Eccediciones
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La guardiana renegada

Los Guardianes del Universo siempre se han caracterizado por ser bastante apáticos, una cualidad que están llevando a las últimas consecuencias a lo largo de los últimos números de esta colección.

No es casualidad que la luz del espectro emocional que canalizan desde hace siglos sea la verde, la de la fuerza de la voluntad,la que se encuentra justo en el centro y, por lo tanto, es la más neutral. Sin embargo, ha habido excepciones a esa apatía generalizada que, por lo general, no han contado con el beneplácito de sus congéneres. Uno de ellos es Ganthet, que ya ha sucumbido a la “presión social”. La otra es Sayd, su antigua novia, la invitada estelar del episodio de este mes de Green Lantern: New Guardians y de la que hablamos en las próximas líneas.

Cuando Hal Jordan, poseído por Parallax, destruyó la Gran Batería de Oa en la mítica saga Crepúsculo esmeralda (1994), los Guardianes también desaparecieron, y lo mismo ocurrió con los Green Lanterns. No obstante, ocho años después, con un Kyle Rayner que no terminaba de despegar como único portador del anillo, Judd Winick y Dale Eaglesham narraron una saga en la que el terrícola se transformaba en un ser casi todopoderoso que, entre otras proezas, reconstruía la batería y resucitaba a los hombrecillos azules, que quedaban en un estado infantil a la espera de saber qué hacer con ellos. La respuesta llegaría poco después en Green Lantern: Renacimiento, la miniserie que supuso el regreso a la grandeza de Jordan y la entrada de Geoff Johns en una franquicia para la que tenía muchas ideas. Al final de la trama, aquellos niños azules tomaban su aspecto habitual de Guardianes de Universo con una diferencia sustancial: la mitad de ellos eran mujeres.

Una de ellas era Sayd, confidente y posterior pareja de Ganthet en la que fuera una relación polémica para sus congéneres que en esta entrega sufre algunas modificaciones retroactivas. Fue precisamente ella quien leyó en el Libro de Oa la aciaga profecía que anticipaba la llegada de la noche más oscura, un hecho terrible según el cual las tinieblas devorarían el cosmos después de que los representantes de los diversos ejércitos del espectro emocional se enfrentaran entre sí durante algo llamado Guerra de la Luz. El alzamiento de los Sinestro Corps y la subsiguiente guerra que mantuvieron con el Cuerpo de Green Lanterns dejaban entrever que el augurio se estaba haciendo realidad, cosa que, con ayuda de Ganthet, intentó hacer entender a los demás Guardianes. Pero como vimos en el segundo volumen de Green Lantern de Geoff Johns, los demás hombrecillos azules se negaron a aceptar una realidad inminente e incluso borraron el capítulo del libro que mencionaba la profecía.

Fue entonces cuando Ganthet y Sayd se convirtieron en pareja más que nunca, ya que abandonaron Oa juntos para mudarse a Odym en unas páginas memorables dibujadas por Ethan Van Sciver, el mismo que había ilustrado Renacimiento y que, en consecuencia, fue creador gráfico de Sayd. Aquel planeta idílico fue el lugar donde nació la luz azul de la esperanza con que ambos renegados forjaron el primer anillo del Cuerpo de Blue Lanterns, el mismo que iría a parar al bondadoso Saint Walker. Poco a poco, Ganthet y Sayd fueron dando forma a aquel nuevo ejército que se enfrentaría a los Red Lanterns, a Larfleeze y que, más adelante, también participaría en los hechos de La noche más oscura.

Pero durante la épica saga narrada por el propio Johns junto al dibujante Ivan Reis, aquellos representantes del espectro emocional que, hasta entonces, habían estado en guerra debían unirse para hacer frente a Mano Negra, a Nekron y al ejército de zombis que brotaban de todos los confines del cosmos. Pero Larfleeze, único Orange Lantern y portador de la luz naranja de la avaricia, no estaba dispuesto a colaborar, de ahí que Sayd le hiciera una promesa: convertirse en su Guardiana exclusiva una vez terminara el conflicto. Siempre ávido de trofeos, el monstruo de Okaara aceptó la oferta y participó de la derrota de Nekron, tras lo cual se cobró el premio que le habían prometido. A partir de entonces, Ganthet y su novia se separaron y siguieron caminos bien distintos que se alejaron todavía más con la llegada del Nuevo Universo DC.

Y es que, aunque Sayd apareciera siempre a los pies de Larfleeze en una actitud de absoluta pero aparente sumisión, la Guardiana de la Avaricia tenía sus propios planes. Consciente de que los Guardianes del Universo habían convertido a su amado en un ser tan apático como todos sus congéneres, urdió una compleja trama para rescatarlo. Para ello, resultaba esencial que un ser vivo canalizara al mismo tiempo todos los colores del espectro, y el único capaz de acometer semejante proeza era Kyle Rayner. Como ya sabemos, ese ha sido el argumento de Green Lantern: New Guardians desde el principio aunque Tony Bedard, su guionista, nos tuviera en ascuas durante meses e incluso llegara a confundirnos a propósito sobre el responsable de la aparición de los anillos en la Tierra.

Aunque a Kyle no le hiciera demasiada gracia la intervención de Sayd, Ganthet es amigo suyo desde que empezó su andadura como Green Lantern, y ya hace unos meses que se ha propuesto dominar todas las emociones para salvarlo. Además, cuenta con la ayuda de la Zafiro Estelar Carol Ferris, que pretende liberar a Hal Jordan de la particular prisión en la que está encerrado actualmente. El viaje que emprendieron ya los ha llevado a diversos destinos, y este mes toca una visita obligada a Okaara donde se reencuentran con Sayd y, por supuesto, con Larfleeze. El problema es que, con La ascensión del Tercer Ejército en marcha, van a contar con unos invitados tan inesperados como indeseables que van a hacer que la situación cambie considerablemente. Y es que en la franquicia de Green Lantern no hay nada estático, y Johns, Bedard y los demás autores ya nos tienen acostumbrados a las sorpresas. Y la de esta entrega seguro que traerá importantes consecuencias a corto plazo.

Fran San Rafael