Eccediciones
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Profundidad histórica

 Superado el ecuador de la ambiciosa y extensa historia con la que Scott Snyder y Greg Capullo inaguran su etapa al frente de Batman, este mes nos encontramos con dos entregas repletas de información: revelaciones, guiños y detalles que propician el significativo avance de una trama culpable de que La noche de los Búhos se cierna sobre el Nuevo Universo DC.

Decidido a profundizar en los secretos, misterios y árboles genealógicos relacionados con la urbe que sirve de hogar al Cruzado de la Capa, Snyder pensó en Batman: Puertas de Gotham como preludio de una trilogía de arcos argumentales, el primero de los cuales ocupa ahora nuestra atención. Para alcanzar tal fin, el guionista norteamericano ha tratado de potenciar cierto sentido de la profundidad histórica a través de la revisitación de episodios pretéritos del personaje, añadiendo sutiles matices que dan pie a nuevas interpretaciones. Así sucede cuando en el primero de los tebeos aquí incluidos nos encontramos con un pasaje onírico estructurado en torno a las ya míticas palabras pronunciadas por Bruce Wayne en Batman: Año Uno (1987), de Frank Miller y David Mazzucchelli: “Sí, padre. Me convertiré en un murciélago”; una frase y una secuencia que remiten al Detective Comics núm. 33 (1939), donde por primera vez se relató el origen del personaje. Tampoco es azarosa la elección de la contraseña empleada por Alfred para acceder a la batcueva, consistente en el apellido de Douglas Fairbanks, protagonista de aquella película que la familia Wayne vio la fatídica noche en que Park Row se convirtió en el Callejón del Crimen: La marca del Zorro (1920); un largometraje con el que comenzó la leyenda cinematográfica de Don Diego Vega, cuyo álter ego fue el héroe de infancia de Bruce, además de reconocida influencia de Bob Kane a la hora de crear al Caballero Oscuro.

Las alusiones se convierten en autorreferencias cuando Bruce verbaliza la relación del Tribunal de los Búhos con el Circo Haly, el mismo que en su día albergó el espectáculo de los Grayson Voladores y que sirvió de hogar a un jovencísimo Dick. Su teoría parece vinculada con la historia Espejo Oscuro, que publicada en el tomo Batman: Detective Comics (Planeta DeAgostini Cómics), comenzaba con el primer Chico Maravilla recordando el modo en que sus padres planificaban su número acrobático mapa en mano, señalando el grado de dificultad de las actuaciones en función del nivel de exigencia del público: alfileres azules para localidades pequeñas, alfileres rojos para grandes ciudades y tan solo un alfiler negro, reservado para Gotham City. Un escenario en el que ejecutar el número más complejo y ambicioso de la temporada, debido el refinado paladar de los gothamitas… ¿o tal vez por estar bajo la atenta mirada del Tribunal de los Búhos?

En estos cómics también nos encontramos con la explicación de los cliffhangers con los que se cerraban las primeras entregas de esta colección, además de poder disfrutar la primera de las historias de complemento con las que Scott Snyder –acompañado de James Tynion IV y Rafael Albuquerque– pretende enriquecer el trasfondo de La noche de los Búhos. La temida noche durante la cual se producirá el enfrentamiento definitivo contra los enemigos que han mostrado “la verdad” a nuestro protagonista: que la Gotham City que creía conocer, su ciudad… no existe. Aquellos enemigos que durante el próximo mes se pasearán por las páginas de Batwing, Batgirl y Batman y Robin, colecciones que de forma excepcional, y con motivo de este crossover, serán publicadas dentro de esta misma cabecera.

David Hernández