emotivo funeral. Solo bastó esa frase para definir al personaje para siempre. El clon del kryptoniano era un rebelde. Casi recién nacido, huyó de sus creadores. No quería que nadie controlase su destino. Nuestro héroe anhelaba ser algo más que una simple copia del Hombre de Acero y por eso se obsesionó con forjar su propia identidad. Tardó una década y media en conseguirlo. Para ello tuvo que vivir miles de aventuras. Conoció el amor y el de-sengaño. Incluso murió. Sea como fuere, el adolescente estaba a punto de madurar en el 2011, pero entonces el Universo DC se renovó y todo volvió a empezar…
El nuevo Superboy sigue siendo un clon. Solo sabemos que sus genes proceden de Krypton y de la Tierra. Es muy posible que Lex Luthor ya no sea su segundo padre. Los cambios no acaban aquí. El muchacho ha sido creado por una misteriosa organización que pretende utilizarlo para capturar y matar a jóvenes con poderes. Eso no es lo que Conner ansía. Él solo quiere tomar las riendas de su vida. ¿Escapará como antaño? La verdad es que Superboy ha vuelto a nacer, pero mantiene intacta su esencia más reciente. No ha perdido su trabajada madurez. Continúa siendo el chico comedido e inteligente que hace poco volaba de la mano de Jeff Lemire. Por este motivo, antes de marcharse prefiere analizar la situación. Evalúa qué es lo que más conviene a sus propios intereses. No tiene prisa. No duda en enfrentase a los Jóvenes Titanes porque no descarta la posibilidad de convertirse en un sicario, aunque a medida que avanza su estancia en la Tierra empieza a comprender el significado del bien y del mal. Entonces toma su decisión, pero quizá sea demasiado tarde. Sus creadores pretenden secuestrar a todos los adolescentes superpoderosos del mundo para encerrarlos y obligarlos a que se maten entre ellos.
Posiblemente, la mayor diferencia con el clon original es que esta nueva versión no inicia su vuelo de una manera tan solitaria. Conner tiene amigos y aliados por doquier: desde los Jóvenes Titanes a Destructora, pasando por varios oficiales de la organización que lo ha visto nacer. Su mejor camarada es Caitlin Fairchild. Desgraciadamente, estos personajes pertenecen a bandos opuestos. Cuando Superboy haga caso al instinto y se rebele, algunos de ellos se convertirán en enemigos.
Enrique Ríos
El nuevo Superboy sigue siendo un clon. Solo sabemos que sus genes proceden de Krypton y de la Tierra. Es muy posible que Lex Luthor ya no sea su segundo padre. Los cambios no acaban aquí. El muchacho ha sido creado por una misteriosa organización que pretende utilizarlo para capturar y matar a jóvenes con poderes. Eso no es lo que Conner ansía. Él solo quiere tomar las riendas de su vida. ¿Escapará como antaño? La verdad es que Superboy ha vuelto a nacer, pero mantiene intacta su esencia más reciente. No ha perdido su trabajada madurez. Continúa siendo el chico comedido e inteligente que hace poco volaba de la mano de Jeff Lemire. Por este motivo, antes de marcharse prefiere analizar la situación. Evalúa qué es lo que más conviene a sus propios intereses. No tiene prisa. No duda en enfrentase a los Jóvenes Titanes porque no descarta la posibilidad de convertirse en un sicario, aunque a medida que avanza su estancia en la Tierra empieza a comprender el significado del bien y del mal. Entonces toma su decisión, pero quizá sea demasiado tarde. Sus creadores pretenden secuestrar a todos los adolescentes superpoderosos del mundo para encerrarlos y obligarlos a que se maten entre ellos.
Posiblemente, la mayor diferencia con el clon original es que esta nueva versión no inicia su vuelo de una manera tan solitaria. Conner tiene amigos y aliados por doquier: desde los Jóvenes Titanes a Destructora, pasando por varios oficiales de la organización que lo ha visto nacer. Su mejor camarada es Caitlin Fairchild. Desgraciadamente, estos personajes pertenecen a bandos opuestos. Cuando Superboy haga caso al instinto y se rebele, algunos de ellos se convertirán en enemigos.
Enrique Ríos