A primera vista puede parecer un poco extraño que el Caballero Oscuro case tan bien con el género noir. Sin embargo, si reflexionamos un poco nos daremos cuenta de que Batman y este tipo de historias son conceptos que van de la mano. Ambos introducen elementos de misterio y se mueven en ciudades extremadamente peligrosas. Además, los dos provienen de las mismas fuentes. El género noir nació en los años cuarenta como la evolución lógica de las novelas y cintas de detectives de los años treinta. Tanto es así que mucha gente califica como noir ciertos relatos que fueron publicados antes del nacimiento de este. Y el Caballero Oscuro, aunque no sea un dato muy conocido, estuvo inspirado en una película de misterio de 1930 titulada The Bat Whispers. Por lo tanto, no es de extrañar que dos autores contemporáneos decidan inventar una aventura inspirada en el universo de Batman y el resultado sea simplemente espectacular. Juntar Batman y noir es lo más natural del mundo.
Antes de continuar con esa reflexión será mejor que hagamos un inciso y hablemos de The Bat Whispers. No suele ser un tema de conversación muy habitual, a pesar de lo importante que fue para la creación de Bruce Wayne y compañía. The Bat Whispers es una película clásica en la que un misterioso criminal que se conoce bajo el nombre del Murciélago anuncia su inminente retiro mientras la acaudalada Cornelia Van Gorder se va a vivir a la finca de un famoso banquero. Cornelia recibe un susto tras otro en una trama perpetrada por el Murciélago y es que, según parece, este ha decidido que Cornelia sea una de sus últimas víctimas y, para perpetrar el crimen, se ha infiltrado en su vida bajo una identidad secreta. ¿Será el mayordomo, el empleado de mantenimiento o algunos de los miembros de la policía? Como vemos, la premisa es bastante simple y quizás parezca más cercana a las tramas de misterio teatrales, algo lógico si tenemos en cuenta que The Bat Whispers es la segunda adaptación de The Bat, una obra teatral de 1920. Por cierto, el plan del Murciélago os sonará bastante ya que ha sido repetido en muchos otros sitios: todos los secundarios de la historia se unen para buscar un tesoro escondido en una vieja mansión, pero a medida que avanza la historia, el Murciélago los elimina uno a uno.
Volviendo a nuestro hilo argumental, aunque las aventuras del Caballero Oscuro pertenecen al género superheroico, sus historias –sobre todo las iniciales– siempre se han movido entre dos aguas, ya que contienen elementos que claramente pertenecen al misterio. Por poner unos ejemplos, en muchas ocasiones Batman debe descubrir un crimen y enfrentarse a un maestro criminal. Gotham City es una ciudad llena de secretos, perfecta para perpetrar los planes más atroces y/o para esconder un cadáver en cada esquina. Tanto la policía como muchos de los otros habitantes de Gotham son amorales o poseen un toque de nostalgia, etc. Para ubicar a Batman en una historia noir solo es necesario eliminar el factor superheroico, y por eso Ed Brubaker y Sean Phillips juegan con la idea de la posible inexistencia del Caballero Oscuro. Se centran en las tramas policíacas y enfatizan la decadencia inherente en Gotham City. En definitiva, destilan las aventuras de Batman para dejar única y exclusivamente aquellos elementos que pertenecen claramente al género noir.

La calidad de Batman: Gotham Noir es indiscutible. Desde luego, esto no es ninguna sorpresa. Ed Brubaker y Sean Phillips son dos autores que llevan más de una década ganán- dose la vida con historias de este estilo. Ya en 1999, dos años antes de la publicación del tebeo que tenéis entre manos, ambos se encontraron con Michael Lark en una miniserie de misterio llamada Scene of the Crime que se publicó dentro del sello Vertigo.
Batman: Gotham Noir es una de las primeras narraciones noir del tándem formado por Brubaker y Phillips a solas, y a esta han seguido títulos tan importantes como Fatale, Incógnito o Criminal. Justamente esta última fue merecedora de dos premios Eisner. Se puede argumentar que el tebeo que estáis a punto de leer no es tan redondo como alguna de las cabeceras que acabo de mencionar, pero eso es lógico dado que es su precursor.
Ya para finalizar, este volumen incluye una historia corta que fue publicada en el núm. 21 de The Batman Chronicles, una serie trimestral del Caballero Oscuro que funcionaba a modo de antología. La historia en sí es importante ya que está firmada por uno de los guionistas más importantes de Marvel Comics: Brian Michael Bendis. Sin embargo, lo mejor de todo es que se trata de un claro homenaje a Ciudadano Kane, una obra maestra cinematográfica de 1941 que estuvo dirigida por Orson Welles. En aquella cinta se examinó la vida del magnate Charles Foster Kane, justo después de que este muriese con una última palabra en la boca: Rosebud. Ese nombre hacía referencia a un objeto perteneciente a su pasado, justamente a una de las pocas épocas en las que fue feliz. Bendis utiliza el mismo argumento, adaptado al universo de Bruce Wayne. Sin embargo, la revelación final es completamente inesperada, tal como debe ser en cualquier historia de misterio que se precie.
Enrique Ríos
Artículo publicado originalmente como introducción de Batman: Gotham noir.

Antes de continuar con esa reflexión será mejor que hagamos un inciso y hablemos de The Bat Whispers. No suele ser un tema de conversación muy habitual, a pesar de lo importante que fue para la creación de Bruce Wayne y compañía. The Bat Whispers es una película clásica en la que un misterioso criminal que se conoce bajo el nombre del Murciélago anuncia su inminente retiro mientras la acaudalada Cornelia Van Gorder se va a vivir a la finca de un famoso banquero. Cornelia recibe un susto tras otro en una trama perpetrada por el Murciélago y es que, según parece, este ha decidido que Cornelia sea una de sus últimas víctimas y, para perpetrar el crimen, se ha infiltrado en su vida bajo una identidad secreta. ¿Será el mayordomo, el empleado de mantenimiento o algunos de los miembros de la policía? Como vemos, la premisa es bastante simple y quizás parezca más cercana a las tramas de misterio teatrales, algo lógico si tenemos en cuenta que The Bat Whispers es la segunda adaptación de The Bat, una obra teatral de 1920. Por cierto, el plan del Murciélago os sonará bastante ya que ha sido repetido en muchos otros sitios: todos los secundarios de la historia se unen para buscar un tesoro escondido en una vieja mansión, pero a medida que avanza la historia, el Murciélago los elimina uno a uno.
Volviendo a nuestro hilo argumental, aunque las aventuras del Caballero Oscuro pertenecen al género superheroico, sus historias –sobre todo las iniciales– siempre se han movido entre dos aguas, ya que contienen elementos que claramente pertenecen al misterio. Por poner unos ejemplos, en muchas ocasiones Batman debe descubrir un crimen y enfrentarse a un maestro criminal. Gotham City es una ciudad llena de secretos, perfecta para perpetrar los planes más atroces y/o para esconder un cadáver en cada esquina. Tanto la policía como muchos de los otros habitantes de Gotham son amorales o poseen un toque de nostalgia, etc. Para ubicar a Batman en una historia noir solo es necesario eliminar el factor superheroico, y por eso Ed Brubaker y Sean Phillips juegan con la idea de la posible inexistencia del Caballero Oscuro. Se centran en las tramas policíacas y enfatizan la decadencia inherente en Gotham City. En definitiva, destilan las aventuras de Batman para dejar única y exclusivamente aquellos elementos que pertenecen claramente al género noir.

La calidad de Batman: Gotham Noir es indiscutible. Desde luego, esto no es ninguna sorpresa. Ed Brubaker y Sean Phillips son dos autores que llevan más de una década ganán- dose la vida con historias de este estilo. Ya en 1999, dos años antes de la publicación del tebeo que tenéis entre manos, ambos se encontraron con Michael Lark en una miniserie de misterio llamada Scene of the Crime que se publicó dentro del sello Vertigo.
Batman: Gotham Noir es una de las primeras narraciones noir del tándem formado por Brubaker y Phillips a solas, y a esta han seguido títulos tan importantes como Fatale, Incógnito o Criminal. Justamente esta última fue merecedora de dos premios Eisner. Se puede argumentar que el tebeo que estáis a punto de leer no es tan redondo como alguna de las cabeceras que acabo de mencionar, pero eso es lógico dado que es su precursor.
Ya para finalizar, este volumen incluye una historia corta que fue publicada en el núm. 21 de The Batman Chronicles, una serie trimestral del Caballero Oscuro que funcionaba a modo de antología. La historia en sí es importante ya que está firmada por uno de los guionistas más importantes de Marvel Comics: Brian Michael Bendis. Sin embargo, lo mejor de todo es que se trata de un claro homenaje a Ciudadano Kane, una obra maestra cinematográfica de 1941 que estuvo dirigida por Orson Welles. En aquella cinta se examinó la vida del magnate Charles Foster Kane, justo después de que este muriese con una última palabra en la boca: Rosebud. Ese nombre hacía referencia a un objeto perteneciente a su pasado, justamente a una de las pocas épocas en las que fue feliz. Bendis utiliza el mismo argumento, adaptado al universo de Bruce Wayne. Sin embargo, la revelación final es completamente inesperada, tal como debe ser en cualquier historia de misterio que se precie.
Enrique Ríos
Artículo publicado originalmente como introducción de Batman: Gotham noir.