Eccediciones

Heridas de posguerra

Además de impulsar la expansión de la Liga de la Justicia, la saga El trono de Atlantis ha centrado en Aquaman el conflicto entre el continente sumergido y el mundo de la superficie. Atrapado entre ambos bandos, Arthur se ha visto obligado a enfrentarse tanto a sus compañeros de equipo como a su pueblo por lo que considera correcto. Eso le ha sumido aún más en su soledad y ha reforzado su irreemplazable papel como protector de todas las formas de vida subacuáticas.

Cualquiera podría pensar que el camino marcado por Geoff Johns, Ivan Reis y Paul Pelletier no ha servido más que para asentar a Arthur como monarca de los atlantes... y por tanto para acercar al personaje, dentro del Nuevo Universo DC, hacia un estatus más similar al clásico. Pero eso sería quedarse en la superficie: las aguas están lejos de calmarse cuando la abdicación de Orm, vista en el último episodio del tomo anterior, se produjo en circunstancias tan caóticas e imprevistas. Y además el villano caía, sí, pero con un toque desolador capaz de hacer ver a los lectores que quizá no fuese tan maligno como parecía... o, en todo caso, que su actitud podría estar más que justificada.

Siguiendo esa estela de retratar lógica y fidedignamente cómo se produciría un traspaso de poderes así, Johns y Pelletier dan fe en estas páginas de las difíciles relaciones entre el pueblo atlante y su nuevo rey, al que por supuesto no todos sus súbditos aceptan de buen grado... Además, John Ostrander y Manuel García presentan la primera reunión de los Otros posterior al conflicto. Un nuevo paso en la evolución de Aquaman y sus aventuras, siempre llenas de giros inesperados, que siguen cimentándole como un personaje clave en el nUDC mientras el final de la etapa de Johns al frente de la colección empieza a atisbarse en el horizonte.

Felip Tobar


Artículo publicado originalmente en las páginas de Aquaman núm. 6.