Eccediciones

El eco del silencio

Por si los episodios de la mítica Batman: La serie de animación no fueran aval suficiente, los tomos precedentes de Batman: Detective refrendan la meritoria capacidad de Paul Dini para aprovechar al máximo cada página de historias autoconclusivas en las que, dando validez al aforismo shakespeariano según el cual “la brevedad es el alma del ingenio”, nada sobra y nada falta. Algo inusual, en tiempos en que el decompressive storytelling imperante en el cómic americano incita a los guionistas a estructurar la trama de cada cómic pensando en su futura recopilación en tomos. En palabras del autor, “me gusta escribir historias en forma de one-shot, porque es divertido construir estos pequeños misterios para posteriormente sumergir a Batman en ellos”.

Sin duda, idear casos que estuvieran a la altura del llamado Mejor Detective del Mundo era todo un desafío; pero consciente de que el lector medio estaba más acostumbrado a tramas de naturaleza seriada, decidió aprovechar las últimas entregas de su etapa como guionista regular de Detective Comics para relatar una saga extensa inevitablemente relacionada con el contexto editorial de la época... y más en concreto, con los planes que su colega Grant Morrison tenía en mente para el Cruzado de la Capa. En aquella época, el guionista escocés se hallaba inmerso en la planificación de uno de los capítulos clave de su puzle integrador y referencial, la saga Batman R.I.P; así que, consciente de la acuciante necesidad de allanar el terreno para coordinar todas las series relacionadas con el Caballero Oscuro, Dini comenzó a ejecutar su parte del plan, destinado a la recuperación de un personaje de indudable potencial hasta entonces desaprovechado: Silencio. Creado en el año 2002 por Jeph Loeb y Jim Lee, este antagonista irrumpió con fuerza en la exitosa saga homónima que ambos autores idearon durante su periplo como equipo creativo de Batman (núms. 608-619). Dicha historia se estructuraba en torno a una gran conspiración urdida por un misterioso individuo profusamente vendado que, en colaboración con el Acertijo, logró movilizar a buena parte de la galería de amigos y enemigos del Cruzado de la Capa.

Seducidos por el juego de las adivinanzas propuesto por Loeb y Lee, los lectores convirtieron esta historia en un best seller, desatando de paso todo tipo de teorías sobre la verdadera identidad de Silencio, que finalmente resultó ser Thomas Elliot: por obra y gracia de la retrocontinuidad, amigo de la infancia de Bruce Wayne criado en el seno de una familia que hizo de la etapa inicial de su vida un auténtico infierno. Decidido a poner fin a semejante situación, Elliot saboteó el automóvil de sus padres; pero la rauda y certera intervención del Dr. Thomas Wayne logró salvar la vida de su madre, razón por la cual, privado de la libertad deseada, juró odio eterno a la familia Wayne.

Tras la conclusión de Silencio, y descartada una secuela del aclamado arco argumental, el personaje hizo acto de presencia en la serie regular Gotham Knights, sin que los autores a cargo de la cabecera lograran ir más allá del arquetipo esbozado por sus creadores. Parecía, pues, condenado a desempeñar un papel de comparsa dentro de la superpoblada galería de villanos de Batman... Hasta que Paul Dini fijó su atención en él y emprendió un proceso de restauración que describe del siguiente modo: “Intenté construir algo sobre las pistas e indicios que Jeph Loeb y Jim Lee sembraron en Silencio, para a partir de ahí tomar otra dirección. Silencio es un tipo que tiene una fijación con Bruce Wayne. ¿De dónde procede ese sentimiento? ¿Por qué alguien gravitaría en torno a otra persona de semejante modo?”. Así, el guionista afinó el oído para transformar los ecos del pasado de este personaje —un tanto desdibujados— en un bagaje personal creíble que le confiriera una mayor profundidad, razonando la admiración, el odio y los celos que sentía por al álter ego del Hombre Murciélago. Porque tal vez “nunca le permitieron ser quien realmente era, de modo que decidió convertirse en una versión más oscura del propio Bruce, para así poder destruir todo lo que había construido”.

Con el arco argumental El corazón de Silencio y la coda que representan Reconstitución y Juguete para gatos, Dini y Dustin Nguyen desvelaron el cruel e intrincado plan de venganza de Tommy Elliot, que desde un punto de vista tanto literal como figurado, atacó a nuestro héroe a través de los corazones de sus seres queridos. Secundarios que, recogiendo lo sembrado por los autores en tomos precedentes, alcanzaron la fase decisiva de su particular proceso de evolución justo a tiempo para encarar la recta final de una etapa para el recuerdo.

David Fernández

Artículo publicado originalmente como introducción de Batman: Detective núm. 4.