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El juego de los premios

Este ejemplar de Flinch es especialmente relevante porque una de las historias aquí incluidas, la escrita por Joe R. Lansdale y dibujada por Bruce Timm, ganó un galardón de la Asociación de Escritores de Horror Bram Stroker en el 2001, justo en el mismo número con el que Phil Hale fue nominado a los premios Eisner como mejor portadista de aquel año. No es ninguna sorpresa que una serie Vertigo opte por –y/o gane– uno de estos galardones, porque si algo caracteriza a esta línea editorial es su capacidad para conquistar el favor del público y de la crítica, algo que queda ampliamente demostrado a través de la publicación de reseñas que alaban sus series y mediante la recolección de premios. Sea como sea, si analizamos con detenimiento a los autores que han participado en las historietas del segundo volumen de Flinch, nos daremos cuenta de una cosa: casi todos ellos son personalidades muy importantes en el mundo del tebeo, con una impresionante carrera a sus espaldas. Algunos siguen en el candelero e incluso han mejorado su currículum con una envidiable sucesión de éxitos. Otros no han tenido tanta suerte y han visto cómo se desvanecía la llama de la fama, si bien estaban en lo más alto cuando estos cómics se publicaron. Sea cual sea el caso con el que nos encontremos, siempre nos puede asaltar una duda: ¿cuál destaca por encima de todos? ¿Bill Willingham por haber revolucionado la fantasía con la excepcional Fábulas? ¿Bruce Timm por poner patas arriba la animación televisiva con su participación en Batman: La serie animada? ¿O Phil Jiménez, cuyas ilustraciones aclaman todos su seguidores? Es casi imposible encontrar una respuesta para la primera pregunta porque los méritos de estos genios no son comparables. Tanto Fábulas como Batman: La serie animada son extremadamente importantes en sus respectivas parcelas del mundo del entretenimiento, pero no podríamos valorar de una manera objetiva cuál lo es más. Por lo tanto, siempre podemos salirnos por la tangente y jugar al juego de los premios o, lo que es lo mismo, buscar entre todos los artistas de este número de Flinch hasta que encontremos al más galardonado de todos. ¿Os apetece una partida?

Si nos atenemos solo a guionistas y dibujantes y, además, seguimos la numeración norteamericana, nos encontramos con que en el número 7 de Flinch hay varios candidatos para incorporarse al podio del juego de los premios. Uno de ellos es Jim Woodring, quien, a pesar de no ser muy conocido por los seguidores de Vertigo, es toda una eminencia en todo el mundo, sobre todo por su obra antropomórfica Frank. Ha ganado dos Harvey, tres Artist Trust, un Inkpot, un United States Artists y un The Stranger. Además, también fue nominado a cuatro Eisner y dos Ignatz. ¡Impresionante! Su principal contrincante es Bill Willingham. Todos conocemos a este escritor por ser el creador de Fábulas y nadie discute su importancia, incluso más allá de los tebeos. ¿Existirían las series de televisión Érase una vez o Grimm si a Willingham no se le
hubiese ocurrido traer los personajes de los cuentos a la realidad? Posiblemente no. Sin embargo, a la hora de luchar por premios, Willingham nos lo pone difícil. Es tan modesto que no los especifica en ningún lado. En cualquier caso, Fábulas ha ganado 16 Eisner, siete de los cuales corresponden total o parcialmente a la labor del guionista. Comparados con los ocho galardones de Woodring, Willingham pierde por muy poco. Esta ha sido una competición agridulce.

En el número 8 volvemos a encontrarnos con gente deslumbrante. Por ejemplo, Greg Rucka se ha hecho un nombre por sus obras de misterio y sus cómics de superhéroes. Gracias a ello ha ganado cuatro Eisner, dos Harvey y un GLAAD. Se queda a poco de Woodring, pero podría haberlo superado porque entre una cosa y otra ha obtenido 18 nominaciones que no desembocaron en nada. Sus compañeros de cuaderno son excepcionales, pero ninguno llega a este nivel de excelencia, y lo mismo se puede decir de los invitados del número 9 de Flinch. De todos ellos, el más galardonado es Sean Phillips, con dos premios en su haber –un Eisner y un Spike TV– y dos nominaciones. Curiosamente, Steven T. Seagle cosecha casi tantas nominaciones como Rucka, pero casi nunca consigue llegar más allá. Es una lástima, porque el trabajo de este guionista en la línea Vertigo es casi perfecto. Sandman Mystery Theatre, por ejemplo, es una revisión de un personaje clásico de DC Comics cuya ambientación de los años cuarenta hace que el lector se sienta transportado en el tiempo.

En el núm. 10 destaca, sobre todo, Brian Azzarello, con dos Harvey y cuatro Eisner. Desgraciadamente sigue el ejemplo desinformativo de Willingham y es posible que haya conseguido más galardones y no lo sepamos. Es lógico, le gusta mantener el misterio. Finalmente, en el núm. 11 deberíamos resaltar a Joe R. Lansdale, quien posee ocho Bram Stoker. Eso lo colocaría en un empate técnico con Jim Woodring, pero Lansdale hace trampas. Principalmente es un escritor de libros, y seis de esos premios pertenecen a novelas. ¿Deberíamos descontarlos?

Llegados a este punto, el ganador no está muy claro, pero aún queda una última participante, Jill Thompson, la famosa ilustradora de la historia extraída de The Unexpected y que, por cierto, está casada con Azzarello. Ella tampoco es muy partidaria de actualizar su listado de premios, pero ha ganado un Lulu of the Year y nueve Eisner, por lo que es nuestra ganadora indiscutible.

En definitiva, hacer un recuento de galardones sirve como excusa para repasar rápidamente las biografías de algunos de los autores de Flinch y para confirmar su importancia en el mundo del cómic. En realidad, no importa quién es el más laureado. Lo realmente importante es que leer este volumen de Flinch sea tan divertido como lo ha sido para estos artistas escribirlo y dibujarlo.

Enrique Ríos