Que los vikingos eran aficionados a los saqueos no es ningún secreto, sobre todo para el lector que haya devorado las anteriores entregas de Northlanders. En esta ocasión, vamos a conocer de primera mano el ansia de ciertos invasores por hacerse con las muchas posesiones de Francia, un país que en el siglo IX aún estaba condicionado por el Tratado de Verdún, que dividía el imperio conseguido por Carlomagno en tres partes. La que nos importa en este caso es la occidental, que se corresponde más o menos con la Francia actual.
Para que los escandinavos pudieran recorrer el país, era vital la ruta fluvial del Sena, que contaba con un escollo de vital importancia: París. La ciudad fue asediada por primera vez el año 845, pero no hubo éxito, así que los saqueadores tuvieron que volver en diversas ocasiones. El intento más notable fue el emprendido por los daneses del rey Sigfred en 885, cuando empezó un asedio que duró hasta el año siguiente. Es precisamente esa historia la que nos cuenta Brian Wood en este volumen de Northlanders con la inestimable colaboración del dibujante Simon Gane (Vinyl Underground). El protagonista de la misma es Mads, un experto guerrero al que acompaña, entre otros, un monje llamado Abbo, que en la vida real fue el encargado de dejar constancia escrita de los hechos.
El Asedio de París de 885 fue una muestra clarísima de la importancia que tuvieron las fortificaciones en la Edad Media, ya que fueron precisamente las infraestructuras lo que bloqueó el paso de los vikingos, que se desesperaron al ver que, por mucho que se esforzaran, no eran capaces de seguir el curso que habían previsto y que los iba a conducir a Borgoña. Sin embargo, la presión ejercida por los nórdicos fue tal que el rey Carlos III el Gordo terminó dejándoles pasar a cambio de una importante aportación económica. Eso sí, Eudes, conde de París, y los propios ciudadanos de la urbe, se negaron a acatar las órdenes de un monarca fracasado, lo cual obligó a los daneses a acarrear los barcos por tierra para poder volver al río una vez rebasada la ciudad. La tozudez encumbró al propio Eudes como nuevo rey de la Francia occidental tras la abdicación forzosa de Carlos III el Gordo.
Pero lo importante en Northlanders no es tanto el final del conflicto histórico, sino cómo lo viven los personajes con los que Brian Wood nos sumerge una vez más en una era violenta y dura que en las viñetas resulta mucho más atractiva de lo que, sin duda, debió de ser en realidad.
Fran San Rafael
Artículo incluido en el volumen Northlanders núm. 6
Para que los escandinavos pudieran recorrer el país, era vital la ruta fluvial del Sena, que contaba con un escollo de vital importancia: París. La ciudad fue asediada por primera vez el año 845, pero no hubo éxito, así que los saqueadores tuvieron que volver en diversas ocasiones. El intento más notable fue el emprendido por los daneses del rey Sigfred en 885, cuando empezó un asedio que duró hasta el año siguiente. Es precisamente esa historia la que nos cuenta Brian Wood en este volumen de Northlanders con la inestimable colaboración del dibujante Simon Gane (Vinyl Underground). El protagonista de la misma es Mads, un experto guerrero al que acompaña, entre otros, un monje llamado Abbo, que en la vida real fue el encargado de dejar constancia escrita de los hechos.
El Asedio de París de 885 fue una muestra clarísima de la importancia que tuvieron las fortificaciones en la Edad Media, ya que fueron precisamente las infraestructuras lo que bloqueó el paso de los vikingos, que se desesperaron al ver que, por mucho que se esforzaran, no eran capaces de seguir el curso que habían previsto y que los iba a conducir a Borgoña. Sin embargo, la presión ejercida por los nórdicos fue tal que el rey Carlos III el Gordo terminó dejándoles pasar a cambio de una importante aportación económica. Eso sí, Eudes, conde de París, y los propios ciudadanos de la urbe, se negaron a acatar las órdenes de un monarca fracasado, lo cual obligó a los daneses a acarrear los barcos por tierra para poder volver al río una vez rebasada la ciudad. La tozudez encumbró al propio Eudes como nuevo rey de la Francia occidental tras la abdicación forzosa de Carlos III el Gordo.
Pero lo importante en Northlanders no es tanto el final del conflicto histórico, sino cómo lo viven los personajes con los que Brian Wood nos sumerge una vez más en una era violenta y dura que en las viñetas resulta mucho más atractiva de lo que, sin duda, debió de ser en realidad.
Fran San Rafael
Artículo incluido en el volumen Northlanders núm. 6