Había infinitas formas de traer de vuelta a Hal Jordan. Había formas sencillas (“Démosle el anillo y pasemos a otra cosa”), formas complejas (“Y entonces, si miras el Green Lantern núm. 188 del volumen 2, en la última página puedes ver por los árboles que Mogo es un sanador, lo que será vital para comprender que...”) y las formas clásicas que solo funcionan en los cómics (“Me lavaron el cerebro”, “Me reemplazaron por...”, “Mi clon...”). Sin embargo, nosotros lo hicimos de la mejor forma posible. Al estilo Geoff Johns.
Dejadme que os aclare algo. La gente cree que Renacimiento trata sobre el regreso de Hal Jordan. Y así es. Pero también trata sobre el regreso de Green Lantern. Del Cuerpo. Del mito. La idea de que el arma más poderosa del universo es un pequeño anillo verde y que cada portador del anillo lo usa de una forma diferente. Y similar al mismo tiempo. Que el anillo puede otorgar poderes, corromper, crear y destruir. Y que la historia de los caballeros espaciales de la Mesa Redonda es tan vital como esta.
En otras manos, Renacimiento nos habría dado exactamente lo que queríamos: Hal Jordan de nuevo con el traje. En las manos capaces de Geoff, tenemos el regreso de la leyenda que hizo grande a Hal Jordan. Podéis verlo en cada página. Desde la ironía de las primeras palabras de Kyle en la serie (“No tengáis miedo”) hasta la advertencia de Sinestro (“Jamás retes a alguien más poderoso que tú”), pasando por la respuesta perfecta de Hal (“Hum... ya. Eso no funcionará conmigo”).
Con otro guionista, el regreso de Hal habría significado la muerte de Kyle. Y, no os equivoquéis, habría sido muy fácil matar a Kyle. Con Geoff, tenemos un apretón de manos y una presentación. En lugar de destruir lo nuevo con el pasado, Geoff combinó los dos y les dio a esos personajes algo mucho más grande: un futuro.
Y en la pista central de ese circo lleno de nostalgia, repleto de héroes que fueron asesinos de masas fundidos con espíritus de venganza, castigo o como se llamen en esa semana, Geoff tenía aún más sentido. Maldita sea, incluso dedicó tiempo a explicar el origen de la chaqueta de piloto y la desaparición del cabello canoso de Hal.
Pero, más allá de todos los paseos por el recuerdo, lo que sonaba más auténtico de Renacimiento eran las nuevas pepitas que se añadieron a la mina de oro de la continuidad:
· Que hacer que el anillo funcione, duele. · Siempre.
· Que Sinestro tiene que estar cerca del anillo para que este lo traduzca.
· Que las construcciones de John son como planos, que el anillo de Guy dispara a lo bestia, que Kyle aboceta como un artista eternamente insatisfecho y que Hal prefiere la precisión de un viejo guante de boxeo.
· Y, mi preferida: que a Batman no le gusta Hal porque Hal no tiene miedo, la única cosa en la que se basa el “poder” de Batman.
En ese preciso instante, a principios del primer número, me di cuenta de que era una historia para fans. Escrita por un fan. Escrita para los fans. Para nosotros. Y me encanta por eso. Como el personaje que recupera, Renacimiento no tiene miedo de abrazar sus propios mitos. En lugar de intentar ser molona o metalingüística o tener la popular “conciencia de sí misma”, Renacimiento tiene éxito simplemente porque es lo que todos los cómics tendrían que ser y que a menudo olvidan: una gran historia con un gran dibujo.
Lo que, por supuesto, me lleva al dibujo. ¿Por qué toda esa locura de ciencia ficción que hay en estas páginas es tan creíble? Porque la belleza hiperdetallada del dibujo de Ethan Van Sciver nos lo vende a cada momento. Desde el detalle de que la estatua de Guy en Warriors sea ligeramente más grande que el resto, hasta el auténtico pavor que produce Hector Hammond, pasando por el aspecto inspirado en un pez de Kilowog. Ethan trajo todo eso de vuelta. Este mundo es real. Los Green Lanterns existen y, sin otra cosa que sudor formándose en sus frentes y resbalando por sus máscaras, nos salvarán. Incluso nos lo dicen los títulos de los capítulos. A diferencia de casi todos los cómics que hay por ahí, Geoff y Ethan empiezan con la noche más oscura y nos dejan en el día más brillante. Y eso, como veréis dentro, es de lo que están hechos los héroes.
Así que abrochaos el cinturón y empezad a memorizar el juramento. Hal Jordan no solo ha regresado. Ha regresado a lo grande.
BRAD MELTZER | Fort Lauderdale, Florida
Junio de 2005
Brad Meltzer es un novelista listado entre los más vendidos del New York Times, y autor de The Book of Fate y Crisis de identidad (cuya reedición publicará ECC Ediciones en diciembre 2015)
Artículo publicado originalmente en las páginas de Green Lantern de Geoff Johns núm.1 ¡Ya a la venta!
Dejadme que os aclare algo. La gente cree que Renacimiento trata sobre el regreso de Hal Jordan. Y así es. Pero también trata sobre el regreso de Green Lantern. Del Cuerpo. Del mito. La idea de que el arma más poderosa del universo es un pequeño anillo verde y que cada portador del anillo lo usa de una forma diferente. Y similar al mismo tiempo. Que el anillo puede otorgar poderes, corromper, crear y destruir. Y que la historia de los caballeros espaciales de la Mesa Redonda es tan vital como esta.
En otras manos, Renacimiento nos habría dado exactamente lo que queríamos: Hal Jordan de nuevo con el traje. En las manos capaces de Geoff, tenemos el regreso de la leyenda que hizo grande a Hal Jordan. Podéis verlo en cada página. Desde la ironía de las primeras palabras de Kyle en la serie (“No tengáis miedo”) hasta la advertencia de Sinestro (“Jamás retes a alguien más poderoso que tú”), pasando por la respuesta perfecta de Hal (“Hum... ya. Eso no funcionará conmigo”).
Con otro guionista, el regreso de Hal habría significado la muerte de Kyle. Y, no os equivoquéis, habría sido muy fácil matar a Kyle. Con Geoff, tenemos un apretón de manos y una presentación. En lugar de destruir lo nuevo con el pasado, Geoff combinó los dos y les dio a esos personajes algo mucho más grande: un futuro.
Y en la pista central de ese circo lleno de nostalgia, repleto de héroes que fueron asesinos de masas fundidos con espíritus de venganza, castigo o como se llamen en esa semana, Geoff tenía aún más sentido. Maldita sea, incluso dedicó tiempo a explicar el origen de la chaqueta de piloto y la desaparición del cabello canoso de Hal.
Pero, más allá de todos los paseos por el recuerdo, lo que sonaba más auténtico de Renacimiento eran las nuevas pepitas que se añadieron a la mina de oro de la continuidad:
· Que hacer que el anillo funcione, duele. · Siempre.
· Que Sinestro tiene que estar cerca del anillo para que este lo traduzca.
· Que las construcciones de John son como planos, que el anillo de Guy dispara a lo bestia, que Kyle aboceta como un artista eternamente insatisfecho y que Hal prefiere la precisión de un viejo guante de boxeo.
· Y, mi preferida: que a Batman no le gusta Hal porque Hal no tiene miedo, la única cosa en la que se basa el “poder” de Batman.
En ese preciso instante, a principios del primer número, me di cuenta de que era una historia para fans. Escrita por un fan. Escrita para los fans. Para nosotros. Y me encanta por eso. Como el personaje que recupera, Renacimiento no tiene miedo de abrazar sus propios mitos. En lugar de intentar ser molona o metalingüística o tener la popular “conciencia de sí misma”, Renacimiento tiene éxito simplemente porque es lo que todos los cómics tendrían que ser y que a menudo olvidan: una gran historia con un gran dibujo.
Lo que, por supuesto, me lleva al dibujo. ¿Por qué toda esa locura de ciencia ficción que hay en estas páginas es tan creíble? Porque la belleza hiperdetallada del dibujo de Ethan Van Sciver nos lo vende a cada momento. Desde el detalle de que la estatua de Guy en Warriors sea ligeramente más grande que el resto, hasta el auténtico pavor que produce Hector Hammond, pasando por el aspecto inspirado en un pez de Kilowog. Ethan trajo todo eso de vuelta. Este mundo es real. Los Green Lanterns existen y, sin otra cosa que sudor formándose en sus frentes y resbalando por sus máscaras, nos salvarán. Incluso nos lo dicen los títulos de los capítulos. A diferencia de casi todos los cómics que hay por ahí, Geoff y Ethan empiezan con la noche más oscura y nos dejan en el día más brillante. Y eso, como veréis dentro, es de lo que están hechos los héroes.
Así que abrochaos el cinturón y empezad a memorizar el juramento. Hal Jordan no solo ha regresado. Ha regresado a lo grande.
BRAD MELTZER | Fort Lauderdale, Florida
Junio de 2005
Brad Meltzer es un novelista listado entre los más vendidos del New York Times, y autor de The Book of Fate y Crisis de identidad (cuya reedición publicará ECC Ediciones en diciembre 2015)
Artículo publicado originalmente en las páginas de Green Lantern de Geoff Johns núm.1 ¡Ya a la venta!