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La Guerra de Darkseid

Tras el paréntesis de Convergencia, el mes pasado llegó el momento de retomar la trama que ya nos avanzó Geoff Johns hace tiempo: La Guerra de Darkseid. Junto a Jason Fabok, con quien ya realizó El Virus Amazo, el guionista nos ofrece una historia que ha estado urdiendo prácticamente desde el principio de la colección y sobre la que ha estado dando pistas durante los últimos años. [Nota: Si esta es vuestra primera lectura de Liga de la Justicia, antes de abordar los párrafos siguientes, os aconsejamos que leáis la colección para dejar así intacto el placer del descubrimiento.] Recordemos por ejemplo la ya lejana sexta entrega de la serie, donde los acólitos del tirano de Apokolips mencionaban una hija que se encontraba en paradero desconocido. Y no olvidemos el final de Maldad Eterna, donde se vesveló que el enemigo del Sindicato del Crimen, el destructor de Tierra 3, era el legendario Anti-Monitor.

Este villano fue el principal antagonista de todos los héroes de la casa en 1985, en Crisis en Tierras Infinitas, la serie limita­ da donde Marv Wolfman y George Pérez renovaron la continuidad de la casa por medio de una his­ toria épica que, además, fue el primer evento editorial de DC Comics. Allí, se desveló que, tras las investigaciones de Krona, las mismas que habían provocado la existencia del Multiverso, habían nacido dos enemigos opuestos, uno en la luna de Oa y otro en Qward, el Universo de Antima­ teria. Durante siglos, ambos se enzarzaron en una pelea que terminó en tablas hasta que Monitor y Anti-Monitor despertaron de nuevo por culpa de otro experimento, el de Paria. Entonces, el “gemelo malvado” lanzó una ola de antimateria que comenzó a tragarse dimensión tras di­mensión hasta que solo quedaron cinco que terminaron fundiéndose en una sola, la que serviría como escenario de la continuidad oficial hasta 2005.

Para entonces, el Anti-Monitor ya estaba derrotado y muerto, pero su armadura llegó a malas manos, las de Alexander Luthor y Superboy Prime, en Crisis Infinita, donde esta entidad cósmica devastadora pasó a manos de Geoff Johns, en aquella ocasión junto al dibujante Phil Ji­ménez. El guionista lo convirtió en uno de los personajes fetiche a los que recurre en cuanto tiene ocasión, si bien en aquel caso eran solo sus restos los que contribuían, paradójicamente, a la recreación del Multiverso. Habría que esperar a La guerra de los Sinestro Corps para ver a un Anti-Monitor renacido y convertido en una suerte de gurú de Sinestro y de su ejército de portadores de anillos amarillos. En aquella ocasión, pretendía utilizar la energía po­ sitiva de la Tierra para lanzar una nueva oleada de antimate­ ria, cosa que no consiguió gracias al ya mencionado Superboy Prime, que lo mató nuevamente.

Johns volvió a utilizar los restos del villano como ominoso te­ lón de fondo durante La noche más oscura, donde se convertían en el motor de la batería negra que alimentaba las hordas de zombis que recorrían el universo. Fue precisamente al final de aquella historia cuando el Anti-Monitor renació de nuevo para tener un papel más discreto en El día más brillante. Los pla­ nes que el guionista pudiera tener quedaron aparcados con el lanzamiento del Nuevo Universo DC, pero solo era cuestión de tiempo que lo retomara como antagonista principal de toda la Creación. Así fue como apareció en Maldad eterna tras haber destruido Tierra 3, el hogar del Sindicato del Crimen. No es ca­sualidad, sino más bien todo un homenaje, que se tratara de la primera dimensión alternativa del Multiverso original que des­ truyó al principio de Crisis de Tierras Infinitas. Y ahora, como vimos en el prólogo de La guerra de Darkseid, sabemos que in­ tenta redimirse por algo de lo que se arrepiente y que, además, antes se llamaba Mobius y poseía la silla homónima, esa en que se sienta Metrón durante sus viajes por el cosmos.

Enlazamos así con el otro adversario de la Liga en esta saga, el mismo que figura en el título, el gran Darkseid. Desarrollado por Jack Kirby en el contexto de los Nuevos Dioses, también conocido como Cuarto Mundo, el tirano fue una avanzadilla que el autor utilizó para ir presentando los elementos de la epo­ peya que realizó a principios de los años setenta. Tras apare­ cer en la discreta Superman’s Pal Jimmy Olsen, se convirtió en el enemigo principal del resto de títulos de la línea, esto es, Forever People, New Gods y, cómo no, Mr. Miracle. El sobera­no de Apokolips es un déspota que tiene dominados tanto a súbditos como a sus esbirros más leales. Encabeza un ejército devastador que se compone de hordas de parademonios y de personajes tan interesantes como Desaad, la Abuelita Bondad, Steppenwolf o las Furias Femeninas, a una de las cuales vemos en esta saga al lado del asesino Kanto. A ese grupo de élite pertenecía también Big Barda, la amada de Mr. Milagro, que la redimió y apartó de sus compañeras, algo que Darkseid nunca le ha perdonado. No en vano, a Scott Free lo “adoptó” como parte de una tregua inestable que firmó con Nueva Génesis, el planeta vecino con que Apokolips lleva siglos en guerra.

Los orígenes de Darkseid han ido variando con las diversas revi­ siones que ha sufrido en manos de guionistas muy variopintos, pero todas tienen en común la búsqueda del control, el dominio y el poder, sea a través de la Ecuación de la Anti-Vida o aterrorizan­ do a sus siervos con su Rayo Omega o los innumerables métodos de extorsión que emplea directamente o a través del fiel Desaad. Así, no es de extrañar que su contexto resultase tan apetecible para los diversos autores ni que, una vez dejaron de estar en ma­ nos de Kirby, aparecieran de inmediato en otros lares, como las aventuras de la Liga de la Justicia de América o incluso las de la Legión de Superhéroes. Darkseid intentó destruir las leyendas de la Tierra e incluso arrasó y diezmó Isla Paraíso para vengarse de una derrota sufrida a manos de Wonder Woman y Superman. También fue el elemento esencial de Crisis Final, la saga de Grant Morrison que pareció poner punto y final a los personajes de Kir­ by hasta la llegada del Nuevo Universo DC.

Desde el principio del mismo, Darkseid ha tenido un papel cada vez más destacable. No solo fue el catalizador de la fundación de la Liga de la Justicia sino que ha figurado en tramas como Tierra 2: El fin del mundo, donde Apokolips culminó después de cinco años la invasión que tan cara costó a dicho mundo. Los demás elementos del Cuarto Mundo también han aparecido en dife­rentes colecciones, desde Las mejores del mundo hasta Wonder Woman, Batman y Robin o Green Lantern, una muestra de que ni Darkseid ni sus enemigos ni esbirros pasan nunca de moda. En el número anterior, vivía un tenso reencuentro con su “hijo” Mr. Milagro en lo que suponía el principio de la participación que tendrá en la serie durante los próximos meses.

No obstante, por ominosa que sea la presencia del Anti-Monitor y de Darkseid, el conflicto cósmico que se vislumbra en el hori­ zonte no paraliza el resto de tramas que Johns ha venido desa­ rrollando últimamente. Así pues, la tensión entre Superman y Lex Luthor continúa con un giro imprevisto, y la situación de Power Ring se agrava más allá de no poder controlar un anillo maligno llegado de otra dimensión. Y todo ello sin olvidar la participación de Steve Trevor en las aventuras del grupo debido a su antigua relación con Wonder Woman. En conjunto, como hemos seguido vislumbrando en esta segunda entrega de la saga, se podría decir que nos aguardan unos meses apasionantes en los que la Liga de la Justicia tendrá que hacer frente a sus conflictos internos y también a los que tal vez sean los villanos más poderosos del Universo DC.

Fran San Rafael

Artículo publicado originalmente en las páginas de Liga de la Justicia núm. 45 ¡Ya a la venta!