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Los leones de Bagdad

A estas alturas, seguro que los lectores de ECC Ediciones están más que familiarizados con el nombre de Brian K. Vaughan. No solo por tratarse de uno de los guionistas más reputados del mundo del cómic, sino también por tener una significativa presencia en el catálogo de la editorial gracias a títulos como Ex Machina, Y, el Último Hombre o La Cosa del Pantano. Estas obras no solo acreditan el desbordante talento del autor nacido en Cleveland en 1976, sino que además dejan constancia de su habilidad para abordar los más variados géneros —terror, superheroico, ciencia ficción— desde una óptica ágil, refrescante, sorprendente… y comprometida. Porque si algo queda claro tras la lectura de cualquiera de sus cómics, es que Vaughan no esquiva ningún tema, ni se arruga frente a la polémica.

Una de nuestras novedades destacadas de mayo (a la venta desde el 29 de abril) es, sin duda, Los leones de Bagdad, perfectamente representativa de lo comentado en líneas anteriores. Publicada originalmente en 2006, esta novela gráfica permitió a Vaughan incurrir en el terreno de las fábulas para saciar su “hambre de escribir algo que abordara mis sentimientos encontrados sobre la Guerra de Irak”. Para plantearse a si mismo “duras preguntas sobre el conflicto, la naturaleza de la ocupación y el precio de la libertad”. Y la inspiración llegó leyendo una curiosa noticia de la que se hizo eco la BBC en 2003: con motivo de un ataque con morteros del ejército norteamericano que formaba parte de la Operación libertad Iraquí, cuatro leones escaparon del zoo de Bagdad. Esa imagen provocó en el guionista la sensación de que, por fin, todo encajaba, teniendo un punto de partida perfecto para sumarse a la tradición de “relatar historias significativas con animales antropomorfizados”, siendo sus principales fuentes de inspiración Rebelión en la granja, de George Orwell, o La señora Brisby y las ratas de Nimh, de Robert C. O'Brien, novela posteriormente adaptada por Don Bluth en un largometraje de animación (NIMH, el mundo secreto de la señora Brisby, 1982).

Experimentar con una novela gráfica planteada a modo de alegoría también le permitiría “llevarme al límite y huir de mis estúpidas referencias a la cultura popular e impactantes cliffhangers”; además, emplear dicho formato posibilitaba que los lectores experimentaran la inmediatez con la que cambiaron las vidas de esos animales, “funcionando mucho mejor a través de una historia que se pueda leer de una sentada, en contraposición a la serialización durante varios meses”.

Sobre la incorporación de Niko Henrichon —historietista belga afincado en Francia—, se debe a una sugerencia planteada por el editor Will Dennis. Y la elección no podría haber sido más afortunada, cumpliendo los requerimientos de “dibujar con un estilo más realista que el de Disney, pero siendo capaz de crear personajes que pudieran expresar emociones”. Así, el dibujante dio forma al aspecto gráfico de la obra, definiendo su característica paleta de colores y sacando provecho de un ardo proceso de documentación: “Visité blogs de civiles iraquíes y encontré imágenes impresionantes. Era perfecto: toda la documentación accesible, los edificios, los lugares, los ambientes, la iluminación. Por ejemplo, en el cómic hay una secuencia con una tormenta de arena, realizada a partir de fotos de personas que estuvieron presentes”. ¿Y qué opina Vaughan sobre el trabajo de su compañero de equipo creativo? “En ocasiones, las portadas pintadas pueden parecer un falso reclamo cuando eventualmente abres el cómic. Pero todas y cada una de las páginas de nuestra novela gráfica son literalmente tan impresionantes como la portada de Niko. Es un monstruo artístico, además de ser un tipo fantástico”.

Cuando Vaughan presentó la propuesta de Los leones de Bagdad, el clima político norteamericano estaba bastante agitado, hasta el punto de que “plantearse preguntas sobre la guerra era visto como traición, así que estoy muy agradecido a Vertigo por haber sido tan comprensivos con una historia tan abiertamente política”. Y completa su afirmación asegurando que “No importa qué otros proyectos escriba en el futuro. Probablemente, siempre será el trabajo del que me sienta más orgulloso”.

Y poco más podemos decir sobre esta obra, en aras de que cada lector haga su propia lectura sin revelar el desarrollo de la emotiva historia. Lo que sí advertimos es que en esta nueva edición de Los leones de Bagdad cuenta con una amplia sección de extras: 34 páginas que no solo incluyen diseños de personajes, páginas abocetadas y un vistazo al desarrollo de la portada, sino que además contiene dos versiones de la propuesta presentada por Vaughan. ¿Todavía no conocéis la historia de Zill, Noor, Safa y Ali? ¡Pues ya está a la venta, en vuestras librerías habituales!