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La respuesta del héroe

Sobran ejemplos para demostrar que la exploración del origen del héroe es una temática cuyo encanto trasciende cualquier posible moda. Así lo acreditan incontables ficciones ideadas para satisfacer nuestra curiosidad innata. Para responder a interrogantes inevitablemente asociados a arquetipos todavía vigentes, presentes en el imaginario colectivo desde sus inmemoriales albores. ¿Qué hace a un héroe? ¿Cuáles son sus motivaciones? En la respuesta a estas preguntas radica la esencia del género superheroico, que a lo largo de las décadas ha formulado inspiradas contestaciones destinadas a arrojar luz sobre la génesis de sus paladines más emblemáticos.

Por lo que al Nuevo Universo DC se refiere, los principales personajes de la editorial no tardaron en protagonizar historias estructuradas en torno a ese momento decisivo en el que su cruzada heroica cobró sentido… con la ilustre excepción del Caballero Oscuro. Recordarán los lectores que Batman núm. 1 ya mostraba a un Hombre Murciélago plenamente operativo y rodeado de su habitual grupo de colaboradores, así que era tan solo cuestión de tiempo que Scott Snyder y Greg Capullo decidieran narrar el modo en que llegó a tal punto. El número 20 de esta colección puso fin a la espera, representando el inicio de su saga más ambiciosa hasta la fecha: Origen.

Ante semejante desafío —causante de noches de insomnio, reconoce el guionista—, era inevitable fijarse en un título del calado de Batman: Año uno (1986-1987); pero siendo incompatible la cronología y el argumento de la obra maestra de Frank Miller y David Mazzucchelli con el contexto del Nuevo Universo DC, Snyder obvió la tentación de canibalizar el origen hasta ahora asumido como canónico. En su lugar, preservó aquellos detalles que pudieran encajar con sus planes, construyendo algo nuevo y diferente alrededor de las posibles incompatibilidades. Deteniéndose, también, en “instantes nunca vistos” para “romper todas las ideas preconcebidas acerca de esta historia”, según Capullo. Como hemos podido comprobar, Origen parte de un tono y una ambientación muy diferentes, remontándose seis años en el tiempo para dar continuidad al especial Batman núm. 0 (incluido en el recopilatorio Batman: Año cero). En aquella historia, un Bruce Wayne inexperto, arrogante e inseguro se enfrentaba a los Capuchas Rojas, evocando el clásico Detective Comics núm. 168 (1951). Una banda de criminales convertida en gran antagonista de esta saga, con permiso de la versión actualizada de Edward Nygma: el carismático Acertijo que desde los lejanos tiempos de Detective Comics núm. 140 (1948) parece empeñado en poner a prueba el ingenio de nuestro protagonista.

Huyendo de la sombría Gotham City de Batman: Año uno, los autores no titubean a la hora de situar al Mejor Detective del Mundo en ambientes diurnos y coloridos para reconstruir la mitología del personaje de un modo que les permita conservar sus elementos más aterradores, pero también “convertirlo en una figura de resistencia, un rebelde, un forajido que inspire a la gente a luchar”. Para ello, deberán someter a Bruce Wayne a un interrogatorio sin concesiones: “¿Qué significa Gotham para ti? ¿Por qué quieres convertirte en el héroe de una ciudad en la que ni siquiera creciste, en la que tus padres fueron asesinados? ¿Por qué la amas?”. A juzgar por las ya familiares últimas páginas de este cómic —reformulación de la emotiva secuencia popularizada por Bob Kane y Bill Finger, primero, y por Miller y Mazzucchelli décadas más tarde—, parece que el Cruzado de la Capa ya está preparado para responder a semejantes preguntas. Y los lectores, dispuestos a presenciar el nacimiento de una leyenda.

David Fernández

Artículo originalmente publicado en las páginas de Batman núm. 22.