Este segundo volumen de Shade: El maestro de la oscuridad concluye la impresionante maxiserie ideada por James Robinson. Por fin descubriremos qué hay detrás de los intentos de asesinato y, además, seguiremos desgranando la vida de este inusual villano hasta que finalmente descubramos su... ¿origen? ¿Desde cuándo los inicios de un personaje se explican en el último número? Ah, esa es la grandeza de Robinson. Desde el primer momento supo que quería narrar la génesis de Shade, pero creía que los lectores debían conocerlo antes, porque la lectura de aquella efeméride varía según nuestro nivel de comprensión del antihéroe. Por eso los tebeos de tiempos pasados tienen una numeración invertida y se van alejando en el tiempo. Tal como dice el mismo Robinson, se necesita leer los 11 números anteriores para disfrutar realmente del origen. Si hubiese escrito la serie de una manera cronológica, el resultado habría sido muy diferente.
Por lo que respecta al nivel gráfico, este volumen repite la grandeza del anterior. Quizás el caso más relevante sea el de Gene Ha. Es un reputado artista que ha ganado cuatro Eisners. Ha trabajado con gente de la talla de Alan Moore y también colaboró con Robinson en 1997 al dibujar... ¡el origen de Shade! En este cuaderno repite la jugada en una historieta que despierta más de una sensación de déjà vu.
Las curiosidades no acaban aquí. La elección de Frazer Irving supuso la modificación de la historia inicial porque Robinson pensó: “¿Y si intentamos imitar a Jack Kirby dibujando dioses egipcios, una mezcla de Galactus y dioses egipcios?”. Por el contrario, la multipremiada Jill Thompson no protagonizó ninguna anécdota como las de sus compañeros, pero su sola presencia convierte este volumen en una compra obligada para cualquier amante del noveno arte.
Enrique Ríos
Artículo originalmente publicado como introducción de Shade: El maestro de la oscuridad núm. 2.
Por lo que respecta al nivel gráfico, este volumen repite la grandeza del anterior. Quizás el caso más relevante sea el de Gene Ha. Es un reputado artista que ha ganado cuatro Eisners. Ha trabajado con gente de la talla de Alan Moore y también colaboró con Robinson en 1997 al dibujar... ¡el origen de Shade! En este cuaderno repite la jugada en una historieta que despierta más de una sensación de déjà vu.
Las curiosidades no acaban aquí. La elección de Frazer Irving supuso la modificación de la historia inicial porque Robinson pensó: “¿Y si intentamos imitar a Jack Kirby dibujando dioses egipcios, una mezcla de Galactus y dioses egipcios?”. Por el contrario, la multipremiada Jill Thompson no protagonizó ninguna anécdota como las de sus compañeros, pero su sola presencia convierte este volumen en una compra obligada para cualquier amante del noveno arte.
Enrique Ríos
Artículo originalmente publicado como introducción de Shade: El maestro de la oscuridad núm. 2.