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Los Nuevos Titanes de Wolfman y Pérez

El regreso del clásico de DC Comics.

 

Cuando se respasan las etapas más importantes e influyentes de toda la historia de DC Comics, hay una que siempre sale inevitablemente a la palestra: Los Nuevos Titanes, a cargo de Marv Wolfman y George Pérez. Pero, ¿qué es lo que la hace tan especial? ¿Cuáles fueron las claves de su éxito? Vamos a recordarlo con motivo del lanzamiento del primer tomo de la colección destinada a recuperar este clásico del noveno arte.

En 1980, ambos autores dieron un vuelco total a un supergrupo que había sido creado como una mera contrapartida juvenil de la Liga de la Justicia de América casi dos décadas antes. Varios de sus protagonistas seguían esta filosofía de legado superheroico, pero el relanzamiento les dotó de una tridimensionalidad nunca antes vista. Robin, Dick Grayson, había sido hasta entonces el eterno compañero de Batman y ahora alcanzaba un punto de madurez en el que se planteaba su papel como vigilante independiente. Kid Flash, Wally West, simplemente quería vivir una vida de adolescente normal. Y Wonder Girl, Donna Troy, era un personaje lleno de dudas sobre su misterioso y desconocido origen.

Marv Wolfman y George Pérez, quienes establecieron un vínculo que iba más allá del de guionista y dibujante y creaban y desarrollaban juntos las tramas, añadieron tres personajes de nuevo cuño al cóctel. Por un lado, la enigmática Raven, presentada casi como un ente taciturno que se encargaba de reunir a esta nueva iteración del grupo con un propósito que no acababa de quedar claro. Por otro, Ciborg, un joven atormentado por los experimentos que había realizado su propio padre sobre su cuerpo y para quien sus poderes eran poco menos que una maldición. Y también Starfire, una alienígena que encarnaba la candidez e inocencia de quién descubre todo un nuevo mundo por primera vez. La guinda la pusieron recuperando a Beast Boy, el alocado componente multiforme de la Patrulla Condenada al que rebautizaron como Changelling y que aportaba el siempre necesario alivio cómico.

        

 

 

Para dar pistoletazo de salida a la colección, Wolfman y Perez no realizaron una simple presentación al uso del grupo, con un nudo y un desenlace. En su lugar, construyeron una gran historia que se ramificaba continuamente, en la que confluían diversas tramas argumentales y en la que el ritmo no decaía en ningún momento. Todo ello sin dejar de prestar atención al desarrollo de personajes, lo cual es sin duda uno de los puentes fuertes de la etapa, siendo un ejemplo paradigmático el introspectivo número ocho, titulado Un día en las vidas… y  uno de los más celebrados.

En las páginas de Los Nuevos Titanes no tardaron en debutar personajes que se han convertido en piezas indispensables del universo DC. Como Deathstroke, el mercenario definitivo y el enemigo más enconado y notorio del grupo. O Trigon, una de las mayores encarnaciones del mal que han conocido las viñetas. También se publicaron historias para el recuerdo. Es el caso de El contrato de Judas, el inesperado y cruel culmen de una trama cocinada a fuego lento durante muchos números. O la simple y efectiva ¿Quién es Donna Troy?, donde un Robin más detectivesco que nunca indaga sobre el origen de su compañera.

Todos los elementos mencionados confluyeron para dar forma a una etapa atemporal y cuya frescura permanece intacta leída a día de hoy, más de cuatro décadas después. Los lápices de Pérez, embellecidos por las tintas de Romeo Thangal y con viñetas llenas de detalles, son un claro precedente del trabajo que el desaparecido y añorado autor realizaría poco después en la titánica Crisis en Tierras Infinitas. Y Wolfman ejemplifica el modo definitivo en que se debería escribir la serie una serie coral de superhéroes, sea juvenil o no. Porque, durante todos los años en los que estuvo al frente del guión, sus personajes fueron pasando gradualmente de adolescentes a adultos. Evolucionaban y crecían junto a los lectores.

  

 

Por ello, y en una época en la que los Nuevos Titanes están más de moda que nunca entre los espectadores y lectores más jóvenes, gracias a la serie de animación Teen Titans Go! y sus adaptaciones en papel, resulta indispensable echar la vista atrás hacia el germen de todo ese fenómeno. Hacia una serie que fue un lanzamiento osado en su momento y que resultó en algunas de las mejores aventuras que un lector amante de los superhéroes puede experimentar.

 

Texto: Víctor Dolz.