Al igual que muchos personajes femeninos de los sesenta, Batgirl nació para subir los niveles de audiencia a una serie de televisión. En este caso, la serie Batman protagonizada por Adam West. Para ello, la productora le pidió a William Dozier, Carmine Infantino y Julius Schwartz (editor de DC Comics en ese momento) que diesen con una superheroína que llamase la atención de chicas jóvenes. Si triunfaba en los cómics, triunfaría en la televisión, y así fue: en enero debutaba en el número 359 de Detective Comics y en septiembre en el episodio 95 de la tercera temporada. Entra Batgirl, sale el Pingüino.
El personaje superó las expectativas de la editorial y en poco tiempo no había nadie que no conociese a Barbara Gordon, directora de la Biblioteca Pública de Gotham y la hija del Comisario Gordon. Con estos breves detalles de su biografía, queda marcado el único rasgo constante del personaje: su gran inteligencia y su afán de conocimiento.
Lamentablemente, a finales de los ochenta la popularidad del personaje comienza a desvanecerse por la falta de interés de los lectores. En este escenario aparece Alan Moore, autor de V de Vendetta o Watchmen, como guionista Batman: La broma asesina. Cómic fatídico para Batgirl y que sigue siendo uno de los ejemplos más conocidos de lo que la popular guionista Gail Simone bautizó como “Mujeres en el frigorífico”, término empleado para referirse a los personajes femeninos que sólo existen como herramienta para hacer avanzar la trama del hombre protagonista.
No obstante, Batman: La broma asesina dio a Barbara la oportunidad de reinventarse. Kim Yale y John Ostrander le dan una nueva vida con el nombre de Oráculo en las páginas del Escuadrón Suicida. En esta nueva etapa, como consecuencia del desenlace en la obra de Moore, Barbara queda relegada a una silla de ruedas. Sin embargo, el equipo creativo no se deja limitar y aprovecha las características esenciales del personaje para convertirla en el cerebro operativo de los personajes más relevantes del universo de DC.
Bajo el pseudónimo de Oráculo, Barbara se convierte en una de las pocas y más positivas representaciones de personas discapacitadas en el mundo de los cómics. Muy lejos de resignarse a perder su autonomía, toma las riendas de su destino y decide convertirse en algo más. Esto último, en gran parte gracias a Gail Simone y su trabajo en Aves de Presa. No es sorprendente que la guionista que acuñó el concepto de “Mujeres en el frigorífico” diera forma a la mejor versión de Barbara: brillante, inteligente, divertida, una líder capaz y una buena amiga.
El Nuevo Universo que DC lanza en 2011 trajo muchos cambios y entre ellos uno bastante sorprendente: después de más de 20 años en silla de ruedas, Barbara Gordon volvía a andar en manos de Gail Simone, que también regresaba para la ocasión. La autora, que conoce como nadie el pasado de Batgirl, otorga al personaje la fuerza necesaria para levantarse. El resultado fue una obra en perfecto equilibrio entre el trauma y el afán por superación. Batgirl volvía de una manera radiante, energética y vivaz.
Tras el paso de Gail Simone, Barbara Gordon decide continuar sus estudios de postgrado en el vecindario más cool de Gotham: Burnside. En la etapa Batgirl: La chica murciélago de Burnside de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr, nuestra chica, lejos de encontrar el descanso y cambio de aires que necesitaba, se ve envuelta en tramas puramente detectivescas ambientadas en una Era de Información y de redes sociales que amenazan a Batgirl con no liberarla de su pasado. Batgirl consigue superarse a sí misma interiorizando todo lo sucedido, abriéndose paso entre la oscuridad que sigue acechándola, para así convertir a Gotham en una ciudad de villanos conocidos y por conocer, ninguno de los cuales puede hacerla caer.
Barbara Gordon no es una guerrera entrenada para matar, ni es una rica heredera con una historia trágica. Tampoco tiene superpoderes. Barbara es una chica joven, con ganas de comerse el mundo, producto del cariño de muchos guionistas que han sabido ver el resultado de lo que hace el amor propio, la constancia y el esfuerzo por conseguir lo que se desea y esto no podría reflejarlo mejor que Barbara Gordon como Batgirl.
Avocadon’t
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El personaje superó las expectativas de la editorial y en poco tiempo no había nadie que no conociese a Barbara Gordon, directora de la Biblioteca Pública de Gotham y la hija del Comisario Gordon. Con estos breves detalles de su biografía, queda marcado el único rasgo constante del personaje: su gran inteligencia y su afán de conocimiento.
Lamentablemente, a finales de los ochenta la popularidad del personaje comienza a desvanecerse por la falta de interés de los lectores. En este escenario aparece Alan Moore, autor de V de Vendetta o Watchmen, como guionista Batman: La broma asesina. Cómic fatídico para Batgirl y que sigue siendo uno de los ejemplos más conocidos de lo que la popular guionista Gail Simone bautizó como “Mujeres en el frigorífico”, término empleado para referirse a los personajes femeninos que sólo existen como herramienta para hacer avanzar la trama del hombre protagonista.
No obstante, Batman: La broma asesina dio a Barbara la oportunidad de reinventarse. Kim Yale y John Ostrander le dan una nueva vida con el nombre de Oráculo en las páginas del Escuadrón Suicida. En esta nueva etapa, como consecuencia del desenlace en la obra de Moore, Barbara queda relegada a una silla de ruedas. Sin embargo, el equipo creativo no se deja limitar y aprovecha las características esenciales del personaje para convertirla en el cerebro operativo de los personajes más relevantes del universo de DC.
Bajo el pseudónimo de Oráculo, Barbara se convierte en una de las pocas y más positivas representaciones de personas discapacitadas en el mundo de los cómics. Muy lejos de resignarse a perder su autonomía, toma las riendas de su destino y decide convertirse en algo más. Esto último, en gran parte gracias a Gail Simone y su trabajo en Aves de Presa. No es sorprendente que la guionista que acuñó el concepto de “Mujeres en el frigorífico” diera forma a la mejor versión de Barbara: brillante, inteligente, divertida, una líder capaz y una buena amiga.
El Nuevo Universo que DC lanza en 2011 trajo muchos cambios y entre ellos uno bastante sorprendente: después de más de 20 años en silla de ruedas, Barbara Gordon volvía a andar en manos de Gail Simone, que también regresaba para la ocasión. La autora, que conoce como nadie el pasado de Batgirl, otorga al personaje la fuerza necesaria para levantarse. El resultado fue una obra en perfecto equilibrio entre el trauma y el afán por superación. Batgirl volvía de una manera radiante, energética y vivaz.
Tras el paso de Gail Simone, Barbara Gordon decide continuar sus estudios de postgrado en el vecindario más cool de Gotham: Burnside. En la etapa Batgirl: La chica murciélago de Burnside de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr, nuestra chica, lejos de encontrar el descanso y cambio de aires que necesitaba, se ve envuelta en tramas puramente detectivescas ambientadas en una Era de Información y de redes sociales que amenazan a Batgirl con no liberarla de su pasado. Batgirl consigue superarse a sí misma interiorizando todo lo sucedido, abriéndose paso entre la oscuridad que sigue acechándola, para así convertir a Gotham en una ciudad de villanos conocidos y por conocer, ninguno de los cuales puede hacerla caer.
Barbara Gordon no es una guerrera entrenada para matar, ni es una rica heredera con una historia trágica. Tampoco tiene superpoderes. Barbara es una chica joven, con ganas de comerse el mundo, producto del cariño de muchos guionistas que han sabido ver el resultado de lo que hace el amor propio, la constancia y el esfuerzo por conseguir lo que se desea y esto no podría reflejarlo mejor que Barbara Gordon como Batgirl.
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