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Entrevista a Agnès Domergue y Hélène Canac

De ámbar y de fuego a la venta el 01/08. 

 

Un bosque lleno de misterios. Criaturas malvadas. Un joven príncipe. Una historia de humanos y animales, de amistad... ¿o venganza? El 1 de agosto llega De ámbar y de fuego, la nueva historia de las creadoras de Entre la nieve y el lobo. Un cómic de magia y aventuras inspirado en el folklore japonés y recomendado para lectores de 9 años en adelante. Hemos hablado con Agnès Domergue y Hélène Canac para descubrir más sobre este esperado lanzamiento del sello Kodomo, cuyas primeras páginas os dejamos en este enlace. 


Tanto Entre la nieve y el lobo como De ámbar y de fuego tratan sobre las lecciones vitales que aprende una niña que forma parte de un mundo fantástico con inspiración japonesa. ¿Cómo llegáis a estas influencias y cómo elegís a qué criatura iba a representar cada protagonista?

Agnès: Se hizo en varias etapas. En primer lugar, quería contar la historia de un lobo blanco. Las fotografías de Vincent Munier y su búsqueda del lobo blanco en la nieve me fascinaron y en ese momento acababa de escribir el texto Animal totem con un lobo blanco. Cuando comencé a escribir Entre la nieve y el lobo solo tenía a la heroína Lila, dibujada y creada por Hélène, un lobo blanco y una isla nevada... Luego me encontré con la leyenda del yokai japonés e hice clic: ¡por fin tenía un desenlace para mi historia! Ya podía escribir el guion. El título vino más tarde, al final de todo el proceso. ¡Originalmente se llamaba Lobo Blanco!

 

Ambas obras están orientadas a un público principalmente infantil, sin embargo, se emplea un vocabulario muy rico y que, sobre todo con Lila, ahonda en la descripción de la naturaleza a través de los sentidos. ¿Es una invitación a que la infancia lo imite y aprenda?

Agnès: Tenía que escribir mi primer guion, un género en el que no tenía ninguna experiencia y, mientras me lamentaba frente a mi página en blanco, una autora y amiga me dijo: “Escribe como acostumbras, es decir, ¡poesía!”, Al venir de la escritura de álbumes estoy más acostumbrada a escribir poemas. Así pues, me lancé a crear el poema para Lila, que encontramos diseminado en la obra y retomado en su totalidad al final de esta, y que me sirvió como una especie de base para la estructura del guion. Trato de escribir para que me guste, y para que también le guste a Hélène. Si además invita a amar la poesía, ¡mejor aún!


El color de esa naturaleza es, en muchos aspectos, una pieza central de vuestras obras (ya desde el nombre de Lila). De hecho, las estaciones son casi un personaje en sí mismas. ¿Qué decisiones tomasteis sobre cada ambientación y para las paletas de color de cada obra?

Hélène: Efectivamente, los colores son un elemento en sí mismo en cada obra; marcan el tono y acompañan las sensaciones y sentimientos de los personajes. Para mí era importante que ambos álbumes tuvieran una paleta de colores bien definida y limitada que diera a cada libro una entidad propia y creara una atmósfera específica. Para Entre la nieve y el lobo, sus tonos azules y malvas acompañan a la perfección la dulzura y la poesía de los descubrimientos de Lila, ya sea de su entorno o de sí misma. Por otro lado, los rojos y naranjas, ámbar y fuego —colores más fuertes— se fusionan con la venganza de Kitsune y la siguen hasta el final de su camino.

 

     


Además de las niñas protagonistas, en los mágicos bosques que les sirven de escenario aparecen numerosos yokai, esos espíritus y criaturas de la mitología japonesa. ¿Cuáles fueron vuestros favoritos, por un lado, de escribir y, por otro, de diseñar y dibujar?

Agnès: Me encantó hacer hablar a los jizo, esas pequeñas estatuillas de piedra que encuentras cerca de los templos en Japón. Los imaginé muy lindos, con tres idiomas diferentes: uno en haikú, otro en verso y el último en prosa simple.

Hélène: Los onibis de ámbar y fuego fueron muy divertidos de dibujar, porque bajo su apariencia tierna son increíblemente crueles, y siempre sonreía mientras trabajaba en las páginas donde aparecen porque siempre había una gran brecha entre lo que decían y sus caritas tan achuchables.


El amor y cuidado por la naturaleza es, quizá, la lección más importante que transmiten estas obras. Dada la situación actual, ¿construisteis a vuestra Kitsune, un yokai ligado a la protección de los bosques, como un posible avatar de vuestros lectores más jóvenes?

Agnès: Tenía muchas ganas de inventar una historia original de Kitsune. En el folclore japonés puede transformarse en un zorro o en un humano. A veces es mitad animal, mitad humano, y es este vínculo entre humanos y animales lo que me interesó particularmente. “Si solo quedara un Kitsune en la tierra, ¿qué elegiría ser y por qué?”, me pregunté. El kitsune es un zorro en Japón, así que me imaginé lo que habría pasado antes, como en un cuento, una leyenda reinventada... Y entonces, bueno, es que la protección de la naturaleza me parece tan natural... Además, el Rey de Otoño (De ámbar y de fuego) es una mirada un tanto caricaturesca a las peculiaridades oscuras de la humanidad. Esa ambición cegadora, ese gusto por poseerlo todo, esa arrogancia... Todo personificado en un mismo personaje, el enemigo de la heroína Kitsune. En cuanto a su hijo, el principito, es un homenaje que hago al de Saint-Exupéry y personifica lo mejor de la humanidad.

 

       


Nada es de nuestra propiedad. Todos somos propiedad de la tierra”. ¿Cómo exploraríais esta reflexión de De ámbar y de fuego en una lectura acompañada con esos pequeños lectores, ya sea en casa o en el colegio? 

Agnès: Cuando escribo una historia confieso que no trato de pensar demasiado en eso. En el sentido de que escribimos una historia por la historia, y luego —cuando se convierte en un «libro»— se nos escapa. Y está bien. De todos modos, tengo la suerte de tener feedback de mi alumnado (porque soy profesora de viola en un conservatorio), que me cita frases de los libros o me explica la historia —¡algo que me emociona mucho!—. Y también visito algunas clases para hablar de ello. ¡Siempre son momentos muy potentes!


Por último, siendo la de Lila una fábula ambientada en el paso del invierno a la primavera, y la de Kitsune un cuento puramente otoñal, ¿nos espera en un futuro un relato veraniego? ¿Quizá con algún adorable kappa como compañero de aventuras?


Agnès: Todavía es un poco pronto para revelar más porque no he comenzado a escribir la última parte... Lo que puedo decir es que seguirá siendo un one shot, con guiños a aquellos que hayan leído los dos álbumes, y que tal vez cerrará el ciclo de las estaciones... ¡Muchas gracias por estas preguntas!

Hélène: Como dice Agnès, todavía estamos en la fase inicial, pero lo cierto es que la gama de colores del próximo libro será diferente y ¡que nos encontraremos con algunos compañeros muy entrañables!

 

Cuestionario: Ander Luque.

Entrevista: Andrea Borrell.