Hubo un época en la que, aunque parezca increíble, Superman protagonizaba aún más series que en la actualidad. De hecho, incluso Lois Lane contaba con su propia colección mensual, que recibía el descriptivo título de Superman's Girlfriend Lois Lane.
En el número 13, publicado a finales de 1959, debutó Sam, el padre de la protagonista, un granjero que vivía de la cría de caballos, de la mano del guionista Robert Bernstein y el dibujante Kurt Schaffenberger. Aquella primera aparición no fue más que una anécdota si tenemos en cuenta la importancia que tendría en las aventuras del Hombre de Acero varias décadas después.
La semilla de esa relevancia la plantaron Marv Wolfman y Jerry Ordway en 1987 cuando lo renovaron y lo convirtieron en general del ejército de Estados Unidos durante su estancia en Adventures of Superman, colección que en principio fue paralela a las historias que contiene Grandes autores de Superman: John Byrne. Mucho más protagonismo adquirió con la llegada del nuevo milenio. Para empezar, se convirtió en ministro de Defensa del gabinete de Lex Luthor, con lo cual destacó en la saga Nuestros mundos en guerra (2001). No obstante, sería en fechas más recientes cuando adquiriera el estatus de archienemigo de Superman y, por extensión, de todos sus aliados y parientes.
Y es que, en 2008, la saga Nuevo Krypton trajo a la Tierra a los 100.000 kryptonianos que, hasta entonces, habían estado en posesión de Brainiac dentro de la ciudad embotellada de Kandor. Por supuesto, no se podía esperar que todos fueran tan benévolos como Kal-El o su prima Kara, de ahí que se pusiera en marcha la parte más fea del Proyecto 7734, una operación secreta del ejército que pretendía proteger nuestro planeta de toda amenaza alienígena. Una vez los visitantes se marcharon a su propio mundo, Nuevo Krypton, el general no se quedó satisfecho del todo y orquestó la destrucción del nuevo planeta. Además, tuvo la osadía de manipular a Lucy, su otra hija, para infiltrarla tras las filas enemigas con el apodo de Superwoman.
El Nuevo Universo DC mantuvo la condición de general y conspirador de Sam Lane. No olvidemos que fue él quien contrató como asesor a Lex Luthor para raptar al Hombre de Acero al principio de la serie Superman, durante la etapa de Grant Morrison y Rags Morales. Ambos intentaron estudiar a un hombre que escapó sin demasiadas dificultades, lo cual le ganó el rencor de este militar para siempre. Es curioso que Luthor y él sean, hasta la fecha, los principales villanos de la colección Superman: El Hombre de Acero. De hecho, en este cuaderno, el megalómano más famoso de Metropolis cede casi todo el protagonismo a Lane, que demuestra hasta qué punto lo tiene todo previsto. No en vano, en esta ocasión, cuenta con una base repleta de juguetes útiles y con todo un campeón extraterrestre capaz de contrarrestar a su odiado Superman. Seguro que en las próximas entregas, tendremos más tensión entre ambos de la mano de los habituales Scott Snyder y Jim Lee.
Fran San Rafael
Artículo originalmente publicado en las páginas de Superman: El Hombre de Acero núm. 3.
En el número 13, publicado a finales de 1959, debutó Sam, el padre de la protagonista, un granjero que vivía de la cría de caballos, de la mano del guionista Robert Bernstein y el dibujante Kurt Schaffenberger. Aquella primera aparición no fue más que una anécdota si tenemos en cuenta la importancia que tendría en las aventuras del Hombre de Acero varias décadas después.
La semilla de esa relevancia la plantaron Marv Wolfman y Jerry Ordway en 1987 cuando lo renovaron y lo convirtieron en general del ejército de Estados Unidos durante su estancia en Adventures of Superman, colección que en principio fue paralela a las historias que contiene Grandes autores de Superman: John Byrne. Mucho más protagonismo adquirió con la llegada del nuevo milenio. Para empezar, se convirtió en ministro de Defensa del gabinete de Lex Luthor, con lo cual destacó en la saga Nuestros mundos en guerra (2001). No obstante, sería en fechas más recientes cuando adquiriera el estatus de archienemigo de Superman y, por extensión, de todos sus aliados y parientes.
Y es que, en 2008, la saga Nuevo Krypton trajo a la Tierra a los 100.000 kryptonianos que, hasta entonces, habían estado en posesión de Brainiac dentro de la ciudad embotellada de Kandor. Por supuesto, no se podía esperar que todos fueran tan benévolos como Kal-El o su prima Kara, de ahí que se pusiera en marcha la parte más fea del Proyecto 7734, una operación secreta del ejército que pretendía proteger nuestro planeta de toda amenaza alienígena. Una vez los visitantes se marcharon a su propio mundo, Nuevo Krypton, el general no se quedó satisfecho del todo y orquestó la destrucción del nuevo planeta. Además, tuvo la osadía de manipular a Lucy, su otra hija, para infiltrarla tras las filas enemigas con el apodo de Superwoman.
El Nuevo Universo DC mantuvo la condición de general y conspirador de Sam Lane. No olvidemos que fue él quien contrató como asesor a Lex Luthor para raptar al Hombre de Acero al principio de la serie Superman, durante la etapa de Grant Morrison y Rags Morales. Ambos intentaron estudiar a un hombre que escapó sin demasiadas dificultades, lo cual le ganó el rencor de este militar para siempre. Es curioso que Luthor y él sean, hasta la fecha, los principales villanos de la colección Superman: El Hombre de Acero. De hecho, en este cuaderno, el megalómano más famoso de Metropolis cede casi todo el protagonismo a Lane, que demuestra hasta qué punto lo tiene todo previsto. No en vano, en esta ocasión, cuenta con una base repleta de juguetes útiles y con todo un campeón extraterrestre capaz de contrarrestar a su odiado Superman. Seguro que en las próximas entregas, tendremos más tensión entre ambos de la mano de los habituales Scott Snyder y Jim Lee.
Fran San Rafael
Artículo originalmente publicado en las páginas de Superman: El Hombre de Acero núm. 3.