Eccediciones
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Introducción a Punk Rock Jesus, por Sean Murphy

Era el año 2003 y yo estaba durmiendo en un contenedor de Ho­llywood cuando empecé a pensar en escribir mi propio material.

No era un contenedor sucio y yo no era realmente un vagabun­do. Mi amigo y yo nos acabábamos de pasar cinco días cruzan­do el país en coche para empezar una nueva vida en la Costa Oeste. Él quería ser actor y yo quería dibujar cómics mientras buscaba opciones más lucrativas en la industria del entreteni­miento: videojuegos, diseño conceptual, lo que fuera. Lo único que tenía planificado era una serie de cuatro números que tenía que dibujar para Dark Horse. Así que, aunque no tenía mucha pasta, al menos tenía algo planificado. Solo necesitaba ponerme a trabajar.

Por supuesto, antes necesitaba un apartamento. Los Ángeles no es barata, y apenas teníamos suficiente para el depósito de un apartamento, así que, en lugar de malgastar el dinero en hoteles, dormíamos en la calle y en algunas áreas de descanso de la au­topista. Al final, vimos una fábrica de limpieza de contenedores en West Hollywood, decidimos que era un sitio seguro en el que quedarse (mucho más seguro que un área de descanso) y pasa­mos allí la noche.

Dormir dentro de un contenedor –aunque sea uno limpio– te hace pensar. ¿Mis héroes tuvieron que hacer esto alguna vez? ¿Mike Mignola se encontró alguna vez en una situación tan complicada como esta? Quizás no durmiera en un contenedor, pero apuesto a que sacrificó mucho en otros aspectos. Seguro que muchos otros lo pasaron mucho peor. La verdad es que yo ni siquiera estaba en una situación tan mala. Pese a estar en un contenedor, tenía un encargo de 200 dólares por página al día, que es más de lo que muchos dibujantes cobran hoy.

Pero, incluso siendo un dibujante ingenuo de 22 años, sabía que dibujar los personajes de otra gente no era un buen plan a largo plazo. Sí, me sacaría del contenedor, pero ¿me pagaría la universi­dad? ¿Y el seguro médico? ¿Y la entrada de una casa? ¿Y mi pensión?

Decidí que necesitaba ser como Mike Mignola. Necesitaba apren­der a escribir mi propio material, no solo para que pudieran com­prármelo, sino como una forma de tener el control de mi carrera. No es que quisiera escribir, pero tenía sentido que lo hiciera. Y no que­ría leer un puñado de libros sobre escritura, pero si mi plan iba en serio, entonces no me quedaba otra opción. Al cabo de un año, ha­bía escrito Kael, una historia sobre un miembro del IRA en Belfast.

No era buena. Tengo libretas llenas con inicios en falso, agujeros de guion y desarrollos de personajes que no iban a ninguna parte. Quizás el primer guion de todo escritor está destinado a ser malo, porque el mío lo era. Tenía demasiada información sin asimilar en el cerebro, y no estaba listo para usarla. Lo peor de todo es que, bá­sicamente, tenía la misma historia que tiene todo escritor novato de cómics: un tío grande con un arma y una actitud chunga.

Al final, dejé de lado Kael y empecé Off Road, una historia sobre el paso a la edad adulta que terminé publicando en Oni Press en 2004. Después, viví mes a mes con proyectos como Batman, GI Joe, Star Trek y Jóvenes Titanes. Incluso creé una serie junto a Zach Howard llamada Outer Orbit para Dark Horse. También me invo­lucré en algunos trabajos para videojuegos, así como otras cosillas que me ayudaron a pagar las facturas. Y siempre que tenía un mo­mento, hacía otro intento con mi historia del IRA.

No fue hasta 2006 cuando empecé a juntar las piezas de Punk Rock Jesus.

En algún punto de ese año, leí un artículo sobre la clonación humana y empecé a preguntarme quién sería el primer clon humano. Y la respuesta se me ocurrió inmediatamente: alguien clonaría a Jesu­cristo. Y, entonces, probablemente lo convertirían en un reality (la fiebre por American Idol estaba a tope en aquel momento). Como ateo cabreado (había abandonado el catolicismo unos años antes), decidí que el clon rechazaría la fama, vería los defectos del mundo, se convertiría en ateo y escaparía. Lo del punk rock vino luego, y pronto tuve un título con el que trabajar: Punk Rock Jesus (era un título tonto, pero lo mantuve por el momento). Lo mejor de todo es que conseguí meter la historia de Kael en el argumento; una historia sobre un terrorista reformado del IRA era mucho más fácil de escri­bir como historia secundaria.

Lo admito: originalmente, Punk Rock Jesus fue creado para cabrear a los creyentes. Si lo hubiera hecho entre 2006 y 2011, habría sido un mero ataque unilateral y sin miramientos contra la religión. Por suerte para mí, en esa época tuve muchos retrasos (todos los títu­los de DC por los que soy conocido ahora: Hellblazer, Joe el Bárbaro y American Vampire). Había tenido mucho tiempo para calmarme, madurar y aprender a ser diplomático. Seguro que la influencia de mi esposa tuvo mucho que ver con ello.

Cuando terminé Joe, empecé a hablar con DC sobre Punk Rock Je­sus. En Vertigo querían hacerlo, pero me sugirieron que dividiera mi novela gráfica de 200 páginas en seis números de 32 páginas cada uno. Mi editora, Karen Berger, repasó el guion y encontró los puntos naturales de la historia donde podía terminar cada número. Eso no era fácil, porque había escrito el guion al estilo prosa/guion de cine, y no en el formato de cómic. Pero estuve encantado de dividirlo en números para Vertigo si eso era lo que quería Karen.

Karen Berger tuvo gran parte del mérito de hacer que el cómic fuera mejor. Ella me ayudó a desarrollar mejor los personajes femeninos, lo que equilibraba el cómic y lo hacía más inclusivo para las lectoras, una gran parte del atractivo de Vertigo.

La gran sorpresa para mí fue que DC quisiera mantener el título. Tras años llamándolo Punk Rock Jesus, le había tomado cariño al título. Aunque estaba preparado para que DC lo cambiara por otro menos... ya sabes. Pero hablé con el departamento de marketing de DC y esto fue lo que me dijeron: “A ver si nos aclaramos. ¿Tienes un cómic llamado Punk Rock Jesus y quieres cambiarle el título? ¡Ni en broma!”.

¿Es un título tonto? Quizás. Pero es de esos títulos que nunca ol­vidas. Y cualquiera que piense que deberían haberlo cambiado no sabe una mierda de marketing.

Estamos en diciembre de 2012 y acabo de terminar la última página. El alboroto por el cómic ha sido mucho mejor de lo que esperaba. Y las ventas han ido sorprendentemente bien. No ha sido un gran éxito, pero ha sido uno de los mayores de Vertigo de los últimos me­ses. Y, para un cómic en blanco y negro, eso es genial. Incluso mejor cuando descubrimos que las ventas bajaron solo en el número 2 y que luego empezaron a subir. Eso es algo casi inaudito.

Gracias a aquellos que ayudaron a dar un empujón al cómic. Gran par­te del éxito se ha debido al boca a boca. Y si estás leyendo este tomo carísimo, eso significa que eres un auténtico fan de Punk Rock Jesus.

Vale, pasemos a lo divertido.

Sean Murphy
Brooklyn, 2012 

Artículo publicado en las páginas de Punk Rock Jesus (edición cartoné) ¡Ya a la venta!