Aunque el bando de Batman cuente con aliados como Aquaman o el Capitán Átomo, se podría decir a estas alturas de Injustice: Gods among us que Superman tiene todas las de ganar. En parte, esto se debe a que dispone del apoyo de Shazam, un de los héroes más poderosos de DC Entertainment. Este mes cobra especial protagonismo en una historia que, además, cuenta con dibujos del gran Kevin Maguire, una sorpresa que seguro será bien recibida por los fieles de la colección y de los cómics de la casa en general.
Billy Batson, el niño que se transforma en superhéroe adulto gritando la palabra mágica “shazam”, existe desde principios de 1940, cuando lo presentaron Bill Parker y C.C. Beck. Aquel joven huérfano entraba un buen día en un tren que lo conducía a la Roca de la Eternidad, la guarida de un hechicero que le confería poderes asombrosos como la fuerza de Hércules o la velocidad de Mercurio. Sus aventuras, de corte ciertamente ingenuo, se combinaron con una premisa clave: ¿qué niño lector de cómics no ha soñado con tener superpoderes? Tal vez fuera por eso por lo que se convirtió en uno de los personajes más populares y comerciales del momento, el único capaz de hacer sombra a Superman y Batman. Pero en aquella época el Capitán Marvel, pues así se llamaba, no era propiedad de DC sino de otra editorial llamada Fawcett que sufrió las iras de los abogados de la propietaria del Hombre de Acero, que consideraba al héroe del relámpago amarillo un mero plagio de este. Los años de disputa legal y el fin de la moda original de los superhéroes dieron al traste con la popularidad de Shazam, que terminó desapareciendo durante dos décadas.
Su regreso definitivo se produjo durante los años setenta, cuando, ya en manos de DC, se incorporó al mismo universo de ficción que habitaban Superman y compañía. Desde entonces, ha sido un personaje esencial de la casa, miembro de grupos como la Liga de la Justicia o la Sociedad de la Justicia. En solitario, aunque ya no goce de aquella aceptación de antaño, sigue estando presente por medio de miniseries, colecciones regulares o complementos, como ocurre en la actualidad. Y es que, hasta este mismo mes, lo hemos visto número tras número en Liga de la Justicia gracias a Geoff Johns y Gary Frank, que han adaptado al personaje a los gustos contemporáneos y le han quitado definitivamente el nombre de Capitán Marvel. La maniobra ha servido para darle un empuje comercial que, muy probablemente, desembocará en breve en un nuevo título mensual.
En esas aventuras de complemento también ha aparecido Black Adam, el archienemigo de este héroe. Se trata de un hombre que, en tiempos ancestrales, obtuvo los mismos poderes que Shazam del mismo hechicero. Pero en su caso, los utilizó para hacer el mal, con lo cual cayó en desgracia. Inmortal y siempre rencoroso, Adam se ha enfrentado a su sucesor en innumerables ocasiones, así que no podía faltar en este cuaderno. Al fin y al cabo, procede de uno de esos países que Superman, Wonder Woman y compañía pretenden pacificar.
Fran San Rafael
Artículo publicado originalmente en las páginas de Injustice: Gods among us núm. 7.
Billy Batson, el niño que se transforma en superhéroe adulto gritando la palabra mágica “shazam”, existe desde principios de 1940, cuando lo presentaron Bill Parker y C.C. Beck. Aquel joven huérfano entraba un buen día en un tren que lo conducía a la Roca de la Eternidad, la guarida de un hechicero que le confería poderes asombrosos como la fuerza de Hércules o la velocidad de Mercurio. Sus aventuras, de corte ciertamente ingenuo, se combinaron con una premisa clave: ¿qué niño lector de cómics no ha soñado con tener superpoderes? Tal vez fuera por eso por lo que se convirtió en uno de los personajes más populares y comerciales del momento, el único capaz de hacer sombra a Superman y Batman. Pero en aquella época el Capitán Marvel, pues así se llamaba, no era propiedad de DC sino de otra editorial llamada Fawcett que sufrió las iras de los abogados de la propietaria del Hombre de Acero, que consideraba al héroe del relámpago amarillo un mero plagio de este. Los años de disputa legal y el fin de la moda original de los superhéroes dieron al traste con la popularidad de Shazam, que terminó desapareciendo durante dos décadas.
Su regreso definitivo se produjo durante los años setenta, cuando, ya en manos de DC, se incorporó al mismo universo de ficción que habitaban Superman y compañía. Desde entonces, ha sido un personaje esencial de la casa, miembro de grupos como la Liga de la Justicia o la Sociedad de la Justicia. En solitario, aunque ya no goce de aquella aceptación de antaño, sigue estando presente por medio de miniseries, colecciones regulares o complementos, como ocurre en la actualidad. Y es que, hasta este mismo mes, lo hemos visto número tras número en Liga de la Justicia gracias a Geoff Johns y Gary Frank, que han adaptado al personaje a los gustos contemporáneos y le han quitado definitivamente el nombre de Capitán Marvel. La maniobra ha servido para darle un empuje comercial que, muy probablemente, desembocará en breve en un nuevo título mensual.
En esas aventuras de complemento también ha aparecido Black Adam, el archienemigo de este héroe. Se trata de un hombre que, en tiempos ancestrales, obtuvo los mismos poderes que Shazam del mismo hechicero. Pero en su caso, los utilizó para hacer el mal, con lo cual cayó en desgracia. Inmortal y siempre rencoroso, Adam se ha enfrentado a su sucesor en innumerables ocasiones, así que no podía faltar en este cuaderno. Al fin y al cabo, procede de uno de esos países que Superman, Wonder Woman y compañía pretenden pacificar.
Fran San Rafael
Artículo publicado originalmente en las páginas de Injustice: Gods among us núm. 7.