El tomo anterior marcó el inicio del conflicto entre la Atlántida y la superficie –en pleno océano, en Metropolis o en Gotham–, y este marcará su desenlace. Pero no faltarán sorpresas, revelaciones sobre los principales motivos e implicados, ni se escatimará el precio de sus consecuencias... Queda así recopilada en solo dos volúmenes la saga El trono de Atlantis, que en EE.UU. supuso un cruce de seis episodios entre las colecciones de Aquaman (núms. 14-16) y Justice League (núms. 15-17) y propició el paso de una serie a otra de Ivan Reis, ya reconocido por muchos como uno de los mejores dibujantes de superhéroes de todos los tiempos. Sin duda los guiones de Geoff Johns han tenido también mucho que ver con el éxito de esta etapa.
La saga Los Otros dejó clara la intensa rivalidad entre Aquaman y Manta Negra, al afectar de forma indeleble a varios personajes del grupo clandestino al que perteneció Arthur en su juventud. Dos terminaron muertos, y las existencias de los supervivientes cambiaron para siempre. Eso sí: pese a permanecer en una penitenciaría de los EE.UU., Belle Rêve, Manta manifestaba su negativa a unirse al Escuadrón Suicida asesinando a uno de sus guardas; su única razón para vivir era el odio por Aquaman. El retrato de un antagonista así contrasta con el de Orm y empieza a dotar de inquietantes matices a una galería de villanos perfilada poco a poco y con brillantez, lejos de maniqueísmos. De hecho, el regreso de las criaturas de la Fosa se vio en el tomo previo y en este alcanza sus máximas cotas al participar ellas en el conflicto y al descubrirse quién estaba tras su liberación y por qué. Las respuestas aguardan en estas mismas páginas y, por tópico que suene, ni Atlantis ni la Liga volverán a ser lo mismo... Algo que podremos comprobar tanto en las futuras entregas de Aquaman como en las de Liga de la Justicia y en la nueva serie centrada en la Liga de la Justicia de América.
Felip Tobar
Artículo publicado originalmente como introducción de Aquaman núm. 5.
La saga Los Otros dejó clara la intensa rivalidad entre Aquaman y Manta Negra, al afectar de forma indeleble a varios personajes del grupo clandestino al que perteneció Arthur en su juventud. Dos terminaron muertos, y las existencias de los supervivientes cambiaron para siempre. Eso sí: pese a permanecer en una penitenciaría de los EE.UU., Belle Rêve, Manta manifestaba su negativa a unirse al Escuadrón Suicida asesinando a uno de sus guardas; su única razón para vivir era el odio por Aquaman. El retrato de un antagonista así contrasta con el de Orm y empieza a dotar de inquietantes matices a una galería de villanos perfilada poco a poco y con brillantez, lejos de maniqueísmos. De hecho, el regreso de las criaturas de la Fosa se vio en el tomo previo y en este alcanza sus máximas cotas al participar ellas en el conflicto y al descubrirse quién estaba tras su liberación y por qué. Las respuestas aguardan en estas mismas páginas y, por tópico que suene, ni Atlantis ni la Liga volverán a ser lo mismo... Algo que podremos comprobar tanto en las futuras entregas de Aquaman como en las de Liga de la Justicia y en la nueva serie centrada en la Liga de la Justicia de América.
Felip Tobar
Artículo publicado originalmente como introducción de Aquaman núm. 5.