En estos últimos tiempos, casi se antoja apropiado leer la colección Superman mientras escuchamos de fondo el estribillo del tema Changes de David Bowie, porque si algo está trayendo esta cabecera es precisamente eso: cambios. Cambios de origen, cambios laborales, cambios de pareja e incluso de villanos. Muy pocas cosas en el universo del Hombre de Acero parecen inmutables a día de hoy, lo cual proporciona a la colección una gran sensación de frescura, de originalidad y de que todo es posible en este nuevo universo.
Tras los acontecimientos de La llegada de H’El, queda claro que el mundo ahora tiene cierto temor hacia Superman, algo que parecía superado tras sus primeros años, en los que se le consideraba una amenaza (recordad los primeros números de Superman o el recopilatorio de los mismos que ECC Ediciones publica en formato tomo). Su Fortaleza de la Soledad es un verdadero búnker inexpugnable y repleto de la más fantástica tecnología alienígena, y después de que un kryptoniano malvado casi haya destruido la Tierra, el gobierno no se siente cómodo con que Superman posea semejante potencial y ha querido tener acceso ilimitado a esas instalaciones. Pero por primera vez hemos visto al Hombre de Acero dar un puñetazo en la mesa y negarse en redondo a que alguien meta las narices en su “hogar” y lo convierta en un laboratorio de experimentación. Un gran cambio con respecto al clásico boy scout que conocíamos, que demuestra así su disconformidad con el modo en que el mundo le da las gracias por haberlo salvado... una vez más.
Pero esta actitud más firme y menos complaciente de Superman no es el único cambio que hemos visto aquí. Hemos conocido también la nueva ocupación de Clark Kent después de que abandonara el Daily Planet por no estar conforme con el nuevo rumbo amarillista que había tomado el diario en manos del Grupo Internacional Planet. Y como muchos habían imaginado ya, el periodismo freelance a través de Internet era la opción más lógica. Ahora bien, todavía tendremos que ver si Clark está de acuerdo con esa página web de noticias y cotilleos que su compañera Cat Grant ha creado para ellos con la dirección www.clarkcatropolis.com. Dirección que, por cierto, nos remite directamente a la página de Superman de DC Comics, por si alguien tiene la intención de probarlo.
Otro de los personajes más icónicos de la mitología de Superman también había experimentado grandes cambios en esta nueva etapa. Nos referimos a Lois Lane, la intrépida reportera y eterna novia de Superman, que en el Nuevo Universo DC ha recibido un nuevo estatus de ejecutiva televisiva y hasta un nuevo novio, Jonathan Carroll, compañero de profesión (pero no de diario; Carroll trabaja para un periódico rival, el Metro Star) con quien Lois mantiene una relación bastante seria. Precisamente en este número hemos podido ver avances en estos dos aspectos del personaje de Lois, ya que hemos conocido el origen de esa relación con Jon Carroll durante la cobertura de un conflicto bélico en Qurac, y hemos observado el regreso de Lois como reportera de calle. No olvidemos que Superman, por su parte, también mantiene una nueva relación con la espectacular Wonder Woman, formando una de las parejas más perfectas imaginables. ¿O se os ocurre una pareja mejor que el Hombre de Acero y la Princesa Amazona?

Pero sin duda lo más destacable del cómic de este mes es el comienzo de la nueva etapa de Andy Diggle y Tony Daniel al frente de Action Comics. Aunque su andadura en la colección va a ser más corta de lo que en principio apuntaba, queda muy claro que la historia que tienen entre manos posee un potencial enorme y que está llamada a atar algunos de los cabos sueltos que la colección ha ido dejando durante todos estos meses. Probablemente el mayor enigma del que parece que vamos a conocer la respuesta es el de los acontecimientos que llevaron a Lex Luthor a la prisión de ultramáxima seguridad en la que Superman y Superboy lo visitaron durante el inicio de La llegada de H’El. Aquí vemos a Lex Luthor libre y al frente de unas instalaciones con la mejor tecnología posible, diagnosticado de personalidad sociópata, megalomanía psicótica y considerado como la persona más peligrosa del planeta. Y como hemos visto, parece que todo ese potencial lo dedica exclusivamente a terminar con Superman a través de la manipulación y la recombinación de su ADN con fines por ahora desconocidos. En los próximos números veremos que el conflicto alcanzará cotas verdaderamente épicas y seremos testigos de cómo estos dos archienemigos se ven las caras para tener algo más que palabras.
Queda claro que este nuevo Lex Luthor retoma también su vertiente más clásica, la de aquel supercientífico megalómano con ansias de dominación mundial y que no dudaba en construir los más rocambolescos artefactos e idear los planes más fantásticos para tratar de destruir a Superman. No obstante, la nueva versión de Luthor no resulta un villano de opereta, sino una modernización de aquel concepto, adaptado a nuestros días. Lejos queda la versión de John Byrne en la que Lex era un empresario cuyo nombre jamás se ensuciaba con acciones como secuestrar a una psiquiatra y que mantenía a raya a Superman con su ingenio y sus ilimitados recursos, logrando salir siempre inmaculado de todos los planes que él orquestaba.
Pero además del clásico Lex Luthor, el Hombre de Acero también va a tener que hacer frente a un enemigo que normalmente no es de su “galería”. Nos referimos a Hector Hammond, villano a quien ya hemos visto en estas páginas y que tradicionalmente es un problema de Green Lantern (incluso fue el villano de la adaptación cinematográfica del personaje dirigida por Martin Campbell). Dotado de un poder psíquico sin igual, Hammond puede suponer para Superman un problema mucho mayor de lo que su débil aspecto puede sugerir. Y no nos olvidamos tampoco de Orión, uno de los Nuevos Dioses que ya ha puesto su vista en el Hombre de Acero con la intención de ir a por él. Se avecinan tiempos muy difíciles para Superman en esta colección repleta de cambios cada vez más interesantes.
Javier Olivares Tolosa
Artículo incluido en las páginas de Superman núm. 18.

Tras los acontecimientos de La llegada de H’El, queda claro que el mundo ahora tiene cierto temor hacia Superman, algo que parecía superado tras sus primeros años, en los que se le consideraba una amenaza (recordad los primeros números de Superman o el recopilatorio de los mismos que ECC Ediciones publica en formato tomo). Su Fortaleza de la Soledad es un verdadero búnker inexpugnable y repleto de la más fantástica tecnología alienígena, y después de que un kryptoniano malvado casi haya destruido la Tierra, el gobierno no se siente cómodo con que Superman posea semejante potencial y ha querido tener acceso ilimitado a esas instalaciones. Pero por primera vez hemos visto al Hombre de Acero dar un puñetazo en la mesa y negarse en redondo a que alguien meta las narices en su “hogar” y lo convierta en un laboratorio de experimentación. Un gran cambio con respecto al clásico boy scout que conocíamos, que demuestra así su disconformidad con el modo en que el mundo le da las gracias por haberlo salvado... una vez más.
Pero esta actitud más firme y menos complaciente de Superman no es el único cambio que hemos visto aquí. Hemos conocido también la nueva ocupación de Clark Kent después de que abandonara el Daily Planet por no estar conforme con el nuevo rumbo amarillista que había tomado el diario en manos del Grupo Internacional Planet. Y como muchos habían imaginado ya, el periodismo freelance a través de Internet era la opción más lógica. Ahora bien, todavía tendremos que ver si Clark está de acuerdo con esa página web de noticias y cotilleos que su compañera Cat Grant ha creado para ellos con la dirección www.clarkcatropolis.com. Dirección que, por cierto, nos remite directamente a la página de Superman de DC Comics, por si alguien tiene la intención de probarlo.
Otro de los personajes más icónicos de la mitología de Superman también había experimentado grandes cambios en esta nueva etapa. Nos referimos a Lois Lane, la intrépida reportera y eterna novia de Superman, que en el Nuevo Universo DC ha recibido un nuevo estatus de ejecutiva televisiva y hasta un nuevo novio, Jonathan Carroll, compañero de profesión (pero no de diario; Carroll trabaja para un periódico rival, el Metro Star) con quien Lois mantiene una relación bastante seria. Precisamente en este número hemos podido ver avances en estos dos aspectos del personaje de Lois, ya que hemos conocido el origen de esa relación con Jon Carroll durante la cobertura de un conflicto bélico en Qurac, y hemos observado el regreso de Lois como reportera de calle. No olvidemos que Superman, por su parte, también mantiene una nueva relación con la espectacular Wonder Woman, formando una de las parejas más perfectas imaginables. ¿O se os ocurre una pareja mejor que el Hombre de Acero y la Princesa Amazona?

Pero sin duda lo más destacable del cómic de este mes es el comienzo de la nueva etapa de Andy Diggle y Tony Daniel al frente de Action Comics. Aunque su andadura en la colección va a ser más corta de lo que en principio apuntaba, queda muy claro que la historia que tienen entre manos posee un potencial enorme y que está llamada a atar algunos de los cabos sueltos que la colección ha ido dejando durante todos estos meses. Probablemente el mayor enigma del que parece que vamos a conocer la respuesta es el de los acontecimientos que llevaron a Lex Luthor a la prisión de ultramáxima seguridad en la que Superman y Superboy lo visitaron durante el inicio de La llegada de H’El. Aquí vemos a Lex Luthor libre y al frente de unas instalaciones con la mejor tecnología posible, diagnosticado de personalidad sociópata, megalomanía psicótica y considerado como la persona más peligrosa del planeta. Y como hemos visto, parece que todo ese potencial lo dedica exclusivamente a terminar con Superman a través de la manipulación y la recombinación de su ADN con fines por ahora desconocidos. En los próximos números veremos que el conflicto alcanzará cotas verdaderamente épicas y seremos testigos de cómo estos dos archienemigos se ven las caras para tener algo más que palabras.
Queda claro que este nuevo Lex Luthor retoma también su vertiente más clásica, la de aquel supercientífico megalómano con ansias de dominación mundial y que no dudaba en construir los más rocambolescos artefactos e idear los planes más fantásticos para tratar de destruir a Superman. No obstante, la nueva versión de Luthor no resulta un villano de opereta, sino una modernización de aquel concepto, adaptado a nuestros días. Lejos queda la versión de John Byrne en la que Lex era un empresario cuyo nombre jamás se ensuciaba con acciones como secuestrar a una psiquiatra y que mantenía a raya a Superman con su ingenio y sus ilimitados recursos, logrando salir siempre inmaculado de todos los planes que él orquestaba.
Pero además del clásico Lex Luthor, el Hombre de Acero también va a tener que hacer frente a un enemigo que normalmente no es de su “galería”. Nos referimos a Hector Hammond, villano a quien ya hemos visto en estas páginas y que tradicionalmente es un problema de Green Lantern (incluso fue el villano de la adaptación cinematográfica del personaje dirigida por Martin Campbell). Dotado de un poder psíquico sin igual, Hammond puede suponer para Superman un problema mucho mayor de lo que su débil aspecto puede sugerir. Y no nos olvidamos tampoco de Orión, uno de los Nuevos Dioses que ya ha puesto su vista en el Hombre de Acero con la intención de ir a por él. Se avecinan tiempos muy difíciles para Superman en esta colección repleta de cambios cada vez más interesantes.
Javier Olivares Tolosa
Artículo incluido en las páginas de Superman núm. 18.