Espectro de Seda es el alias de una vigilante enmascarada y Laurie Juspeczyk (o Jupiter) es su nombre real. Este complejo personaje fue creado por Alan Moore (V de Vendetta) y Dave Gibbons (Superman/Batman: los mejores del mundo) en la emblemática serie Watchmen, el cómic que cambió los cómics al explorar de un modo adulto diversos temas como el poder, la guerra, el fin del mundo, el fracaso, la moral y, por supuesto, la voz femenina dentro del mundo del superhéroe.
Laurie Juspeczyk nació a la sombra de su madre, Sally, la primera Espectro de Seda, que siempre buscó que su hija, quisiera o no, siguiese sus pasos como heroína. Con un uniforme que no dejaba de ser una modernización del que lució su madre y sin tener ninguna clase de superpoder, Laurie se transformó en una joven heroína solo por los deseos de su madre y, finalmente, por su anhelo de imponerse ante un mundo cruel y oscuro, demostrando de qué estaba hecha.
En esos primeros días llamaría la atención del público, convirtiéndose en un producto de la campaña de marketing diseñada por su madre. Debido a ello, Laurie participaría en la fallida reunión de los Crimebusters, una iniciativa del Capitán Metropolis para crear un nuevo grupo de vigilantes que protegiese el mundo al borde del colapso. Búho Nocturno, Rorschach, Ozymandias, el Comediante, el Doctor Manhattan… eran los candidatos de Metropolis. El deseo de crear un supergrupo no saldría adelante, pero la reunión sí demostró ser decisiva a muchísimos niveles para Laurie, al coincidir con su gran amor, el Doctor Manhattan, y con el legendario Comediante, un oscuro personaje del que la madre de Laurie guardaba un funesto recuerdo. Años más tarde, cuando el antiguo amigo de su madre, Hollis Mason, publicó sus memorias tituladas Bajo la capucha, Laurie creería saber porqué su madre actuó como actuó.
Eran malos tiempos para los vigilantes. Su carrera como luchadora contra el crimen se truncó con la llegada del Acta Keene, una medida que prohibió la actividad de estos enmascarados. Dicha reforma política hizo que Laurie abandonase su identidad secreta como la segunda Espectro de Seda; ese acto la libró de convertirse en un juguete roto, pero el peso de su pasado la acompañaría. Durante los siguientes años, reflexionó sobre su adolescencia y su juventud y se percató de cómo el sueño de su madre le robó su vida y, de ahí, frente a la imagen de pin-up superheroína de Sally, decidió emprender otro camino.
En esa época, Laurie fue el único nexo del Doctor Manhattan con la humanidad hasta que ella rompió dicha unión; la deshumanización del único superhombre del mundo, su amado, estaba destruyéndola. No temió dar un paso adelante y separarse. No obstante, sería ella la que intervendría en el regreso del Doctor Manhattan a la Tierra, cuando demostraría que su existencia ya era un milagro que representaba lo extrañamente fascinante y compleja que es la vida humana. En ese instante, Laurie fue la representación de cada uno de nosotros con su coraje, su imperfección, su humanidad.
El carácter de Laurie siempre fue combativo, capaz de decir no al dios en el que se convirtió Manhattan, discutir cómo la crió su anciana madre, enfrentarse al hombre más inteligente del mundo que es Ozymandias, dar una oportunidad a Dan Dreiberg o dejar claro a Rorschach que ella es independiente y capaz de tomar sus propias decisiones.
Watchmen no es su único legado en el Universo DC. Dentro de Antes de Watchmen ocuparía un papel destacado con la serie homónima Espectro de Seda, gracias a Darwyn Cooke (JLA: La nueva frontera) y Amanda Conner (Harley Quinn). En esta obra se relata sus primeros años como justiciera en la época hippie de San Francisco, su reunión con los Crimebusters o el encuentro con el Doctor Manhattan. En la reciente El Reloj del Juicio Final de Geoff Johns (Green Lantern) y el dibujante Gary Frank (¡Shazam!), el rol de Laurie también es una pieza clave.
Más allá de las viñetas, en el cine, fue interpretada por Malin Akerman en Watchmen (Zack Snyder, 2009) y en la pequeña pantalla por Jean Smart en la serie secuela Watchmen, creada por Damon Lindelof para HBO.
De vigilante por obligación a una mujer que ha luchado contra los prejuicios y los cánones establecidos, Laurie es un gran ejemplo de cómo las mujeres marcan la diferencia.
Carlos J. Eguren
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Laurie Juspeczyk nació a la sombra de su madre, Sally, la primera Espectro de Seda, que siempre buscó que su hija, quisiera o no, siguiese sus pasos como heroína. Con un uniforme que no dejaba de ser una modernización del que lució su madre y sin tener ninguna clase de superpoder, Laurie se transformó en una joven heroína solo por los deseos de su madre y, finalmente, por su anhelo de imponerse ante un mundo cruel y oscuro, demostrando de qué estaba hecha.
En esos primeros días llamaría la atención del público, convirtiéndose en un producto de la campaña de marketing diseñada por su madre. Debido a ello, Laurie participaría en la fallida reunión de los Crimebusters, una iniciativa del Capitán Metropolis para crear un nuevo grupo de vigilantes que protegiese el mundo al borde del colapso. Búho Nocturno, Rorschach, Ozymandias, el Comediante, el Doctor Manhattan… eran los candidatos de Metropolis. El deseo de crear un supergrupo no saldría adelante, pero la reunión sí demostró ser decisiva a muchísimos niveles para Laurie, al coincidir con su gran amor, el Doctor Manhattan, y con el legendario Comediante, un oscuro personaje del que la madre de Laurie guardaba un funesto recuerdo. Años más tarde, cuando el antiguo amigo de su madre, Hollis Mason, publicó sus memorias tituladas Bajo la capucha, Laurie creería saber porqué su madre actuó como actuó.
Eran malos tiempos para los vigilantes. Su carrera como luchadora contra el crimen se truncó con la llegada del Acta Keene, una medida que prohibió la actividad de estos enmascarados. Dicha reforma política hizo que Laurie abandonase su identidad secreta como la segunda Espectro de Seda; ese acto la libró de convertirse en un juguete roto, pero el peso de su pasado la acompañaría. Durante los siguientes años, reflexionó sobre su adolescencia y su juventud y se percató de cómo el sueño de su madre le robó su vida y, de ahí, frente a la imagen de pin-up superheroína de Sally, decidió emprender otro camino.
En esa época, Laurie fue el único nexo del Doctor Manhattan con la humanidad hasta que ella rompió dicha unión; la deshumanización del único superhombre del mundo, su amado, estaba destruyéndola. No temió dar un paso adelante y separarse. No obstante, sería ella la que intervendría en el regreso del Doctor Manhattan a la Tierra, cuando demostraría que su existencia ya era un milagro que representaba lo extrañamente fascinante y compleja que es la vida humana. En ese instante, Laurie fue la representación de cada uno de nosotros con su coraje, su imperfección, su humanidad.
El carácter de Laurie siempre fue combativo, capaz de decir no al dios en el que se convirtió Manhattan, discutir cómo la crió su anciana madre, enfrentarse al hombre más inteligente del mundo que es Ozymandias, dar una oportunidad a Dan Dreiberg o dejar claro a Rorschach que ella es independiente y capaz de tomar sus propias decisiones.
Watchmen no es su único legado en el Universo DC. Dentro de Antes de Watchmen ocuparía un papel destacado con la serie homónima Espectro de Seda, gracias a Darwyn Cooke (JLA: La nueva frontera) y Amanda Conner (Harley Quinn). En esta obra se relata sus primeros años como justiciera en la época hippie de San Francisco, su reunión con los Crimebusters o el encuentro con el Doctor Manhattan. En la reciente El Reloj del Juicio Final de Geoff Johns (Green Lantern) y el dibujante Gary Frank (¡Shazam!), el rol de Laurie también es una pieza clave.
Más allá de las viñetas, en el cine, fue interpretada por Malin Akerman en Watchmen (Zack Snyder, 2009) y en la pequeña pantalla por Jean Smart en la serie secuela Watchmen, creada por Damon Lindelof para HBO.
De vigilante por obligación a una mujer que ha luchado contra los prejuicios y los cánones establecidos, Laurie es un gran ejemplo de cómo las mujeres marcan la diferencia.
Carlos J. Eguren
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