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Faora y Ursa, historia de dos villanas

El dramático acontecimiento plasmado en estas páginas no es sino otro ejemplo de que el mundo del cómic es un ente vivo, cambiante, en el que los personajes entran y salen según requiera la historia. Del futuro del héroe afectado por dichos sucesos ya nos ocuparemos próximamente, porque este espacio no va a hablar de los que se van, sino de los que llegan. Y hay un personaje que hace su aparición en este cómic y a quien seguiremos viendo de forma regular en estas páginas: se trata de la kryptoniana Faora.

La lugarteniente del General Zod ha sido recientemente popularizada por la nueva película El Hombre de Acero, en la que la villana de Krypton aparece representada como una comandante experta en combate y asesina sin igual. Los seguidores del Superman de las películas de los años setenta y ochenta sin duda recordarán a otra peligrosa femme fatale a las órdenes de Zod como integrante del trío de villanos a los que Christopher Reeve se enfrentaba en Superman II, y es muy posible que piensen que la actual Faora de El Hombre de Acero es una reinterpretación de aquella. Pero a decir verdad, Faora existe en los cómics desde hace mucho tiempo, y es un buen momento para recordar su historia.

Fue en Action Comics núm. 471 (mayo, 1977) cuando el personaje de Faora debutaba en el universo de Superman de la mano de Cary Bates y Curt Swan. Su historia se extendería a lo largo de tres números en los que obteníamos la suficiente información sobre ella como para considerarla uno de los villanos mejor definidos de todos los kryptonianos de la recurrente Zona Fantasma. Así, descubríamos que Faora Hu-Ul (que era su nombre completo) era toda una maestra en horo-kanu, un arte marcial kryptoniana que concentraba sus ataques en los puntos de presión del cuerpo, sobre los que provocaba parálisis y movimientos incontrolados de forma similar a algunas técnicas empleadas por los expertos en jiu-jitsu, aikido o karate. Pero Faora no solo resultaba peligrosa por su formación en combate, sino que además profesaba una profunda misandria –un atroz odio hacia los hombres– de la que no recibíamos ninguna explicación clara. Lo que sí sabíamos era que Faora habría asesinado a 23 varones en Krypton empleando fuertes torturas en un campo de concentración que ella misma gobernaba, hasta que fue detenida y sentenciada a la condena más larga en la Zona Fantasma jamás aplicada a una mujer. Todos estos rasgos convertían a la villana femenina en un personaje pe fectamente desarrollado hasta un nivel que otros malvados habitantes de la Zona Fantasma mucho más conocidos, como el propio Zod o Jax-Ur, todavía no habían alcanzado.

Explicada la historia original de la Faora de los cómics, son evidentes las diferencias entre esta y la otra mujer kryptoniana que apareció en las películas Superman y Superman II. No sabemos hasta qué punto el guionista Mario Puzo se inspiró en el personaje del cómic para crear al del filme, pero más allá de que ambas son mujeres, kryptonianas y perversas, poco queda de la Faora del cómic en la Ursa cinematográfica. La villana de carne y hueso que interpretó Sarah Douglas no limitaba su odio solo a los hombres, y también era descrita como cruel, fría y solo leal al General Zod. Una lealtad que hubiera sido impensable que la Faora de los cómics tuviese hacia ningún hombre. Además, Ursa tampoco demostraba ser especialmente hábil en las técnicas del horo-kanu ni en ninguna forma de lucha cuerpo a cuerpo, y en su personaje se explotaba esa combinación de belleza felina y peligrosa mucho más que el hecho de ser una taimada y experta asesina.

Aunque Faora continuó apareciendo en varias ocasiones en los cómics como enemiga de Superman y aliada de Zod en algunas de las historias que englobaban a los prisioneros de la Zona Fantasma, el personaje de Ursa nació y murió en las películas. O, al menos, así fue durante casi 30 años. A partir del año 2007, la historia que se conocería como Último hijo (también publicada por ECC Ediciones) presentaría una nueva interpretación tanto del General Zod como de sus dos secuaces tan conocidos por las películas: el bobo y gigantesco Non y la hermosa y letal Ursa. Aunque más que hablar de una nueva interpretación, sería más correcto decir que los personajes de la película fueron adaptados al cómic recibiendo además una vuelta de tuerca. Algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que Último hijo contó con la colaboración de Richard Donner, director de Superman (1978), como coguionista junto al artífice principal de la historia, Geoff Johns. Así, en aquella aventura Ursa no solo era la leal lugarteniente de Zod, sino su amante y madre de su hijo, Lor- Zod, nacido en condiciones extraordinarias dentro de la mismísima Zona Fantasma y que servía a los tres villanos para escapar de su prisión. Pero lo que sí se mantenía intacto, e incluso se multiplicaba, era la crueldad y la maldad de una Ursa que no dudaba en maltratar a su hijo y emplearlo para sus propios y retorcidos fines y siempre al servicio del General.

Después de Último hijo no volvimos a ver a Ursa, pero en 2013 sería el cine quien, de nuevo, pondría en el candelero al otro personaje con el que muchos la confunden: Faora. Y es que, como decíamos al principio, Faora es una de las protagonistas de El Hombre de Acero, la nueva película que ha reiniciado al personaje de Superman poniendo, además, la primera piedra para todo un Universo DC cinematográfico. La Faora de El Hombre de Acero toma un poco tanto de su homónima en los cómics –es experta en artes marciales y una consumada asesina– como de la Ursa de las películas –su absoluta lealtad al General Zod y que no odia a los hombres, sino que es una soldado genéticamente perfecta–, junto con nuevos matices que la convierten en un personaje con identidad propia y muy tridimensional.

En este cómic hemos asistido a la introducción de Faora en el nuevo Universo DC, con una armadura y un look muy similares a los que ha lucido en la película de Zack Snyder. ¿Serán el aspecto y el nombre lo único que tendrán en común estas dos versiones de la villana kryptoniana? Es pronto para revelar nada, pero lo que sí podemos anticiparos es que Faora aún tiene mucho que decir y que hacer por estos lares.

Javier Olivares Tolosa

Artículo originalmente publicado en las páginas de Superman núm. 25.