El Multiverso, la obra más ambiciosa que Grant Morrison haya realizado dentro del Universo DC, concluye con este especial de 52 páginas después de unos meses fascinantes en que el guionista escocés ha desplegado todo su talento para traernos una historia que nos ha atrapado desde el primer momento. Organizada en torno a un número de presentación y otro de conclusión, ha supuesto lo que el propio autor definió como una especie de episodios piloto que han planteado situaciones en diferentes tierras alternativas que bien pueden servir como punto de partida para lo que otros creadores quieran hacer con ellas en el futuro. Cada entrega nos ha presentado un mundo distinto, desde la aciaga aventura de La Sociedad de Superhéroes hasta el corte clásico de Mundo Trueno, pasando por la experimentación narrativa que supuso Pax Americana, que estuvo nominada a varios premios Eisner, incluido el de mejor dibujante para Frank Quitely. [Nota: Si esta es vuestra primera lectura de El Multiverso, antes de abordar los párrafos siguientes, os aconsejamos que leáis la colección para dejar así intacto el placer del descubrimiento.]
Pero centrémonos en el cuaderno que tenemos entre manos, donde Morrison demuestra una vez más la profundidad con la que conoce ese Universo DC para el que escribe desde finales de los años ochenta. Sus protagonistas son personajes llegados de todos los puntos del Multiverso o, lo que es lo mismo, de toda la historia de la editorial. La propia Presagio personifica el guiño a Crisis en Tierras Infinitas (que no es el único que vemos en estas páginas, como bien demuestra la gloriosa intervención de Red Racer en la trama), la saga con que empezaron los eventos editoriales de la casa y en la que se modificó oficialmente la cronología por primera vez gracias al buen hacer de Marv Wolfman y George Pérez. La inocente pupila del Monitor original se convierte aquí en una inteligencia artificial que recluta a los héroes que terminan luchando contra la Nobleza, esos enemigos que vienen de fuera y contaminan los cómics, todo un ejemplo del metalenguaje al que nos tiene acostumbrados el guionista.
La Casa de los Héroes alberga a personajes que ejemplifican esa tradición multiversal que caracteriza a las publicaciones de DC Comics durante varias décadas. Por una parte, tenemos al ineludible Green Lantern, en este caso el Abin Sur de Tierra 20 que ya pudimos ver en acción en La Sociedad de Superhéroes, episodio de El Multiverso dibujado por Chris Sprouse que introdujo el elemento de los mundos gemelos que se destruyen mutuamente. Por otra, está Aquawoman, que Morrison convierte en su paradigma de las versiones femeninas de los héroes más famosos de la casa. En cierta medida, es el mismo papel que desempeña Mary Marvel, si bien la hermana de Billy Batson está aquí para recordarnos tiempos en que todo era más inocente y, por qué no, para representar a los muchos personajes no originales de DC que la editorial ha ido comprando con el tiempo. Por su parte, el Batman de Tierra 17 y Red Racer, sosias de Flash, son tan inevitables como la presencia de una Wonder Woman, en este caso la de la Liguita, o de un Superman, que es el presidente de Estados Unidos que el propio Morrison nos presentó durante su etapa en la serie regular del Hombre de Acero.
Mención especial merece el Capitán Zanahoria, un personaje que saltó a la palestra junto a su Pandilla del Zoo a principios de los años ochenta. Roy Thomas, Scott Shaw y Gerry Conway nos mostraron su primera aventura en un complemento de la serie Los Nuevos Titanes antes de que el entrañable grupo obtuviera una colección propia. Rodney Rabbit, la identidad secreta del Capitán Zanahoria, vivió numerosas aventuras en un mundo paralelo cuyos superhéroes eran animales parlantes, todo un homenaje a un género que la propia DC había cultivado cuando los justicieros enmascarados no pasaban por su mejor momento después de la Segunda Guerra Mundial. Así pues, su presencia es un guiño más a la historia de la editorial, y parece que el Capitán Zanahoria ha llegado para quedarse. No en vano, Morrison le ha dado mucho peso en este número, pero algunos colegas suyos también han aparecido hace poco en Convergencia, evento donde compartieron aventura con el Flash Wally West y sus dos hijos.
Precisamente, es en Flash, o por lo menos “en un Flash”, en quien radica el futuro inmediato de la epopeya del Multiverso. Como ya hemos visto, Morrison aún tiene mucho que contarnos sobre estos personajes y sobre Nix Uotan. De hecho, hace poco se anunció que esta historia tendría continuidad en The Multiversity Too, una colección de novelas gráficas originales que empezarán a publicarse en Estados Unidos a partir de 2016. Y no es el único proyecto que el escocés prepara para dicho año, en que por fin verá la luz la esperadísima Wonder Woman: Earth One, dibujada por Yanick Paquette e incluida en la línea de volúmenes unitarios con que DC Comics nos deleita regularmente. Así pues, los seguidores del guionista tienen garantizado un año en que podrán seguir disfrutando de uno de los mejores guionistas del medio mientras este juega con los personajes que lo han fascinado durante toda su vida.
Fran San Rafael
Artículo publicado originalmente en las páginas de El Multiverso núm. 09 (de 9): Justicia encarnada ¡Ya a la venta!
Pero centrémonos en el cuaderno que tenemos entre manos, donde Morrison demuestra una vez más la profundidad con la que conoce ese Universo DC para el que escribe desde finales de los años ochenta. Sus protagonistas son personajes llegados de todos los puntos del Multiverso o, lo que es lo mismo, de toda la historia de la editorial. La propia Presagio personifica el guiño a Crisis en Tierras Infinitas (que no es el único que vemos en estas páginas, como bien demuestra la gloriosa intervención de Red Racer en la trama), la saga con que empezaron los eventos editoriales de la casa y en la que se modificó oficialmente la cronología por primera vez gracias al buen hacer de Marv Wolfman y George Pérez. La inocente pupila del Monitor original se convierte aquí en una inteligencia artificial que recluta a los héroes que terminan luchando contra la Nobleza, esos enemigos que vienen de fuera y contaminan los cómics, todo un ejemplo del metalenguaje al que nos tiene acostumbrados el guionista.
La Casa de los Héroes alberga a personajes que ejemplifican esa tradición multiversal que caracteriza a las publicaciones de DC Comics durante varias décadas. Por una parte, tenemos al ineludible Green Lantern, en este caso el Abin Sur de Tierra 20 que ya pudimos ver en acción en La Sociedad de Superhéroes, episodio de El Multiverso dibujado por Chris Sprouse que introdujo el elemento de los mundos gemelos que se destruyen mutuamente. Por otra, está Aquawoman, que Morrison convierte en su paradigma de las versiones femeninas de los héroes más famosos de la casa. En cierta medida, es el mismo papel que desempeña Mary Marvel, si bien la hermana de Billy Batson está aquí para recordarnos tiempos en que todo era más inocente y, por qué no, para representar a los muchos personajes no originales de DC que la editorial ha ido comprando con el tiempo. Por su parte, el Batman de Tierra 17 y Red Racer, sosias de Flash, son tan inevitables como la presencia de una Wonder Woman, en este caso la de la Liguita, o de un Superman, que es el presidente de Estados Unidos que el propio Morrison nos presentó durante su etapa en la serie regular del Hombre de Acero.
Mención especial merece el Capitán Zanahoria, un personaje que saltó a la palestra junto a su Pandilla del Zoo a principios de los años ochenta. Roy Thomas, Scott Shaw y Gerry Conway nos mostraron su primera aventura en un complemento de la serie Los Nuevos Titanes antes de que el entrañable grupo obtuviera una colección propia. Rodney Rabbit, la identidad secreta del Capitán Zanahoria, vivió numerosas aventuras en un mundo paralelo cuyos superhéroes eran animales parlantes, todo un homenaje a un género que la propia DC había cultivado cuando los justicieros enmascarados no pasaban por su mejor momento después de la Segunda Guerra Mundial. Así pues, su presencia es un guiño más a la historia de la editorial, y parece que el Capitán Zanahoria ha llegado para quedarse. No en vano, Morrison le ha dado mucho peso en este número, pero algunos colegas suyos también han aparecido hace poco en Convergencia, evento donde compartieron aventura con el Flash Wally West y sus dos hijos.
Precisamente, es en Flash, o por lo menos “en un Flash”, en quien radica el futuro inmediato de la epopeya del Multiverso. Como ya hemos visto, Morrison aún tiene mucho que contarnos sobre estos personajes y sobre Nix Uotan. De hecho, hace poco se anunció que esta historia tendría continuidad en The Multiversity Too, una colección de novelas gráficas originales que empezarán a publicarse en Estados Unidos a partir de 2016. Y no es el único proyecto que el escocés prepara para dicho año, en que por fin verá la luz la esperadísima Wonder Woman: Earth One, dibujada por Yanick Paquette e incluida en la línea de volúmenes unitarios con que DC Comics nos deleita regularmente. Así pues, los seguidores del guionista tienen garantizado un año en que podrán seguir disfrutando de uno de los mejores guionistas del medio mientras este juega con los personajes que lo han fascinado durante toda su vida.
Fran San Rafael
Artículo publicado originalmente en las páginas de El Multiverso núm. 09 (de 9): Justicia encarnada ¡Ya a la venta!