Eccediciones

La penúltima ordalía de John Constantine

Desde su creación en 1985, el cínico mago John Constantine ha superado toda clase de pruebas y ha experimentado toda clase de transformaciones. En verdad, su existencia puede ser descrita como una sucesión de ordalías que le acarrean infinito dolor, pero que le permiten volver a casa renovado y purificado. Su penúltima expiación tiene lugar en el condado irlandés de Sligo, donde sigue el rastro a un asesino en serie que intenta involucrarlo en un rosario de crímenes atroces. La persecución le depara inquietantes revelaciones. Entre otras, descubre que el homicida podría ser su propio sobrino. Así comienza el relato en cinco partes que, bajo el título La maldición de los Constantine, ocupa el noveno volumen de Hellblazer de Peter Milligan.

Escrito por el británico Peter Milligan y dibujado por los italianos Giuseppe Camuncoli y Stefano Landini, se trata de un relato de intriga detectivesca envuelto en el atractivo ropaje del suspense y del horror sobrenatural. Y si el cometido de todo buen narrador de obras policíacas consiste en guiar al público a través de un laberinto de enigmas, equívocos y pistas falsas hasta una resolución inesperada, Milligan cumple la tarea a la perfección. No hay elementos irrelevantes o accesorios en el desarrollo de la trama: el esquema ritual de los asesinatos, su relación con los versos de El niño robado (primera de las composiciones que el gran poeta William Butler Yeats dedicó al folklore irlandés) o la revelación de la existencia de un (supuesto) sobrino de John Constantine, todos los indicios están calculados para atraer las sospechas del lector sobre ese hipotético pariente del mago de Liverpool.

Sin embargo, las historias policíacas no gravitan solamente en torno al esclarecimiento de un delito. Las obras cumbre del género se alimentan principalmente del carisma de sus protagonistas. Durante su estancia en Hellblazer, Peter Milligan observó escrupulosamente ese precepto, proporcionando una abundante ración de los vicios, los gestos y las costumbres que singularizan a la célebre creación de Alan Moore. Estas peculiaridades generan en el lector la ilusión de reencontrarse con un viejo amigo. Pero también amenizan la intriga y nos ayudan a disfrutar de una nueva expiación de John Constantine. Un sacrificio que, con el título aproximándose lenta e inexorablemente a su final, podemos considerar con razón su penúltima ordalía.

Jorge García

Previa (portada y cinco páginas interiiores) de Hellblazer de Peter Milligan núm. 9.