La Liga de la Justicia de América vive uno de los momentos más delicados de su breve historia en este cuaderno en el que el grupo ataca la base de la sociedad secreta en busca da Catwoman, que no terminó demasiado bien en la anterior entrega de la serie.
Pero esta aventura escrita por Geoff Johns y dibujada por Brett Booth no es más que el prólogo de una saga que podremos leer durante los próximos dos meses tanto en esta serie como en su “hermana”, Liga de la Justicia. Será en el número 21 de esta última donde empiece una trama que se ha estado preparando durante meses y que incluso podríamos decir que se remonta a los albores del Nuevo Universo DC.
No obstante, centrémonos por el momento en los hechos actuales y en ese nuevo aliado reclutado por Amanda Waller y Steve Trevor. Se llama Arthur Light y es un científico que colabora habitualmente con ARGUS, pero seguro que los lectores más veteranos detectaron el mes pasado que no se trata de un personaje creado para la ocasión. En efecto, es el mismo que, en anteriores continuidades, hacía el mal con el nombre de Dr. Luz, un enemigo recurrente de la primera JLA y también de diversas encarnaciones de los Jóvenes Titanes.
Su primera aparición se remonta a Justice League of America núm. 12, cómic realizado por los habituales Gardner Fox y Mike Sekowsky que vio la luz en 1962. Haciendo honor a su nombre, el villano exhibía superpoderes lumínicos gracias a la tecnología de un traje que, como se sabría a posteriori, había robado a Jacob Finlay, un científico de Laboratorios S.T.A.R. al que, además, había matado sin querer. Su predecesor había utilizado aquellas habilidades para el bien, pero él decidió aprovechar la ocasión para enriquecerse y cometer todo tipo de delitos. Tras un primer enfrentamiento con la JLA en el que, por supuesto, fue derrotado, el Dr. Luz regresó con cierta asiduidad aunque su primera época de gloria tardaría casi dos décadas en llegar.
Esto sucedió a principios de los años ochenta, cuando Marv Wolfman y George Pérez lo convirtieron en uno de los miembros más carismáticos de los Cinco Temibles, un grupo de malhechores que hacía la vida imposible regularmente a los Nuevos Titanes. Caracterizado poco menos que como un villano de segunda con aires de grandeza, Arthur Light terminó encasillado como una mera molestia, condición que resultaba paradójica si tenemos en cuenta que era bastante poderoso. De hecho, en ocasiones palidecía al lado de sus compañeros de grupo, y la solera que ya tenía como personaje se diluyó y tardaría mucho tiempo en volver, ya que el éxito de Nuevos Titanes convirtió en canon la personalidad que exhibió en aquella memorable época.
Ya en los años noventa, John Ostrander y Kim Yale le dieron una mayor profundidad en la serie Suicide Squad. Como en el caso del actual Escuadrón Suicida, se trataba de villanos reclutados por Waller para formar parte de un grupo que realizaba misiones encubiertas de las que podían salir con vida o no a cambio de una reducción de condena. Pero Light no estaba en la cárcel sino que se ofreció voluntario. No en vano, pretendía superar los remordimientos que sentía por haber matado a Finlay al principio de su carrera, algo a lo que contribuía el hecho de verse acosado por el fantasma de su predecesor. Pero aquella evolución no fue más que el principio de una extraña época en la que murió, resucitó e incluso poseyó el cuerpo de Kimiyo Hoshi, la superheroína conocida como Dra. Luz que había sido aliada y miembro ocasional de la Liga de la Justicia Internacional.
La segunda época de gloria del personaje, por así decirlo, llegó en 2004 gracias a la miniserie Crisis de identidad de Brad Meltzer y Rags Morales. En aquel punto decisivo, el Dr. Luz dejó de ser un bufón al que ningún héroe tomaba en serio para transformarse en la amenaza letal que habría sido siempre... si la Liga de la Justicia no le hubiera lavado el cerebro. Y es que, según establecieron los autores a modo retroactivo, el villano se había infiltrado en su día en el cuartel general del grupo para violar a Sue Dibny, la esposa del Hombre Elástico. Furiosos, los miembros del grupo lo atraparon y, tras una reñida votación, decidieron que Zatanna lo lobotomizara mágicamente para que ya no volviera a suponer ningún peligro serio. Los acontecimientos de la miniserie le devolvieron los recuerdos y la personalidad original con la que intentó vengarse de aquellos que lo habían ridiculizado y de sus pupilos, que por aquel entonces conformaban la alineación de los Jóvenes Titanes.
Comenzó así una época de fechorías en solitario o como miembro de la Sociedad Secreta de Supervillanos que tocó a su fin en otra serie limitada, Crisis Final: Apocalipsis, obra de Greg Rucka y Philip Tan. En ella, el Espectro surgido de Crisis Infinita decidía castigar a Light por sus pecados y, tras atraparlo en plena orgía, lo quemaba vivo convirtiéndolo en una especie de vela humana. Que una fuente de luz fuera su condena definitiva no dejaba de ser irónico, un rasgo tradicional del Espectro que se ha mantenido a lo largo de varias décadas de vida editorial de este peculiar superhéroe apodado “la Ira de Dios” debido a su origen bíblico. Y claro, estando muerto Light, no es de extrañar que engrosara las filas de los Black Lanterns en La noche más oscura.
Al contrario que otros difuntos ilustres, el Dr. Luz no resucitó de forma definitiva una vez concluido el popular evento de Geoff Johns e Ivan Reis, y pasó a un cómodo olvido del que no había salido hasta ahora. De hecho, no hizo acto de presencia en el nUDC hasta el mes pasado, cuando adoptó un papel capital en el rescate de Catwoman. Lo que Light no sospechaba era que iba a tener aún más protagonismo en la actual aventura de la JLA, ni tampoco que tendría una participación decisiva en la inminente y ya mencionada La guerra de la Trinidad. Y seguro que no querréis perderos los próximos números de Liga de la Justicia y Liga de la Justicia de América para saber en qué consiste ese papel, ¿verdad?
Fran San Rafael
Artículo originalmente publicado en las páginas de Liga de la Justicia de América núm. 5.
Pero esta aventura escrita por Geoff Johns y dibujada por Brett Booth no es más que el prólogo de una saga que podremos leer durante los próximos dos meses tanto en esta serie como en su “hermana”, Liga de la Justicia. Será en el número 21 de esta última donde empiece una trama que se ha estado preparando durante meses y que incluso podríamos decir que se remonta a los albores del Nuevo Universo DC.
No obstante, centrémonos por el momento en los hechos actuales y en ese nuevo aliado reclutado por Amanda Waller y Steve Trevor. Se llama Arthur Light y es un científico que colabora habitualmente con ARGUS, pero seguro que los lectores más veteranos detectaron el mes pasado que no se trata de un personaje creado para la ocasión. En efecto, es el mismo que, en anteriores continuidades, hacía el mal con el nombre de Dr. Luz, un enemigo recurrente de la primera JLA y también de diversas encarnaciones de los Jóvenes Titanes.
Su primera aparición se remonta a Justice League of America núm. 12, cómic realizado por los habituales Gardner Fox y Mike Sekowsky que vio la luz en 1962. Haciendo honor a su nombre, el villano exhibía superpoderes lumínicos gracias a la tecnología de un traje que, como se sabría a posteriori, había robado a Jacob Finlay, un científico de Laboratorios S.T.A.R. al que, además, había matado sin querer. Su predecesor había utilizado aquellas habilidades para el bien, pero él decidió aprovechar la ocasión para enriquecerse y cometer todo tipo de delitos. Tras un primer enfrentamiento con la JLA en el que, por supuesto, fue derrotado, el Dr. Luz regresó con cierta asiduidad aunque su primera época de gloria tardaría casi dos décadas en llegar.
Esto sucedió a principios de los años ochenta, cuando Marv Wolfman y George Pérez lo convirtieron en uno de los miembros más carismáticos de los Cinco Temibles, un grupo de malhechores que hacía la vida imposible regularmente a los Nuevos Titanes. Caracterizado poco menos que como un villano de segunda con aires de grandeza, Arthur Light terminó encasillado como una mera molestia, condición que resultaba paradójica si tenemos en cuenta que era bastante poderoso. De hecho, en ocasiones palidecía al lado de sus compañeros de grupo, y la solera que ya tenía como personaje se diluyó y tardaría mucho tiempo en volver, ya que el éxito de Nuevos Titanes convirtió en canon la personalidad que exhibió en aquella memorable época.
Ya en los años noventa, John Ostrander y Kim Yale le dieron una mayor profundidad en la serie Suicide Squad. Como en el caso del actual Escuadrón Suicida, se trataba de villanos reclutados por Waller para formar parte de un grupo que realizaba misiones encubiertas de las que podían salir con vida o no a cambio de una reducción de condena. Pero Light no estaba en la cárcel sino que se ofreció voluntario. No en vano, pretendía superar los remordimientos que sentía por haber matado a Finlay al principio de su carrera, algo a lo que contribuía el hecho de verse acosado por el fantasma de su predecesor. Pero aquella evolución no fue más que el principio de una extraña época en la que murió, resucitó e incluso poseyó el cuerpo de Kimiyo Hoshi, la superheroína conocida como Dra. Luz que había sido aliada y miembro ocasional de la Liga de la Justicia Internacional.
La segunda época de gloria del personaje, por así decirlo, llegó en 2004 gracias a la miniserie Crisis de identidad de Brad Meltzer y Rags Morales. En aquel punto decisivo, el Dr. Luz dejó de ser un bufón al que ningún héroe tomaba en serio para transformarse en la amenaza letal que habría sido siempre... si la Liga de la Justicia no le hubiera lavado el cerebro. Y es que, según establecieron los autores a modo retroactivo, el villano se había infiltrado en su día en el cuartel general del grupo para violar a Sue Dibny, la esposa del Hombre Elástico. Furiosos, los miembros del grupo lo atraparon y, tras una reñida votación, decidieron que Zatanna lo lobotomizara mágicamente para que ya no volviera a suponer ningún peligro serio. Los acontecimientos de la miniserie le devolvieron los recuerdos y la personalidad original con la que intentó vengarse de aquellos que lo habían ridiculizado y de sus pupilos, que por aquel entonces conformaban la alineación de los Jóvenes Titanes.
Comenzó así una época de fechorías en solitario o como miembro de la Sociedad Secreta de Supervillanos que tocó a su fin en otra serie limitada, Crisis Final: Apocalipsis, obra de Greg Rucka y Philip Tan. En ella, el Espectro surgido de Crisis Infinita decidía castigar a Light por sus pecados y, tras atraparlo en plena orgía, lo quemaba vivo convirtiéndolo en una especie de vela humana. Que una fuente de luz fuera su condena definitiva no dejaba de ser irónico, un rasgo tradicional del Espectro que se ha mantenido a lo largo de varias décadas de vida editorial de este peculiar superhéroe apodado “la Ira de Dios” debido a su origen bíblico. Y claro, estando muerto Light, no es de extrañar que engrosara las filas de los Black Lanterns en La noche más oscura.
Al contrario que otros difuntos ilustres, el Dr. Luz no resucitó de forma definitiva una vez concluido el popular evento de Geoff Johns e Ivan Reis, y pasó a un cómodo olvido del que no había salido hasta ahora. De hecho, no hizo acto de presencia en el nUDC hasta el mes pasado, cuando adoptó un papel capital en el rescate de Catwoman. Lo que Light no sospechaba era que iba a tener aún más protagonismo en la actual aventura de la JLA, ni tampoco que tendría una participación decisiva en la inminente y ya mencionada La guerra de la Trinidad. Y seguro que no querréis perderos los próximos números de Liga de la Justicia y Liga de la Justicia de América para saber en qué consiste ese papel, ¿verdad?
Fran San Rafael
Artículo originalmente publicado en las páginas de Liga de la Justicia de América núm. 5.