El recopilatorio de Las Tortugas Ninja: El último Ronin incluye una introducción a cargo de Robert Rodriguez, que os dejamos en las siguientes líneas. El prestigioso cineasta, responsable de películas de culto como Abierto hasta el amanecer y amigo personal de Kevin Eastman, habla sobre cómo la creación de los quelonios marcó su trayectoria y lo que ha supuesto para él este cómic.
Descubrí a las Tortugas Ninja a finales de los años ochenta, cuando estudiaba en la universidad. Los cómics habían salido hacía varios años, y la serie animada acababa de empezar. En clase, no se hablaba de otra cosa, porque aquel fenómeno lo habían soñado dos amigos mientras comían pizza en la cocina. Por su parte, la primera película se estrenó varios años después, y pude verla en un pase de prensa.
Recuerdo que me llamó mucho la atención que aquella creación tan loca que se propagaba por todas partes se hubiera creado sin financiación y hubiera nacido siendo un cómic independiente. A todos nos hacía sentir que el cielo era el límite y que, a lo mejor, también se nos ocurrirían ideas que entretuvieran a las masas y tuvieran gran impacto cultural. Era una época emocionante para los consumidores y seguidores de los cómics, las películas y la animación. Y también para los creadores.
Más adelante, volví a experimentar hasta qué punto las Tortugas Ninja eran un fenómeno fan multigeneracional. Conseguí que les gustara a mis cinco hijos, que se criaron en épocas diferentes y con versiones distintas de los personajes. Conocer su trasfondo y su legado formó parte de su educación y de su mundo a través del medio que más popular fuera en cada momento. Y como si fueran un proyecto de Ciencias, los observé mientras discutían acaloradamente sobre qué películas o versiones animadas eran más fieles y auténticas. (Siempre dependía de con qué versión hubiera crecido cada uno.) En lo único en lo que estaban de acuerdo era en los cómics. A todos les encantaban. Los habíamos leído y habíamos dibujado a los personajes.
Hace 12 años que tengo el privilegio de ser amigo de Kevin Eastman, todo un ejemplo. Es el hombre más currante de la industria. Es que trabaja mucho. Pasarme por su estudio mientras preparaba una nueva etapa del cómic de las Tortugas Ninja fue uno de los momentos álgidos de mi vida.
A mis hijos les volvía locos que conociera a Kevin Eastman. Siempre que venía a Austin, les dibujaba tortugas. Era un mago. Y al conocer al hombre que estaba detrás de todo, llegaron a apreciar a los personajes a una escala muy superior.
Así pues, el día que Kevin nos envió un avance del primer número de El último Ronin fue una pasada. Al ver cómo reaccionaban mientras lo leíamos juntos, se cerraba el círculo de su educación. A veces, era sobrecogedor y solemne. Emocionante. Nos hacía amar la vida. Y el arte. Lo leímos y nos quedamos de piedra. Era un paso más de su tránsito hacia la vida adulta.
Ya hemos leído los cinco números de la miniserie. Está claro que El último Ronin es una historia lóbrega, postapocalíptica y dramática que nos ha tenido enganchados de principio a fin. Fue impresionante que la serie creciera con ellos hasta llegar a este punto de su vida. No se me ocurren más personajes que hayan conseguido eso, que se hayan alineado tanto con mi vida y con la de mis hijos. Es un testimonio del impacto constante y duradero que esta creación ha tenido en nuestra vida colectiva como familia.
Así pues, preparaos para divertiros muy en serio. Tenéis entre manos un relato muy imaginativo que os arrollará los sentidos y os mostrará el poder del mundo de las Tortugas, su espíritu independiente y ese impacto colectivo perdurable.
También es el testimonio de la pasión y del trabajo de ese tesoro que es Kevin Eastman.
Robert Rodriguez
Cineasta.
Austin (Texas).
3 de marzo de 2022.
Podéis encontrar Las Tortugas Ninja: El último Ronin en vuestra tienda favorita y también a través de nuestra web.
Imagen destacada: Ilustración de Jim Lawson para Las Tortugas Ninja: El último Ronin.
Descubrí a las Tortugas Ninja a finales de los años ochenta, cuando estudiaba en la universidad. Los cómics habían salido hacía varios años, y la serie animada acababa de empezar. En clase, no se hablaba de otra cosa, porque aquel fenómeno lo habían soñado dos amigos mientras comían pizza en la cocina. Por su parte, la primera película se estrenó varios años después, y pude verla en un pase de prensa.
Recuerdo que me llamó mucho la atención que aquella creación tan loca que se propagaba por todas partes se hubiera creado sin financiación y hubiera nacido siendo un cómic independiente. A todos nos hacía sentir que el cielo era el límite y que, a lo mejor, también se nos ocurrirían ideas que entretuvieran a las masas y tuvieran gran impacto cultural. Era una época emocionante para los consumidores y seguidores de los cómics, las películas y la animación. Y también para los creadores.
Más adelante, volví a experimentar hasta qué punto las Tortugas Ninja eran un fenómeno fan multigeneracional. Conseguí que les gustara a mis cinco hijos, que se criaron en épocas diferentes y con versiones distintas de los personajes. Conocer su trasfondo y su legado formó parte de su educación y de su mundo a través del medio que más popular fuera en cada momento. Y como si fueran un proyecto de Ciencias, los observé mientras discutían acaloradamente sobre qué películas o versiones animadas eran más fieles y auténticas. (Siempre dependía de con qué versión hubiera crecido cada uno.) En lo único en lo que estaban de acuerdo era en los cómics. A todos les encantaban. Los habíamos leído y habíamos dibujado a los personajes.
Hace 12 años que tengo el privilegio de ser amigo de Kevin Eastman, todo un ejemplo. Es el hombre más currante de la industria. Es que trabaja mucho. Pasarme por su estudio mientras preparaba una nueva etapa del cómic de las Tortugas Ninja fue uno de los momentos álgidos de mi vida.
A mis hijos les volvía locos que conociera a Kevin Eastman. Siempre que venía a Austin, les dibujaba tortugas. Era un mago. Y al conocer al hombre que estaba detrás de todo, llegaron a apreciar a los personajes a una escala muy superior.
Así pues, el día que Kevin nos envió un avance del primer número de El último Ronin fue una pasada. Al ver cómo reaccionaban mientras lo leíamos juntos, se cerraba el círculo de su educación. A veces, era sobrecogedor y solemne. Emocionante. Nos hacía amar la vida. Y el arte. Lo leímos y nos quedamos de piedra. Era un paso más de su tránsito hacia la vida adulta.
Ya hemos leído los cinco números de la miniserie. Está claro que El último Ronin es una historia lóbrega, postapocalíptica y dramática que nos ha tenido enganchados de principio a fin. Fue impresionante que la serie creciera con ellos hasta llegar a este punto de su vida. No se me ocurren más personajes que hayan conseguido eso, que se hayan alineado tanto con mi vida y con la de mis hijos. Es un testimonio del impacto constante y duradero que esta creación ha tenido en nuestra vida colectiva como familia.
Así pues, preparaos para divertiros muy en serio. Tenéis entre manos un relato muy imaginativo que os arrollará los sentidos y os mostrará el poder del mundo de las Tortugas, su espíritu independiente y ese impacto colectivo perdurable.
También es el testimonio de la pasión y del trabajo de ese tesoro que es Kevin Eastman.
Robert Rodriguez
Cineasta.
Austin (Texas).
3 de marzo de 2022.
Podéis encontrar Las Tortugas Ninja: El último Ronin en vuestra tienda favorita y también a través de nuestra web.
Imagen destacada: Ilustración de Jim Lawson para Las Tortugas Ninja: El último Ronin.