Eccediciones
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Los nuevos rebeldes

El Infiltrado organizó la Sociedad Secreta para que fuera el ejército de fieles soldados del Sindicato del Crimen cuando este llegara por fin de Tierra 3 utilizando la Caja de Pandora. Su famosa proclama, "este mundo es nuestro", sugería a los villanos del planeta que los héroes eran cosa del pasado, sobre todo tras la supuesta muerte de las Ligas de la Justicia. En estos momentos, los lectores ya sabemos que tal cosa no es cierta (véanse las series Liga de la Jutiscia de América, Liga de la Justicia Oscura y Constantine), pero los malhechores locales aún no están al corriente y creen que, esta vez sí, el mal ha triunfado.

Como ya hemos visto en anteriores entregas de Maldad eterna, no todos los villanos están de acuerdo con los métodos del Sindicato ni están dispuestos a someterse a su mandato. Black Adam, el archienemigo de Shazam, no tolera a dictadores como los que sometieron durante siglos su querido Kahndaq natal. Manta Negra, por su parte, no perdona que le quitaran el derecho a matar a Aquaman, con quien mantiene un tira y afloja desde que, hace años, el rey de Atlantis matara a su padre por error. El Capitán Frío, como el resto de los enemigos de Flash, es un vividor que roba pero no mata, lo cual choca abiertamente con la ideología de Ultraman y compañía. Y en el caso de Lex Luthor... Bueno, digamos que no piensa consentir que nadie mande más que él. De hecho, tan convencido está de que la Tierra depende de él que ha renunciado a su experimento más ambicioso, la clonación de Superman, y se ha conformado con un duplicado imperfecto llamado Bizarro que lo acompaña a todas partes.

No obstante, en este peculiar grupo que huele a encarnaciones pasadas de organizaciones como la Liga de la Injusticia de América, faltaban un par de elementos. El primero es el otro megalómano por excelencia del Universo DC, Sinestro, cuya aparición en el cuaderno anterior resultaba inesperada pero no del todo sorprendente teniendo en cuenta que es uno de los personajes fetiche de Geoff Johns, el guionista de Maldad eterna.

Cuando John Broome y Gil Kane lo crearon en 1961, Sinestro era la antítesis perfecta del Green Lantern Hal Jordan. Era un déspota que empleaba un anillo de luz amarilla, el único color capaz de contrarrestar los poderes del héroe, y si bien al principio era un poco genérico, fue adquiriendo profundidad con el paso de las décadas. Durante años, al joven Sinestro lo consideraron el mejor Green Lantern de la historia por su maestría a la hora de utilizar el anillo. Sin embargo, la única forma correcta de ver la vida era la suya, de ahí que terminase esclavizando su Korugar natal para gobernarlo con mano férrea. Su amigo y pupilo Hal Jordan fue quien, alarmado por la situación, alertó a los Guardianes del Universo, que lo desposeyeron de inmediato de sus poderes y de su puesto. A partir de entonces, armado con un anillo amarillo del miedo, se convirtió en azote de los hombrecillos azules y, con el tiempo, llegó a crear su propio ejército, los Sinestro Corps. Obviamente, el mismo nombre de la organización ya dejaba entrever el desorbitado ego de su líder.

A lo largo de su extensa etapa en Green Lantern, el mencionado Geoff Johns convirtió a Sinestro en un personaje más importante que nunca, y no solo como archienemigo de Jordan. De hecho, el guionista lo utilizó como secundario y casi como protagonista en diversas tramas en que jugaba al despiste con una posible redención. Así, el korugariano empezó aliándose con su adversario en La noche más oscura y El día más brillante, y terminó regresando a la fuerza al Cuerpo de Green Lanterns al principio del Nuevo Universo DC y de la actual serie mensual Green Lantern de ECC Ediciones. Con Sinestro de vuelta a los orígenes, el guionista le dio más peso que nunca hasta que demostró a los lectores que nunca había tenido esa intención. Un giro radical de la trama devolvió a Sinestro su puesto como portador y principal representante de la luz amarilla poco antes de cometer una atrocidad y desaparecer del mapa cósmico.

Esta entrega de Maldad eterna supone el primer contacto del resto del universo con Sinestro desde entonces, y el resultado sigue las normas del juego que Johns marcó durante años. El korugariano sigue siendo un déspota, un sanguinario y egocéntrico a quien respeta incluso Lex Luthor, que no duda en emplear sutilezas y zalamerías para atraerlo al redil. Por supuesto, seguiremos viendo al personaje en lo que queda de miniserie, y también en una colección mensual dibujada por Dale Eaglesham que protagonizará en breve en Estados Unidos.

El otro miembro nuevo del “no grupo” de Luthor es Deathstroke el Exterminador, un adversario clásico de los Nuevos Titanes creado por Marv Wolfman y George Pérez en 1980. Enemistado con los héroes que habían provocado la muerte de su hijo, o eso creía él, firmó un contrato para matarlos como buen mercenario que era. Se había enrolado en el ejército de Estados Unidos cuando aún era menor de edad, y participó en las guerras de Corea y Vietnam hasta que sus superiores le ofrecieron participar en un experimento que buscaba crear supersoldados. A partir de entonces, sus cualidades físicas aumentaron hasta lo sobrehumano, y las empleó para labrarse una reputación como “agente libre” una vez fuera del ejército. Y su talento para el combate no era la única arma de que disponía, ya que poseía un don para la estrategia, como bien demostró durante la saga El contrato Judas, donde puso en marcha el plan que llevaba urdiendo desde que infiltrara a su amante, la joven Terra, en el seno de los Titanes.

Slade Wilson, pues así se llama, disfrutó de una merecida fama entre los lectores de Nuevos Titanes. Tanto fue así que, en 1991, DC Comics le concedió su propia serie, escrita en un principio por el propio Wolfman. No era nada extraño teniendo en cuenta su popularidad y también el momento histórico, en que los antihéroes empezaban a proliferar y a cobrar cada vez más protagonismo. Con su fuerza, sus armas y el característico parche que llevaba bajo la máscara, vivió diversas aventuras durante unos 60 números, momento en que la colección se canceló. A partir de entonces, retomó su papel de villano, como pudimos ver en la etapa de Jóvenes Titanes escrita por Geoff Johns, en la que intentó lisiar a Kid Flash para demostrar que los adolescentes no deben ejercer como superhéroes.

En el Nuevo Universo DC, Deathstroke contó con una colección propia ya cancelada en Estados Unidos por la que pasaron autores como Kyle Higgins, Joe Bennett o Rob Liefeld. Su pasado como militar sigue vigente, y también ese ojo que le falta y que es marca de la casa, pero con algunas variaciones como las circunstancias en que obtuvo sus poderes (tras un grave accidente) y también con su pertenencia al Equipo 7, un grupo creado en el albor de los superhombres para intentar tenerlos controlados. Actualmente, forma parte de la Sociedad Secreta, pero ya sabemos que Slade Wilson se vende al mejor postor.

Así pues, ya vemos que la formación reunida por Luthor es variopinta y que cada uno de sus miembros tiene razones muy distintas para enfrentarse al Sindicato del Crimen. En los próximos números, seguirán presentes en una trama que no hará más que ascender hasta llegar a la gran revelación de la próxima entrega, donde Johns volverá a demostrar que es capaz de dejar boquiabiertos a sus lectores.

Fran San Rafael

Artículo publicado originalmente en las páginas de Maldad Eterna núm. 5.