El Universo DC es un mundo ficticio poblado por millares de personajes. Algunos de ellos resultaron ser iconos de la cultura popular de manera casi inmediata. Otros no tuvieron tanta suerte y esperaron años, e incluso décadas, a que los lectores se fijasen en ellos. Shade es un ejemplo perfecto de villano malogrado... ¡que a la larga se ha convertido en todo un fenómeno! Fijaos cuánta paciencia ha tenido nuestro “héroe” que entre su primera aparición y la segunda transcurrieron la friolera de 19 años... Pero no adelantemos acontecimientos. Ahora vamos a hacer un repaso a la historia de este peculiar villano, desde su creación hasta nuestros días.
Shade apareció por primera vez en septiembre de 1942, en el núm. 33 de Flash Comics, de la mano de E.E. Hibbard. Aquella primera historieta no era nada especial. En ella vimos al Flash de la Edad de Oro enfrentándose a una pandilla de matones capitaneada por Shade. No había mucho más que contar. Lo más relevante de aquella primeriza versión del personaje era la forma en la que este utilizaba sus “poderes” de sombra: simplemente absorbía la luz de la zona gracias a un aparato de un tamaño relativamente grande.
Con un origen tan poco espectacular, era lógico que el villano se perdiese en el limbo. Lo extraño fue que su siguiente aparición se produjo en el núm. 123 de The Flash, cuya fecha de portada era septiembre de 1961. ¿Por qué digo que esto era raro? Porque ese ejemplar contenía una clásica historia titulada El Flash de dos mundos en la que se revelaba que los héroes de la Edad de Oro –quienes habían desaparecido tras un relanzamiento del Universo DC que había supuesto su sustitución por las nuevas versiones de la Edad de Plata– seguían con vida, pero en un universo paralelo. Eso supuso la creación del multiverso y dio pie a centenares de aventuras que han quedado indeleblemente grabadas en nuestra memoria. Hasta Crisis en Tierras Infinitas bebía de esta fuente. En definitiva, la reentrada de Shade fue todo un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia del Universo DC.
Cualquiera diría que participar en un cómic tan importante era un motivo de peso para que Shade fuese considerado un villano en toda regla. Pues no fue así. Shade fue recuperado como enemigo del primer Flash, Jay Garrick, y eso supuso que solo apareciese en relatos relacionados con Tierra 2. Lo volvimos a ver en The Flash núm. 151 en 1965. Después tuvimos que esperar a una saga aparecida en Justice League of America núms. 123 y 124... ¡en 1975! A partir de entonces, el señor oscuro tuvo más suerte y colaboró en esa cabecera –y en The Flash– con cadencia casi anual hasta 1981.
El Shade de la Edad de Plata era muy diferente al original. Era un ladrón que podía manipular las sombras con un bastón mágico. En vez de rodearse de matones, se unió a la Sociedad de la Injusticia. En 1985, el Universo DC volvió a rescribirse en la clásica Crisis en Tierras Infinitas. El multiverso desapareció, pues las cinco principales tierras de este se fusionaron en una. Eso supuso que nuestro villano tenía una nueva oportunidad de empezar de cero... pero no la aprovechó. El Shade de la edad moderna regresó en 1987, en las páginas de Infififinity Inc., y después desapareció del mapa. Solo lo vimos en algunos episodios de relleno y en una nueva reescritura de El Flash de dos mundos...
Y así llegamos a 1994. Con 52 años de historia a sus espaldas, pero con contadas apariciones, Shade parecía un caso perdido. Entonces llegó James Robinson con su recreación de Starman y lo convirtió en un personaje de culto. La versión de Robinson es Richard Swift, un caballero nacido a inicios del siglo XIX que consiguió la habilidad
de manipular las sombras –y la inmortalidad– tras una tragedia mística que supuso la muerte de 104 inocentes. Habiendo perdido la memoria en el incidente, el hombre vivió una existencia bastante plena –a pesar de algunos atentados contra su vida–. Finalmente dejó Inglaterra y se convirtió en un aventurero. Mucho más tarde, se estableció en Opal City y se enfrentó a un enano llamado Simon Culp, quien se convirtió en su némesis.
Si os fijáis, en ningún momento he dicho que Shade fuese un villano, porque no lo era. Él no cayó presa del lado oscuro hasta que se fusionó con Simon Culp en la Segunda Guerra Mundial. El nuevo y corrompido Shade pensaba que la moral humana no era aplicable a los inmortales y se dedicó a viajar por todo el mundo amasando una inmensa fortuna. Incluso se unió a la Sociedad de la Injusticia –como su versión anterior– y se enfrentó al primer Flash y a la Sociedad de Justicia de América. Con el tiempo, Culp y Swift se separaron y nuestro protagonista volvió al camino correcto. Se convirtió en un defensor de Opal City y se hizo amigo de Starman.
James Robinson acertó con el tratamiento del personaje al dotarlo de cierta ambigüedad. Era muy difícil saber si nos encontrábamos ante un héroe o un villano. Más que un malvado redimido, Shade parecía una buena persona con ideas políticamente incorrectas. Esa actitud tan particular hizo que el controlador de las sombras fuese uno de los secundarios más aplaudidos de Starman, donde apareció de manera regular hasta la despedida de la cabecera en agosto de 2001. Además, en 1997, el inmortal protagonizó su propia miniserie –evidentemente titulada The Shade– con guiones de Robinson y dibujos de cuatro grandes leyendas del noveno arte: Gene Ha, J. H. Williams III, Bret Blevins y Michael Zulli. Como era de esperar, allí se narró el origen de este villano con todo lujo de detalles. Tras el cierre de Starman, nuestro hombre no se resignó a perderse en el limbo, lo vimos en Martian Manhunter, JSA, Green Arrow, Jóvenes Titanes, Cuenta atrás a Crisis Final, JLA, La noche más oscura, etc.
Con el nuevo relanzamiento del Universo DC, Shade tuvo la oportunidad de volver a brillar con la maxiserie de 12 números cuya primera mitad compone este volumen. No deja de ser curioso que su mayor andadura en solitario haya tardado más de 70 años en hacerse realidad. Y es que en esta ocasión el dicho se cumple: lo bueno se hace esperar.
Enrique Ríos
Artículo publicado originalmente en las páginas de Shade: El maestro de la oscuridad núm. 1 (de 2).
Shade apareció por primera vez en septiembre de 1942, en el núm. 33 de Flash Comics, de la mano de E.E. Hibbard. Aquella primera historieta no era nada especial. En ella vimos al Flash de la Edad de Oro enfrentándose a una pandilla de matones capitaneada por Shade. No había mucho más que contar. Lo más relevante de aquella primeriza versión del personaje era la forma en la que este utilizaba sus “poderes” de sombra: simplemente absorbía la luz de la zona gracias a un aparato de un tamaño relativamente grande.
Con un origen tan poco espectacular, era lógico que el villano se perdiese en el limbo. Lo extraño fue que su siguiente aparición se produjo en el núm. 123 de The Flash, cuya fecha de portada era septiembre de 1961. ¿Por qué digo que esto era raro? Porque ese ejemplar contenía una clásica historia titulada El Flash de dos mundos en la que se revelaba que los héroes de la Edad de Oro –quienes habían desaparecido tras un relanzamiento del Universo DC que había supuesto su sustitución por las nuevas versiones de la Edad de Plata– seguían con vida, pero en un universo paralelo. Eso supuso la creación del multiverso y dio pie a centenares de aventuras que han quedado indeleblemente grabadas en nuestra memoria. Hasta Crisis en Tierras Infinitas bebía de esta fuente. En definitiva, la reentrada de Shade fue todo un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia del Universo DC.
Cualquiera diría que participar en un cómic tan importante era un motivo de peso para que Shade fuese considerado un villano en toda regla. Pues no fue así. Shade fue recuperado como enemigo del primer Flash, Jay Garrick, y eso supuso que solo apareciese en relatos relacionados con Tierra 2. Lo volvimos a ver en The Flash núm. 151 en 1965. Después tuvimos que esperar a una saga aparecida en Justice League of America núms. 123 y 124... ¡en 1975! A partir de entonces, el señor oscuro tuvo más suerte y colaboró en esa cabecera –y en The Flash– con cadencia casi anual hasta 1981.
El Shade de la Edad de Plata era muy diferente al original. Era un ladrón que podía manipular las sombras con un bastón mágico. En vez de rodearse de matones, se unió a la Sociedad de la Injusticia. En 1985, el Universo DC volvió a rescribirse en la clásica Crisis en Tierras Infinitas. El multiverso desapareció, pues las cinco principales tierras de este se fusionaron en una. Eso supuso que nuestro villano tenía una nueva oportunidad de empezar de cero... pero no la aprovechó. El Shade de la edad moderna regresó en 1987, en las páginas de Infififinity Inc., y después desapareció del mapa. Solo lo vimos en algunos episodios de relleno y en una nueva reescritura de El Flash de dos mundos...
Y así llegamos a 1994. Con 52 años de historia a sus espaldas, pero con contadas apariciones, Shade parecía un caso perdido. Entonces llegó James Robinson con su recreación de Starman y lo convirtió en un personaje de culto. La versión de Robinson es Richard Swift, un caballero nacido a inicios del siglo XIX que consiguió la habilidad
de manipular las sombras –y la inmortalidad– tras una tragedia mística que supuso la muerte de 104 inocentes. Habiendo perdido la memoria en el incidente, el hombre vivió una existencia bastante plena –a pesar de algunos atentados contra su vida–. Finalmente dejó Inglaterra y se convirtió en un aventurero. Mucho más tarde, se estableció en Opal City y se enfrentó a un enano llamado Simon Culp, quien se convirtió en su némesis.
Si os fijáis, en ningún momento he dicho que Shade fuese un villano, porque no lo era. Él no cayó presa del lado oscuro hasta que se fusionó con Simon Culp en la Segunda Guerra Mundial. El nuevo y corrompido Shade pensaba que la moral humana no era aplicable a los inmortales y se dedicó a viajar por todo el mundo amasando una inmensa fortuna. Incluso se unió a la Sociedad de la Injusticia –como su versión anterior– y se enfrentó al primer Flash y a la Sociedad de Justicia de América. Con el tiempo, Culp y Swift se separaron y nuestro protagonista volvió al camino correcto. Se convirtió en un defensor de Opal City y se hizo amigo de Starman.
James Robinson acertó con el tratamiento del personaje al dotarlo de cierta ambigüedad. Era muy difícil saber si nos encontrábamos ante un héroe o un villano. Más que un malvado redimido, Shade parecía una buena persona con ideas políticamente incorrectas. Esa actitud tan particular hizo que el controlador de las sombras fuese uno de los secundarios más aplaudidos de Starman, donde apareció de manera regular hasta la despedida de la cabecera en agosto de 2001. Además, en 1997, el inmortal protagonizó su propia miniserie –evidentemente titulada The Shade– con guiones de Robinson y dibujos de cuatro grandes leyendas del noveno arte: Gene Ha, J. H. Williams III, Bret Blevins y Michael Zulli. Como era de esperar, allí se narró el origen de este villano con todo lujo de detalles. Tras el cierre de Starman, nuestro hombre no se resignó a perderse en el limbo, lo vimos en Martian Manhunter, JSA, Green Arrow, Jóvenes Titanes, Cuenta atrás a Crisis Final, JLA, La noche más oscura, etc.
Con el nuevo relanzamiento del Universo DC, Shade tuvo la oportunidad de volver a brillar con la maxiserie de 12 números cuya primera mitad compone este volumen. No deja de ser curioso que su mayor andadura en solitario haya tardado más de 70 años en hacerse realidad. Y es que en esta ocasión el dicho se cumple: lo bueno se hace esperar.
Enrique Ríos
Artículo publicado originalmente en las páginas de Shade: El maestro de la oscuridad núm. 1 (de 2).