No son muchos los superhéroes que han obtenido sus poderes gracias a la mera influencia de una astronave extraterrestre, como fue el caso de Animal Man en su primera aparición. O al menos eso teníamos entendido hasta ahora: fuera mediante la radiación de la propia nave, o fuera por la intervención de dos escuálidos y amarillentos alienígenas, el caso es que sus dones no parecían de este mundo. En su encarnación clásica, Buddy no tardó en unirse al grupo conocido como los Héroes Olvidados y vivió aventuras esporádicas, incluso alguna compartida con el Hombre de Acero, pero sin ningún hito reseñable más allá de los propios de la génesis de un superhéroe clásico. Fue con posterioridad a Crisis en Tierras Infinitas cuando empezó una nueva era en la que, presentándose como un héroe reticente y cotidiano -cuya vida laboral y familiar le ocupaba la mayor parte del tiempo-, se definiría a grandes rasgos como el personaje que actualmente conocemos. Tras vivir una memorable etapa “metaliteraria” que culminaría con el encuentro de Buddy con quien la escribió, Grant Morrison, el personaje se vería abocado a una vertiginosa pero no menos definitoria época en la que se estableció su vínculo con “el Rojo”, una gran fuerza universal que dejaba claro que él era el avatar de toda vida animal... al igual que “el Verde”, la fuerza de lo vegetal, tenía por avatar a la Cosa del Pantano. Pero los poderes de Animal Man, lejos de estancarle, continuaron definiéndose mejor e incluso ampliándose a medida que su relación con la comunidad superheroica del Universo DC también lo hacía. Buddy ha llegado a ser, por ejemplo, miembro de varias encarnaciones de la Liga de la Justicia, Black Lantern y White Lantern, e incluso llegó a formar equipo con Adam Strange y Starfire para emprender una odisea espacial que le volvería capaz de recurrir al “Campo Morfogenético” no solo para reproducir las habilidades de los animales de la Tierra, sino también las de los de todo el cosmos. Quizá parte de ello importe para la historia que ahora empieza, quizá no sea así, pero el caso es que Buddy es ese viejo conocido que esperaríamos encontrar tal como reaparece en estas páginas: retirado en apariencia de la comunidad superheroica, es un tipo tan corriente como un metahumano con sus poderes pueda serlo y trata de llevar una vida lo más normal posible con su familia (su esposa, Ellen, y sus dos hijos, Cliff y Maxine). Poco sospecha lo que se le viene encima en esta nueva y aclamada etapa de sus aventuras.
Felip Tobar