Geoff Johns me da pena, mucha pena.
Está a punto de saber cuánto cuesta separarse por completo de la Legión de Superhéroes, sobre todo cuando uno conecta con la idiosincrasia de los personajes. Y él ha conectado más de lo que le conviene. Ha mordido el anzuelo hasta el fondo aunque aún no se haya dado cuenta.
La Legión es uno de esos conceptos que funcionan mejor cuando un equipo creativo aporta su propio punto de vista. Fue el caso de Jim Shooter y el de Paul Levitz, que me arrastró con él. También el de Abnett y Lanning y, definitivamente, el de Mark Waid. Cuando termines de leer la historia que contiene este volumen, estarás de acuerdo en que también fue el caso de Geoff. Pobre.
Este grupo es como el canto de una sirena. Cuando lo oyes, ya no puedes silenciarlo. Nunca. Te llama, te hace señas y te obliga a volver al siglo XXXI una y otra vez. ¿Por qué crees que quienes tenemos a las espaldas varias etapas de la Legión terminamos volviendo? ¿Porque nos gusta jugar con casi 30 personajes y escribir unos diálogos interminables? Bueno, vale, es por eso. ¡Ahí está! ¿Lo ves? ¿Ves lo insidiosa que es la Legión?
Pregunta a quien haya pasado cierto tiempo en el siglo XXXI si volvería. Invariablemente, la respuesta consiste en encogerse de hombros, resignarse a lo inevitable, mirar al suelo y susurrar: “Sí”.
Me la voy a jugar y voy a decir que Geoff Johns no ha terminado con la Legión. Las razones por las que opino eso quedarán patentes a medida que vayáis leyendo. Están todas ahí: su forma única de abordar a los personajes, el respeto por lo ocurrido anteriormente, la escurridiza sensación de asombro que define lo mejor que la Legión puede ofrecer y las ganas de llevar a los héroes hacia nuevas etapas. También está el hecho inexplicable de que todo fan esté colado por Estrella del Alba, lo cual la mantiene vivita y coleando a pesar de lo que le hayan hecho los equipos creativos anteriores (sobre todo el imbécil aquel que le arrancó las alas). Sí, está todo ahí. En resumen, Geoff Johns está enganchado.
Recordad estas palabras: volverá. Ahora mismo, se le ha pegado el canto de sirena, que está anulando todo pensamiento racional mientras lo convence para que vuelva a un concepto que, en el mejor de los casos, te aturulla; y en el peor, te arrolla. Se cree tan fuerte como para resistirse, pero los que estamos familiarizados con ese canto sabemos que no podrá.
Es cuestión de tiempo. Pero ¿cuánto?
¿Se lo preguntamos a él?
Keith Giffen
Keith Giffen es guionista y dibujante de cómics, y en su currículo figuran Ambush Bug, Universo DC: Lobo, Suicide Squad y 52, entre muchas más series. Sus etapas en la Legión de Superhéroes (como dibujante y, más adelante, también como guionista) en los años ochenta y principios de los años noventa se consideran uno de los puntos álgidos de la colección.

Está a punto de saber cuánto cuesta separarse por completo de la Legión de Superhéroes, sobre todo cuando uno conecta con la idiosincrasia de los personajes. Y él ha conectado más de lo que le conviene. Ha mordido el anzuelo hasta el fondo aunque aún no se haya dado cuenta.
La Legión es uno de esos conceptos que funcionan mejor cuando un equipo creativo aporta su propio punto de vista. Fue el caso de Jim Shooter y el de Paul Levitz, que me arrastró con él. También el de Abnett y Lanning y, definitivamente, el de Mark Waid. Cuando termines de leer la historia que contiene este volumen, estarás de acuerdo en que también fue el caso de Geoff. Pobre.
Este grupo es como el canto de una sirena. Cuando lo oyes, ya no puedes silenciarlo. Nunca. Te llama, te hace señas y te obliga a volver al siglo XXXI una y otra vez. ¿Por qué crees que quienes tenemos a las espaldas varias etapas de la Legión terminamos volviendo? ¿Porque nos gusta jugar con casi 30 personajes y escribir unos diálogos interminables? Bueno, vale, es por eso. ¡Ahí está! ¿Lo ves? ¿Ves lo insidiosa que es la Legión?
Pregunta a quien haya pasado cierto tiempo en el siglo XXXI si volvería. Invariablemente, la respuesta consiste en encogerse de hombros, resignarse a lo inevitable, mirar al suelo y susurrar: “Sí”.
Me la voy a jugar y voy a decir que Geoff Johns no ha terminado con la Legión. Las razones por las que opino eso quedarán patentes a medida que vayáis leyendo. Están todas ahí: su forma única de abordar a los personajes, el respeto por lo ocurrido anteriormente, la escurridiza sensación de asombro que define lo mejor que la Legión puede ofrecer y las ganas de llevar a los héroes hacia nuevas etapas. También está el hecho inexplicable de que todo fan esté colado por Estrella del Alba, lo cual la mantiene vivita y coleando a pesar de lo que le hayan hecho los equipos creativos anteriores (sobre todo el imbécil aquel que le arrancó las alas). Sí, está todo ahí. En resumen, Geoff Johns está enganchado.
Recordad estas palabras: volverá. Ahora mismo, se le ha pegado el canto de sirena, que está anulando todo pensamiento racional mientras lo convence para que vuelva a un concepto que, en el mejor de los casos, te aturulla; y en el peor, te arrolla. Se cree tan fuerte como para resistirse, pero los que estamos familiarizados con ese canto sabemos que no podrá.
Es cuestión de tiempo. Pero ¿cuánto?
¿Se lo preguntamos a él?
Keith Giffen
Keith Giffen es guionista y dibujante de cómics, y en su currículo figuran Ambush Bug, Universo DC: Lobo, Suicide Squad y 52, entre muchas más series. Sus etapas en la Legión de Superhéroes (como dibujante y, más adelante, también como guionista) en los años ochenta y principios de los años noventa se consideran uno de los puntos álgidos de la colección.