Eccediciones

Entre bromas y veras

Cuando se estrenó El Caballero Oscuro (2008), la segunda película de la trilogía de Christopher Nolan, tanto la crítica cinematográfica como los aficionados al cómic destacaron entre sus méritos que el Joker (Heath Ledger) no tuviera ningún origen definido, sino que él mismo brindara distintas posibilidades que hicieran al espectador dudar sobre la auténtica... si es que lo era alguna. Mark Waid y Brian Bolland habían plasmado ya esa idea a la perfección cuando, en uno de los complementos de Countdown (2007), mostraban al Joker dando a elegir al lector entre tres cartas para remarcar que su inicio pudieron ser todos y ninguno: el cómico incapaz de hacer reír, el mafioso llamado Jack Napier (así presente en la adaptación cinematográfica de Batman de 1989) y el criminal Capucha Roja. “Todo depende de cómo barajéis”, decía el villano al concluir el relato.

No es ningún misterio que el Joker debutó en el núm. 1 de Batman, en 1940, ni que en su desarrollo estuvieron directamente implicados Bill Finger y Jerry Robinson. Allí se narraba su primer enfrentamiento con Batman y quedaba patente su naturaleza, la de un asesino a sangre fría, gracias al designio de sus múltiples víctimas. La idea se repetiría prácticamente en todas las versiones posteriores de ese primer choque: la de Legends of the Dark Knight núm. 50, por Dennis O’Neil y Brett Blevins (1993); la de Batman Confidential núms. 7-12, por Michael Green y Denys Cowan (2007-2008); la que ofrecía el film de Nolan o esta misma. Su origen y relación con Capucha Roja también se establecieron en un guion de Finger, el del núm. 168 de Detective Comics (1951), el mismo en que se apoyan La broma asesina (1989), de Alan Moore y Bolland, y Origen (2014), de Snyder y Capullo. Estos últimos han dado al concepto otra vuelta de tuerca al insinuar que el Joker pueda ser una criatura que, gracias al influjo de la sustancia denominada Dionesium, lleve siglos formando parte de la historia secreta de Gotham.

El hombre que ríe, crónica del primer encuentro entre Batman y el Joker según Ed Brubaker y Doug Mahnke, data de 2005 y mantiene como referente, además de La broma asesina, el Año uno de Miller y Mazzuchelli. Y sin duda demuestra que Brubaker es uno de los grandes autores de Batman... Algo que ratifica Estaré vigilando, la historia corta incluida en el núm. 41 de Batman: Gotham Knights (2003), como perfecto contrapunto.

Felip Tobar

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