Al principio, Vertigo era un batiburrillo de títulos, unidos únicamente por la supervisión de la editora jefe de Vertigo, Karen Berger. Eran para “lectores maduros”, pero nadie sabía exactamente qué significaba eso. Nosotros hacíamos lo nuestro, significara lo que significara eso.
Pero no hacíamos superhéroes. Exceptuando a Animal Man y la Patrulla Condenada, que eran una especie de superhéroes. Y no hacíamos crossovers. Excepto este. Y tampoco lo hicimos exactamente.
Todo empezó en un hotel, donde todos los guionistas y editores de Vertigo estaban en un misterioso retiro rural. A mí me parecía algo inverosímil, como pastorear gatos. No nos reuníamos de forma natural, pero quizás esa podría ser nuestra oportunidad. Alguien, yo no, señaló que si había algo que todos los títulos de Vertigo en cuestión tenían en común era que todos tenían un niño en ellos. (Los cómics para niños o adolescentes no tenían niños, pero los cómics para lectores adultos sí. Figúrate.)
Se tramó. Recuerdo que se tramó mucho.
Sandman estaría representada por Charles Rowland y Edwin Paine, vistos por última vez en el arco argumental de Estación de nieblas, en su primera salida como detectives. La hija de Animal Man, Maxine, representaría a Animal Man. La Patrulla Condenada estaba representada por Dorothy, La Cosa del Pantano, por Tefé, Orquídea Negra, por Suzy, y Tim Hunter, que solo había aparecido en la serie original de Los Libros de la Magia, él solo, en un número especial llamado Arcana. Esa fue la última vez que escribí a Tim Hunter, y disfruté enormemente de ello.
Nunca antes habíamos hecho esto.
Tomé todo mi amor por la ficción para niños, por Robert Browning, por los libros de rimas y juegos infantiles de Iona y Peter Opie, y lo puse todo en la apertura, y esperé a ver qué volvía mientras empezaba a hacer el otro lado del cómic, aquel que cerraría la trama.
Jamie Delano y Alisa Kwitney se involucraron y se quedaron con secciones del cierre, y yo también añadí diálogos a las partes de Alisa.
Recuerdo que el problema principal era que las partes del argumento que se asignaron a los otros cómics no estaban en esos cómics cuando se hicieron. Echando la vista atrás, no me sorprende:
Nadie les dijo a los guionistas de Vertigo qué hacer, los editores que supervisaban las cosas nunca habían hecho un crossover y, la verdad, pastorear gatos es más fácil que convencer a guionistas para que tomen parte en un crossover una vez termina el retiro rural.
Alisa, Jamie y yo nos encontramos apretujando cantidades ingentes de argumento en la parte final del cómic. Había empezado bien (o al menos eso pensaba yo), luego se fragmentó y, entonces, se cerró.
Pasó el tiempo. Nunca tuvo sentido recopilar La cruzada de los niños en un solo tomo. Los capítulos del medio pertenecían demasiado a sus propias historias, pero había un principio y un final.
Shelly Bond, la editora extraordinaria, estuvo meditando durante años sobre el problema: fue ella quien sugirió traer a Toby Litt y a Peter Gross para crear toda una nueva parte central, para ayudar a construir algo que pudiera tener forma de tomo y para ayudar a facilitar el final, donde se empezaban a notar los estragos de tener que encajar más argumento y diálogos de los que habíamos planeado originalmente.
Que lo hayan hecho sin que se note es un alivio y una delicia. Que ahora puedas leer La cruzada de los niños de principio a fin y sacar una historia de ella me hace sorprendentemente feliz.
Releer ahora La cruzada de los niños es como ver un eslabón perdido. Aunque demuestra que Vertigo, hace tantos años, no era un lugar para un crossover, también contiene algunos de mis momentos de cómic favoritos. (Le pregunté a Alisa Kwitney –que coescribió mucho de la segunda mitad de La cruzada de los niños– si quería que señalara algo y me dijo que sí, que debería contarle a la gente que, en la página doble con las sirenas y la magia, le indicó al dibujante Peter Snejbjerg que dibujara a un jovencísimo Neil Gaiman leyendo un libro, ajeno a todas las maravillas a su alrededor.)
Y te lo cuento aquí, encantado, porque si alguna vez supe que estuve leyendo en el País Libre, ya lo he olvidado.
Bienvenido a un cómic que llega un poco tarde.
Bienvenido a Flaxdown. Bienvenido al País Libre.
Neil Gaiman
Artículo publicado en las páginas de El País Libre: Un relato de la cruzada de los niños ¡Ya a la venta!
Pero no hacíamos superhéroes. Exceptuando a Animal Man y la Patrulla Condenada, que eran una especie de superhéroes. Y no hacíamos crossovers. Excepto este. Y tampoco lo hicimos exactamente.
Todo empezó en un hotel, donde todos los guionistas y editores de Vertigo estaban en un misterioso retiro rural. A mí me parecía algo inverosímil, como pastorear gatos. No nos reuníamos de forma natural, pero quizás esa podría ser nuestra oportunidad. Alguien, yo no, señaló que si había algo que todos los títulos de Vertigo en cuestión tenían en común era que todos tenían un niño en ellos. (Los cómics para niños o adolescentes no tenían niños, pero los cómics para lectores adultos sí. Figúrate.)
Se tramó. Recuerdo que se tramó mucho.
Sandman estaría representada por Charles Rowland y Edwin Paine, vistos por última vez en el arco argumental de Estación de nieblas, en su primera salida como detectives. La hija de Animal Man, Maxine, representaría a Animal Man. La Patrulla Condenada estaba representada por Dorothy, La Cosa del Pantano, por Tefé, Orquídea Negra, por Suzy, y Tim Hunter, que solo había aparecido en la serie original de Los Libros de la Magia, él solo, en un número especial llamado Arcana. Esa fue la última vez que escribí a Tim Hunter, y disfruté enormemente de ello.
Nunca antes habíamos hecho esto.
Tomé todo mi amor por la ficción para niños, por Robert Browning, por los libros de rimas y juegos infantiles de Iona y Peter Opie, y lo puse todo en la apertura, y esperé a ver qué volvía mientras empezaba a hacer el otro lado del cómic, aquel que cerraría la trama.
Jamie Delano y Alisa Kwitney se involucraron y se quedaron con secciones del cierre, y yo también añadí diálogos a las partes de Alisa.
Recuerdo que el problema principal era que las partes del argumento que se asignaron a los otros cómics no estaban en esos cómics cuando se hicieron. Echando la vista atrás, no me sorprende:
Nadie les dijo a los guionistas de Vertigo qué hacer, los editores que supervisaban las cosas nunca habían hecho un crossover y, la verdad, pastorear gatos es más fácil que convencer a guionistas para que tomen parte en un crossover una vez termina el retiro rural.
Alisa, Jamie y yo nos encontramos apretujando cantidades ingentes de argumento en la parte final del cómic. Había empezado bien (o al menos eso pensaba yo), luego se fragmentó y, entonces, se cerró.
Pasó el tiempo. Nunca tuvo sentido recopilar La cruzada de los niños en un solo tomo. Los capítulos del medio pertenecían demasiado a sus propias historias, pero había un principio y un final.
Shelly Bond, la editora extraordinaria, estuvo meditando durante años sobre el problema: fue ella quien sugirió traer a Toby Litt y a Peter Gross para crear toda una nueva parte central, para ayudar a construir algo que pudiera tener forma de tomo y para ayudar a facilitar el final, donde se empezaban a notar los estragos de tener que encajar más argumento y diálogos de los que habíamos planeado originalmente.
Que lo hayan hecho sin que se note es un alivio y una delicia. Que ahora puedas leer La cruzada de los niños de principio a fin y sacar una historia de ella me hace sorprendentemente feliz.
Releer ahora La cruzada de los niños es como ver un eslabón perdido. Aunque demuestra que Vertigo, hace tantos años, no era un lugar para un crossover, también contiene algunos de mis momentos de cómic favoritos. (Le pregunté a Alisa Kwitney –que coescribió mucho de la segunda mitad de La cruzada de los niños– si quería que señalara algo y me dijo que sí, que debería contarle a la gente que, en la página doble con las sirenas y la magia, le indicó al dibujante Peter Snejbjerg que dibujara a un jovencísimo Neil Gaiman leyendo un libro, ajeno a todas las maravillas a su alrededor.)
Y te lo cuento aquí, encantado, porque si alguna vez supe que estuve leyendo en el País Libre, ya lo he olvidado.
Bienvenido a un cómic que llega un poco tarde.
Bienvenido a Flaxdown. Bienvenido al País Libre.
Neil Gaiman
Artículo publicado en las páginas de El País Libre: Un relato de la cruzada de los niños ¡Ya a la venta!